El Decamerón XVI
Jornada decimosexta. Covid-libertad contra Covid-marrón
El debate sobre un mayor confinamiento es un debate entre vida y otros derechos. ¿Para qué quieres vida sin derechos? ¿Para qué quieres derechos sin vida? No es un debate, es EL debate. Y debe realizarse entre ciencia, humanismo y derecho
Guilem Martínez Madrid , 28/03/2020
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1- Hoy es el paso de ecuador del confinamiento. O no. Igual dura toda la vida. Lo que confirmaría que Kim Il Sung no sólo era, en efecto, Presidente Eterno y Sol de la Revolución, sino también el Mesías. Yo, por si las flys, he empezado a repasar el pensamiento juche, que lo tenía oxidado. Lo combino con mis prácticas deportivas disciplinadas y rigurosas. Un pueblo disciplinado y feliz es, en fin, lo que alegra a nuestro Amado Líder. Y, en general, a todos los líderes. Hoy, snowboard free style. La verdad, lo bordo. Por lo demás, prosigue la gangrena de la soledad. Verbigracia: hoy he acabado recitando a un geranio el soneto ‘Amor constante más allá de la muerte’, de Quevedo. Sin duda el mejor soneto jamás imaginado y, luego, jamás escrito en castellano. Tráiler: un señor con gafas renuncia a la inmortalidad de su alma para, tras la muerte, ser sólo cenizas, pero vivir el placer y sentido de la memoria, eterna e infinita, de su amor hacia una mujer que, en lo que es el único error del poema, se llama Lisi, y no Kim Jong-Il, hijo del Presidente Eterno y Sol, y Líder Eterno, Faro y Polla en Rama y en Vinagreta de la Revolución. La Muerte –va viniendo al piso; considerada, en cada visita trae un detallito; que si un Cardhu, que si un Marlboro, que si un ejemplar del The Pionyang Post– ha organizado, para animarme, un fiestorro-celebración del paso de ecuador del confinamiento. En plan The Love Boat. Pero con fiambres. Entre ellos, Quevedo. Y Lisi. Ambos, gafotas, ven menos que un gato de escayola. En un momento del party la Muerte, una cachonda, les ha escondido las gafas. Pero, a pesar de la gente y de la música alta, siempre se encontraban, se fundían en un abrazo y derramaban en su expresión una sustancia constante y más allá de la muerte. Momento en el que se me humedecían los ojos.
2- Les comunicaba el jueves la poca sensibilidad en el Congreso hacia la conculcación de derechos en esa crisis, salvo en Sánchez y PNV. Ese dato habla de la cultura democrática esp. Tan escasa y breve como la cultura sanitaria local, parece. Pues bien, hoy la Ser ha filtrado un legajo, que parece ser un proyecto gubernamental para aumentar las restricciones en el biotopo más restrictivo de Europa –el endurecimiento en Italia del aislamiento parece ser más poroso–. La cosa consiste en un cierre masivo de actividades, que quedarían reducidas a 51 –o a 4.555.000, que siempre es difícil acotar la interrelación entre sectores. En principio, la economía se limitaría al primer sector, textiles, farmacéutica/química/cacharros sanitarios. Y, claro, transportes. Y claro, cierta logística. Y claro, FF.SS. y FF.AA., pues un aumento de aislamiento, ya masivo, a mega-masivo-norcoreano, es un paso pequeño para un astronauta, pero un paso grande para la Humanidad. En ese sentido, el artículo 12 del proyecto de decreto fija la inquietud ante lo inquietante. A saber: “Las disposiciones incluidas en esta orden permanecerán vigentes durante la vigencia del estado de alarma, incluyendo” –aquí, agárrense– “sus eventuales prórrogas, así como el caso de que, posteriormente a dicho estado de alarma, se declarasen los estados de excepción y de sitio”.
3- Quien reclamaba mayor confinamiento, reclamaba eso, me temo. Y no creo que lo supiera. Lo que tiene guasa. Bueno, las derechas, sí. Algunas izquierdas lo reclamaban en defensa de la vida. Algunas derechas –Vox, JxC; el PP va entrando con cautela en esa dimensión desconocida– lo reclamaban en defensa de otras fantasías –la frontera, la defensa de que el virus viene de otro territorio, impío, o la pretensión e improvisación de un programa sanitario donde no lo hay, donde no hay siquiera la posibilidad de coordinar algo razonable–. Los científicos son, en todo caso, los que deben establecer actuaciones. Y los científicos –siempre a través del método científico, y de la experiencia– han cambiado en general de opinión muchas veces también. Los principales epidemiólogos esp, en ese sentido, despreciaron el riesgo de esta epidemia en sus inicios. En Cat, además, se está produciendo algo peligroso, un indicio de lo que puede ocurrir en Esp. Científicos –prestigiosos, por otra parte–, emitiendo política, a través de manifiestos y declaraciones, esas cosas acientíficas, y que parecen pretender defender un Gobierno frente a otro. La cosa se argumenta con ruido. Es decir, una presencia de bots en Redes como nunca se habían visto. Más, incluso, que en 2017.
4- Este Estado dispone de Igualada, laboratorio de la Humanidad, el territorio con mayor aislamiento y confinamiento de Europa. En el que ya no hay estado de alarma, sino otra cosa. Por ejemplo, no está permitida la entrada, free style, de la prensa. La cosa Igualada se está traduciendo en una mortandad superior a la lombarda, desesperación y descoordinación absoluta. La administración gestora –la Gene– está sobrepasada. En lo que es un sello internacional de todo ello, ya hay un hospital de Médicos sin Fronteras –tienen otros dispuestos, alguno en MAD–. El Govern exige como medida y solución –ya lo habrán adivinado– una mayor confinación, que ya deberá ser introspección, porque no se puede más. Igualada, en fin, no es un buque insignia. Es una metáfora de lo que está pasando donde el Covid-19 pone un pie. Caos, dolor y política. Mayor y con mayor mortandad en la zona más aislada del Estado. La única contrapartida a todo ello, claro, está siendo el voluntariado, sanitarios que van a pelo. A pelo, ampliación: cerca de 10.000 sanitarios –una originalidad europea– están infectados en Esp.
5- El debate es, en fin, aumentar el Estado, ese obeso mórbido. Sobre el Estado: cuando aparece en la Torah, lo hace en el libro de Samuel. En un fragmento que volvía loco a Tolstoi, el pueblo israelita pedía a Samuel un rey. Samuel se hace el loco hasta que no puede más, y les explica el Estado: “Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará a vuestros hijos y los pondrá en sus carros y en su gente a caballo, para que corran delante de su carro”. Describe más marrones y finaliza con un “y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido”. Pero no se come una rosca. “El pueblo no quiso oír la voz de Samuel”. Y se lió.
6- Sean creyentes o no –yo sólo creo en Lisi y Quevedo–, crean a Samuel. El debate, no obstante, no es con Samuel. Es entre Estado y Covid-19. Libertades o vida. Dos objetos muy saludables y que viven –como Lisi y Quevedo postmortem– en comunión constante.
7- El debate sobre una mayor confinación es un debate entre vida y otros derechos. ¿Para qué quieres vida sin derechos? ¿Para qué quieres derechos sin vida? No es un debate, es EL debate. Y debe realizarse entre ciencia, humanismo y derecho. En una región no política. En una región de la autoridad sanitaria. Ese debate, que debe hacerse con neutralidad, afectará a lo que viene –tal vez aislamiento de zonas concretas/Igualadas, aumento de la confinación, aumento alarmante del estado de alarma hacia otros estados de ánimo del Estado–, pero, sinceramente, no hay pruebas de que exista ni el ánimo tranquilo, ni el lugar. El Estado debería informar sobre ello. Es decir, sobre ese caos. Algo que no acostumbra a hacer el Estado, ese orden.
8- La serenidad necesaria para el debate requiere cierto orden. Y el orden, en una crisis, lo ponen las FF.AA. Y las Fuerzas de Seguridad, o todo lo contrario, la transparencia.
9- Sobre el pack milicos/policías. Es un pack multifunción. Hace de todo. Desde desinfectar hasta instalar hospitales militares –información al respecto: la Gene y sus bots, que hasta hoy evitaban hospitales militares, hoy los buscan–. Pero, y esto es importante, también hacen funciones comunicativas –en las ruedas de prensa de Sanidad; eso debería cesar–, y de orden. No están capacitados para ello. Parar a un ciudadano, pedirle la documentación y hacer el paripé para el que han sido formados supera el estado de alarma. Hay otros datos inquietantes: está aumentando la extroversión de las FF.SS. ante personas que salen de casa. Glups. Más aún cuando la poli, en el trance de tocar una cara, es jaleada por la vecindad desde los balcones. Desde BCN –piticlín-piticlín–, una amiga me informa de un nuevo deporte. Gritar desde el balcón a quien va por la calle –por ejemplo, a trabajar o comprar–, y llamar a la poli. Es decir, denunciar a ciudadanos. Si la confinación es un combate ético para no saturar las UCIs, estas puntas de chusmería, delación y fuerza bruta son su contrario. Sí, esta crisis será un antes y un después, da miedo que todo esto tenga que ver con el después.
10- Sobre la transparencia. Es la batalla democrática en esto. Se puede y se debe mentir en una guerra. No existen sin mentira, de hecho. Pero no en una epidemia. Y se está haciendo. En todo el mundo y desde el momento cero. A partir de estadísticas poco fiables. Las estadísticas chinas son menos fiables que el vino de la casa en un restaurante chino. De hecho, en todo el mundo sólo hay tres estadísticas razonables. Islandia, un crucero atracado en Japón, y Vo, un pueblo italiano / al pie de las montañas. En Alemania hay tan pocos muertos que se empieza a sospechar que la definición de vivo alemana es la que fluye en La noche de los muertos vivientes, ‘the movie’. De Italia llegan mensajes de sanitarios que dicen que, simplemente, se miente. Un sanitario esp me explica que la mentira local reposa en cuatro factores. Los datos los recogen los hospitales –Primer Factor–, los agrupa la autonomía –Segundo Factor–, y los recopila el Estado –Tercer Factor–. A esos factores se les suma el Cuarto Factor: “El caos. No se da abasto”. La mentira, y esa es la buena noticia, no siempre es inhumana/china, sino humana. Responde a que los médicos van de culo, y entre hacer excels o curar, no lo dudan. Javier Sampedro, un crack del periodismo científico, hablaba ayer en El País de este pitote de datos inexactos. Sinopsis: la letalidad es del 7%, cuando debería ser de menos de 2% o, incluso del 1%. Este décalage orienta hacia un fallo en las estadísticas. Vamos, que debe de haber muchísimos más infectados, que informan de una mortalidad menor. Yupi. Sampedro remite a Antonio Durán, catedrático de la Universidad de Sevilla por el tercio matemáticas, que está haciendo proyecciones estadísticas fiables. Lo fiable desdramatiza. El drama que dibuja es que las proyecciones ya realizadas, que informaban de una punta de fallecidos de entre 1.500-8.000, ya pasaron. Ahora, propone, estamos en 14.000-19.800, si la punta es el 29-M, o de 26.500-51.000, si es el 1-A.
11- Sin datos estadísticos reales, no obstante, no se puede prever la punta, el cambio en la curva. Ni su magnitud. Es decir, no sin los contagiados asintomáticos y latentes. El marrón. Son necesarios test. Y no los hay. En el mundo. El Gobierno recibió un lote que tenía menos sensibilidad que un cantautor de Vox. En lo que es un nuevo símbolo del mundo para el día en el que salgamos del aislamiento –pálidos, sin depilar y con el 90% de las rubias, morenas–, el Gobierno inicia este finde un corredor aéreo con China. En eso me llama –piticlín-piticlín– Casandra, aquella especialista en sanidad que ha colaborado con OMS, UE, Estado y autonomías, que cada noche se viste del niño de ET para sacar la basura, y que tiene los labios tan grandes/italianos que nunca podrá decir la palabra Pamplona. Me habla de los tests. De su ausencia. Evitando la palabra Pamplona.
12- Me explica la ausencia de tests y, en general, de materiales. “China ha acaparado el 90% del material, y vende sólo el 10%”. Es decir, me habla de especulación. Universal. “Después de que la OMS decidiera globalizar los tests, sobre todo los PCR, menos rápidos, pero más fiables, Alemania empezó la producción. El laboratorio se forró, vendiéndolos a 160 euros la unidad. Valen sobre 20 euros. Ese es el precio al que los vende una empresa zaragozana, por ejemplo. Los vende en Esp, no lo exporta. Pero, claro, es poco”. Me explica la ausencia de material en Esp. Fruto de la falta de previsión pero, en ella, también de cosas humanas. Incluso buenas. “Cuando los epidemiólogos, todos, dijeron que tranquis, que esto sería una gripe, las farmacéuticas donaron materiales a los países afectados. Un porrón de EPIs. Y, claro, tests”. Me habla de la solución a esta carencia planetaria –salvo en China–. Ni la OMS, ni la ONU, ni la UE han activado liberaciones de patentes. “Y hay mecanismos para ello”. Sin esa medida, “el problema del desabastecimiento es la puja internacional por los materiales. Cuando empiece a pujar USA, que ya ha empezado, esto se lía. No se debería permitir. La solución al problema debe ser global y gratuita, o de precio irrisorio”. Y eso sucederá también, todo apunta a ello, con la vacuna, si no se regala al mundo, como Fleming regaló la penicilina. Casandra me habla de un mundo sin vacuna, o con vacuna mal repartida: “La inmunidad requiere la mortalidad del 10% de una sociedad”.
13- Hoy, Yolanda Díaz/Trabajo, un lujo en esta crisis en el pack autoridad política, que no sanitaria, ha anunciado la prohibición de los despidos. Son derechos, pero también puede ser preparación, previsión social, para un aumento del confinamiento. A la italiana. Gasto al que el Norte de la UE no está dispuesto. La UE, esa cosa que nació para el acero y el carbón, no puede intercambiar ni acero ni carbón. Un informe italiano plantea esta crisis en estos términos: caída del PIB italiano hasta el 11,5%. Una juerga.
14- Le tiro la caña a Lisi. Sí, está muerta pero, créanme, en peores garitos he hecho guardia. Quevedo, que es como esos ciegos de pelis chinas que te tiran la daga de espaldas, me arroja una botella al cráneo. En el punto exacto. Quevedo sería un gran ministro de cultura en Corea del Norte. Incluso un gran epidemiólogo. Era, snif, mi último Cardhu.
1- Hoy es el paso de ecuador del confinamiento. O no. Igual dura toda la vida. Lo que confirmaría que Kim Il Sung no sólo era, en efecto, Presidente Eterno y Sol de la Revolución, sino también el Mesías. Yo, por si las flys, he empezado a repasar el pensamiento juche, que lo...
Autor >
Guilem Martínez
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