RENOVACIÓN FUNDACIONAL
10 principios de la economía fundamental a aplicar tras la pandemia
Decálogo para empezar de nuevo y producir bienes y servicios esenciales para el bienestar tales como la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria, cuidados y energía
Colectivo para la Economía Fundacional 6/05/2020
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“Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis”, afirmaba Jean Monnet en sus Memorias en 1976. El tsunami de la Covid-19 ha hecho tambalearse todo: la globalización tal y como la entendíamos hasta ahora; las fronteras; el peso y las relaciones geopolíticas de China, Estados Unidos y Europa; las previsiones económicas para los años venideros; la cifra de desempleados en todo el mundo; los sistemas sanitarios y sociales para soportar el golpe… Todo está tocado y la sensación de vulnerabilidad es absoluta. Parece claro, la economía y el sistema vigente no funcionan: el enfermo es el sistema.
Ante el vértigo del día después, el Colectivo para la Economía Fundacional, un grupo de académicos multidisciplinar e internacional –en su mayoría, europeos–, ha lanzado un decálogo para empezar de nuevo y producir bienes y servicios esenciales para el bienestar tales como la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria y cuidados y la energía. Parte de dos premisas: son bienes y servicios necesarios para la vida cotidiana y toda la ciudadanía los debe poder consumir a diario, independientemente de su nivel de ingresos.
Bajo el título, ¿Qué viene después de la pandemia? Diez puntos para la renovación fundacional, estas son sus propuestas a asumir después de la pandemia. Responsabilidad podría ser la palabra más común.
1. La salud debe ser entendida como una responsabilidad colectiva en la que los profesionales del sector asuman el liderazgo. Los académicos defienden que la pandemia ha dejado importantes lagunas en los sistemas de atención de la salud, en los cuales se dejó de invertir hace décadas. Según ellos, hace falta invertir en medicina preventiva, apostar por la atención de base comunitaria y pensar en términos de bienestar de las personas, no solo en las necesidades biomédicas. Señalan también que la salud pública debe prestar más atención a asuntos como la dieta, la calidad del aire y los problemas de salud mental, que deben abordarse de una forma integral. Una de las cosas positivas de esta crisis es redescubrir el papel de la salud pública en la lucha contra las enfermedades.
2. Vivienda y energía como prioridades fundamentales, tras atender la salud como un derecho humano, es necesario entrar a reformar y repensar las políticas de vivienda y energía para así también abordar la crisis ambiental que vivimos. Los gobiernos, junto con entidades sin ánimo de lucro y los propios inquilinos y propietarios, deben asumir la responsabilidad de ofertar viviendas sociales dignas, de calidad, no contaminantes (descarbonizadas) y asequibles (acorde al poder adquisitivo de la población). Hacerlo es factible con inversión y regulación. La ciudad de Berlín sería un ejemplo a seguir. El coletivo firmante aboga también porque el suministro de energía en toda Europa sea pública y comunitaria, y toman como modelo el sistema alemán Energiewende, verde y controlado por la comunidad.
El coletivo firmante aboga también porque el suministro de energía en toda Europa sea pública y comunitaria, y toman como modelo el sistema alemán Energiewende
3. Modelo alimentario sostenible y de cercanía. Según los expertos, hace falta reformar el funcionamiento de la industria alimentaria para controlar a las cuatro o cinco grandes cadenas de supermercados y apoyar el suministro de alimentos sostenibles y al por menor. “El modelo de negocio de los supermercados es insostenible y frágil. Se basa en la captación de los beneficios de los proveedores mediante la amenaza perpetua del cambio de proveedor”, reza el documento, que asume que esas grandes superficies siguen siendo necesarias. Esas grandes superficies serían, según ellos, un candidato perfecto para que operasen a cambio de ciertas licencias sociales (ver punto 4).
4. Leyes que impongan obligaciones sociales y medioambientales. Los proveedores de los servicios fundacionales –con o sin ánimo de lucro– deben aportar a esa nueva economía circular en la que todos reciben (su apuesta se puede traducir en la abolición la empleos y contratos basura o una fiscalidad responsable). El resto de corporaciones también deben entrar en este tipo de tributos sociales, muy especialmente cuando son beneficiarias de rescates, contratos oficiales o formación estatal. Parten de un modelo Quid pro quo (una cosa por otra) para proteger al consumidor y ciudadano. Se pediría así, por ejemplo, responsabilidad a los grandes supermercados en cuanto a lo salubre o no de la dieta de los ciudadanos. Igualmente, se les mediría en cuanto a su política y uso de plásticos.
5. Reforma fiscal para aumentar la capacidad impositiva de los gobiernos. Los gastos que supondrá la crisis de la Covid-19 bajo las actuales prestaciones de los gobiernos es inasumible de no subir los impuestos a las rentas más altas, especialmente a las reformas que habrá que acometer en salud y vivienda.
6. Eliminar intermediarios en los fondos de pensiones y aseguradoras para que ese monto vaya directamente a la creación de infraestructuras. La economía fundacional ofrece oportunidades de inversión estables, a largo plazo con un interés del 5%. Ese capital, que no sería gratuito, se destinaría a la construcción de infraestructuras como residencias de ancianos o redes locales de energía. Quienes firman el estudio recuerdan que esta medida no es nueva y que las empresas que invirtieron en los ferrocarriles del siglo XIX obtuvieron esos beneficios, muy lejos de los porcentajes de dos dígitos del capitalismo. Defienden que los modelos empresariales actuales sólo funcionan a expensas del abuso de terceras partes.
7. Acortar las largas y frágiles cadenas de suministro de los productos básicos fundamentales reconociendo la inutilidad de la autarquía local. “Es ridículo estar importando equipos de protección personal esenciales para los médicos desde China. Lo sensato sería contar con cadenas más cortas, regionales y no tan transaccionales, con proveedores cuya producción no se elige exclusivamente porque el precio sea mejor”, argumentan. En cuanto a los equipos más sofisticados, afirman a que la solución tiene que ser euroregional, con un pequeño número de proveedores de la UE que acepten abastecer el mercado interno sin especulación ni preferencia en el mercado nacional. En algo esencial, como la alimentación, recuerdan también que hay margen para aumentar la producción local.
La política que funciona es la local y las disposiciones fundacionales se basan en los territorios, de ahí que cada ciudad, pueblo o zona rural deba elaborar un plan de transición de vida
8. Descentralización de políticas apoyadas desde la ciudadanía. La política que funciona es la local y las disposiciones fundacionales se basan en los territorios, de ahí que cada ciudad, pueblo o zona rural deba elaborar un plan de transición de vida y trabajo propio, dentro de los marcos de los Estados nacionales y de la Unión Europea. Pero esas disposiciones deben dictarse a partir las aportaciones de los ciudadanos. En ese sentido, las asambleas, jurados populares y distintas formas de expresión colectiva se constituyen como herramientas esenciales para articular el funcionamiento y demandas del sistema, basado en una democracia representativa. Desde esa forma de gestión local se atiende también la emergencia climática, con cambios en la forma de vivir y trabajar, porque la vivienda, el transporte y la industria alimentaria representan más de la mitad de las emisiones y se requiere de la participación local para conciliar habitabilidad y sostenibilidad.
9. Reconstrucción de la capacidad técnica y administrativa en todos los niveles del gobierno. El pensamiento fundacional teme un Estado donde los departamentos gubernamentales combinen la retórica de las estrategias con la incapacidad de administrar de una forma efectiva y eficiente. Los académicos señalan además los graves problemas que sufren los gobiernos locales dados los recortes presupuestarios, la privatización y la subcontratación de muchas actividades. “Sin capacidad técnica y administrativa, el gobierno no puede desempeñar un papel principal en el desarrollo de programas de inversión y en el control de los servicios fundacionales, por lo que se desperdicia el dinero de los contribuyentes”, afirman.
10. Asunción de la responsabilidad sobre los sistemas fallidos de terceros países. Una vez pase la pandemia, es necesario que los países europeos acepten que deben aportar en los inadecuados sistemas fundacionales de regiones como el Oriente Medio y África septentrional. Deben emprender, apuntan, un programa tipo Marshall. No obstante, dejan claro que esa actuación ha de ser muy distinta a las intervenciones militares que se han dado en países como Libia y Siria o el neocolonialismo francés en el África subsahariana. Según los estudiosos, la inestabilidad económica y política de esas dos zonas producen cada vez más migrantes económicos y refugiados. Los muros, dicen, son inútiles. Asumir esa responsabilidad incrementa el gasto de cualquier programa fundacional, pero resulta más inteligente a largo plazo.
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Traducción de Lula Gómez.
El colectivo está integrado por:
Davide Arcidiacono, Department of Sociology, Università Cattolica Sacro Cuore di Milano.
Filippo Barbera, Department of Cultures, Politics & Society, Affiliate, Collegio Carlo Alberto, University of Turin
David Bassens, Cosmopolis – Centre for Urban Research, Department of Geography, Free University Brussels
Lavinia Bifulco, Department of Sociology and Social Research, University of Milano-Bicocca
Andrew Bowman, Centre of African Studies, University of Edinburgh
Massimo Bricocoli, Department of Architecture and Urban Studies, Politecnico de Milano
John Buchanan, University of Sydney Business School
Sandro Busso, Department of Cultures, Politics and Society, University of Torino
Luca Calafati, PhD student in Urban Studies at University of Milano- Bicocca
Davide Caselli, PhD student in Department of Cultures, Politics and Society, University of Torino
Marta de la Cuesta. Uned.
Joselle Dagnes, Department of Cultures, Politics and Society, University of Torino
Sarah de Boeck, Cosmopolis – Centre for Urban Research, Department of Geography, Free University Vrije Universiteit Brussels
Joe Earle, independent researcher and CEO of Economy
“Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis”, afirmaba Jean Monnet en sus Memorias en 1976. El tsunami de la Covid-19 ha hecho tambalearse todo: la globalización tal y como la entendíamos hasta ahora; las fronteras; el peso y las relaciones...
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