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La 'boina' de contaminación sobre la ciudad de Madrid.
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Horizontes verdes, objetivos de desarrollo o incluso cumbres internacionales por el clima. De sobra conocidos, los planes y estrategias de lucha contra la contaminación y el cambio climático llevan años inundando las agendas estatales y de organismos internacionales. Casi tanto tiempo tienen, también, las críticas contra estas directrices, que en algunos casos no dejan de ser más que un manual de buenas intenciones: bien por su carácter no vinculante, como el Acuerdo de París, bien por lo insuficiente de las propuestas.
En esta última línea, la de la crítica a los límites y objetivos medioambientales, se mueve un reciente informe publicado por el instituto de estudios sobre salud ISGlobal, donde se asegura que los nuevos casos de asma infantil que se detectan cada año en Europa se podrían reducir hasta en un tercio si se usaran criterios más estrictos que los que establece la Organización Mundial de la Salud. Esto, apunta el estudio, sería especialmente eficaz si de los que hablamos es de la polución provocada por las partículas en suspensión (PM2,5).
Para llegar a esta conclusión, la investigación ha examinado la carga que tienen estos y otros contaminantes sobre el asma infantil en 18 países europeos –incluido España–, donde hay una población infantil de cerca de 63 millones de personas de entre 1 y 14 años.
Los resultados ha sido evaluados contemplando dos escenarios: por un lado, teniendo en cuenta los estándares sobre polución que especifica la OMS. Por otro, usando como referencia los niveles recomendados por otros estudios –43 en total– que hacen estimaciones más estrictas.
En el primer caso, el estudio descubrió que si se cumplieran los estándares del organismo de la ONU sobre partículas en suspensión (PM2,5), cada año se podrían evitar cerca de 66.000 casos de asma infantil –un 11% del total– en los países examinados. Sin embargo, si lo que se usan son los límites sobre dióxido de nitrógeno, los limites marcados por la OMS se muestran mucho menos eficientes: los casos de asma infantil apenas se reducirían en un 0,4%.
En el segundo escenario, usando los estándares de otros estudios –es decir, tomando como referencia los niveles más bajos de contaminación del aire detectados en otra investigaciones–, el descenso de los efectos de la polución sobre la salud de los menores se mostró mucho más evidente. De esta forma, cumplir los ratios más bajos sobre partículas suspendidas (PM2,5) podría prevenir en casi 200.000 los casos de asma entre los menores –un tercio del total–. El número de afecciones que podrían ser evitadas cada año si se alcanzasen los niveles más bajos de dióxido de nitrógeno sería de 135.000 (23%) y de 89.000 (15%) si se trata de carbono negro.
Esta investigación de ISGlobal aparece en las mismas fechas de otras malas noticias para el medioambiente global: durante las últimas semanas varios países de Europa, como Reino Unido y Alemania, han alcanzado las temperaturas más altas de su historia desde que existen registros. También, muy recientemente, la ONU ha advertido sobre el impacto que los hábitos alimenticios de muchos países tienen sobre los ecosistemas y el medioambiente. Según el grupo de expertos por el clima de la organización, solo el derroche de alimentos es responsable de cerca del 10% de los gases de efecto invernadero que provoca la especie humana.
Esta no es, tampoco, la primera investigación de este instituto relacionada con los efectos que producen la polución y la contaminación sobre la salud y el bienestar de la población. En 2017, un estudio en el que participó la entidad señalaba que la exposición a contaminantes ambientales provoca cerca de 21.000 muertes al año en nuestro país, de las cuales alrededor de 15.000 son atribuibles a la contaminación atmosférica.