La ‘España vaciada’ ya ha llegado a las ciudades medianas
Un estudio ha analizado los movimientos de población joven en el país entre 2013 y 2017. Las capitales de provincia del interior y el norte del país pierden aún más población que el medio rural. Madrid y Catalunya son los principales destinos
ctxt 19/07/2019
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La despoblación ya no es un fenómeno rural. Decenas de miles de jóvenes abandonan las zonas urbanas del interior y del norte de la península en búsqueda de oportunidades laborales y educativas. La España vaciada, eso sí, sigue con su tendencia imparable, con el país entrando en barrena si de lo que se habla es de desequilibrio territorial. Solo en Castilla y León, 4 de cada 10 jóvenes con estudios terciarios reside en otra comunidad autónoma. Mientras, el 29% de los universitarios de entre 25 y 39 años que hay en Madrid ha nacido en otra región.
Estas son algunas de las conclusiones y datos de un estudio recientemente publicado por el Centre d'Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona. La investigación ha analizado regionalmente el desplazamiento de cerca de 776.000 jóvenes entre los años 2012 y 2017. Ocho de cada diez, apunta el documento, lo hicieron dentro de las fronteras nacionales.
Y una grandísima parte de ellos, además, tuvieron como punto de partida o destino un solo lugar: la Comunidad de Madrid. Cerca de 48.500 personas de entre 25 y 39 años llegaron o abandonaron la región cada año durante este periodo, aunque con un flujo anual claramente positivo de más de 10.000 jóvenes, el más elevado de todo el país. En segundo lugar aparece Catalunya, a mucha distancia, como un saldo neto migratorio de 3.211 personas.
Según el estudio, el desequilibrio territorial entre estas regiones y el resto de territorios es tan palpable que hasta el 35% de los jóvenes que emigraron hacia Madrid entre 2012 y 2017 lo hicieron desde dos de las comunidades que más sufren la despoblación: Castilla la Mancha y Castilla y León.
Precisamente, ha sido también en estas regiones tradicionalmente emisoras donde la migración de jóvenes ha comenzado a tomar un carácter eminentemente urbano, hasta el punto de que son las capitales de provincia los municipios que más personas de entre 25 y 39 años pierden, por encima de otros ámbitos urbanos de menor tamaño o del medio rural.
De esta forma, en el quinquenio 2012-2017, Castilla y León registró en sus capitales de provincia un saldo negativo de migración joven del 13,4%, frente al descenso del 9,63% que se experimentó en las zonas rurales. Otras comunidades en las que se repitió este patrón fueron Castilla-La Mancha, Asturias, Cantabria, Andalucía y Galicia. Es decir, fundamentalmente en el interior y norte del país.
En el lado contrario, la ciudad Madrid de experimentó un crecimiento medio migratorio anual del 16%, una tasa positiva que se repitió en las capitales de provincia de Catalunya y en todos los ámbitos, incluido el rural, de las Islas Baleares, muy potenciadas por el turismo de larga duración.
Estas tremendas brechas territoriales en los flujos de población se ven aumentadas, según el estudio, por el nivel de cualificación de los jóvenes que deciden abandonar o llegar a un territorio. De nuevo, la fórmula se repite a nivel regional: solo Madrid y Catalunya, junto con Murcia, reciben migrantes jóvenes con mayor nivel educativo que los que abandonan sus territorios.
Por su parte, Castilla y León, Galicia, Asturias, Navarra, Castilla-La Mancha, Cantabria y la Comunidad Valenciana son las comunidades con más dificultades para compensar estos movimientos de población: entre el 45% y el 55% de los jóvenes que se marcharon entre 2012 y 2017 de estas regiones tenían estudios universitarios, frente al 30%-35% de los que decidieron permanecer en ellas.