Balompié s.a.
28 “desastrosos” años de sociedades anónimas en el fútbol
El proyecto puesto en marcha para meter en cintura económica a los clubes ha fracasado. La deuda de los club se ha multiplicado por 18 y los aficionados han perdido derechos
Ricardo Uribarri 10/07/2020
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Se publicitó como la solución para acabar con los problemas económicos que a finales de los ochenta y principios de los noventa tenían los clubes de fútbol y que el anterior plan de saneamiento no había podido corregir. La idea, del Gobierno de Felipe González y aprobada por las Cortes Generales, fue convertir a los clubes profesionales en sociedades anónimas deportivas (SAD) con el fin de establecer un modelo de responsabilidad jurídica y económica. 28 años después de su puesta en marcha, el 1 de julio de 1992, el balance que realizan numerosos aficionados es negativo. No solo por no cumplir con ese objetivo principal, sino por los efectos negativos extras que ha generado.
Una de las justificaciones dadas por los responsables políticos de la época para poner en marcha este proyecto, articulado en la Ley del Deporte de octubre de 1990, era que los clubes presentaban en aquel momento una deuda acumulada global de 172 millones de euros. Acabar con ese endeudamiento y evitar que esa situación se repitiera fue el argumento principal para llevar a cabo aquel importante cambio jurídico. Sin embargo, viendo las actuales cuentas de los clubes, no parece que se haya logrado el resultado deseado. Más bien se puede decir que ha resultado un fracaso: al final de la pasada temporada, la deuda neta de los clubes de primera división alcanzaba los 3.094 millones de euros, según el portal digital de información económica del deporte Palco23. Es decir, se ha multiplicado por 18. Esos números pueden verse agravados por las dificultades económicas que van a sufrir las entidades deportivas a causa de la pandemia de covid-19.
La Ley del Deporte pretendía que, al convertirse en sociedades anónimas, los clubes tuvieran más fuentes de financiación
Una realidad que provoca la indignación de muchos seguidores que nunca estuvieron de acuerdo con la medida. El portavoz del colectivo Replicantes1903, que agrupa a hinchas del Atlético de Madrid, Luismi, cree que “el saldo visto con la perspectiva del tiempo se puede definir como desastroso. No solo no ha conseguido el fin principal que se proponía, sino que la situación se ha agravado. En un principio, esto fue una solución meramente económica para intentar meter en cintura a los clubes y saldar la deuda de 172 millones de euros, pero lo que vemos casi tres décadas después es que esa cifra se ha multiplicado exponencialmente y que los seguidores, además de sufrir la expropiación de sus equipos, se han visto perjudicados en numerosos aspectos, perdiendo una serie de derechos que son irrecuperables. Se nos dijo en su día que los clubes iban a estar en manos de grandes gestores, empresarios y demás, que iban a regular el caos que provocaron la deuda económica. Pero no ha sucedido nada de eso, sino todo lo contrario”.
La Ley del Deporte pretendía que, al convertirse en sociedades anónimas, los clubes tuvieran más fuentes de financiación y, por lo tanto, una mayor capacidad económica. Una de las opciones que daba para ello era su posible cotización en bolsa. Sin embargo, y al contrario de lo que ocurre en otros países, en España ninguna SAD ha aprovechado esa oportunidad. Luismi tiene claro que uno de los motivos es evitar “tener que someterse al control más rígido que establecerían sobre las cuentas organismos como la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Esto entronca con que la mayoría de las sociedades anónimas deportivas no dejan meter una auditoría externa. En el Atlético de Madrid, por ejemplo, hace falta tener un cinco por ciento del capital social para pedirla. Quizá si las cuentas fueran analizadas por un auditor externo tendrían un resultado distinto al que dicen ellos. Es cierto que LaLiga ejerce un control económico sobre los clubes, pero no dejan de ser dos órganos privados con intereses comunes. No deja de ser curioso que en países tan dispares como Turquía, Holanda, Dinamarca o Italia hay equipos que cotizan en bolsa, pero en España ni uno”.
La llegada de las sociedades anónimas al fútbol español se hizo con una peculiaridad. Hubo 36 clubes a los que se obligó a transformarse en SAD, pero se permitió que cuatro de ellos, Real Madrid, Barcelona, Athletic y Osasuna, siguieran siendo clubes deportivos con la justificación de que tenían patrimonio neto positivo en las cinco últimas temporadas. Esto ha significado que, dentro de la misma competición, haya habido equipos con distintas obligaciones fiscales, ya que los cuatro clubes que no son SAD disfrutaron hasta 2016 de un gravamen específico sobre sus rendimientos inferior, un 25%, al aplicable al de las sociedades anónimas, un 30% (que era del 35 % hasta 2006 y del 32,5 % en 2007). Hace cuatro años, la Comisión Europea declaró que España había establecido ayudas ilegales al permitir privilegios fiscales, estableciendo una multa para estos equipos de cinco millones de euros para cada uno. El Barcelona recurrió ante el Tribunal General que falló a su favor, declarando que no constituían una ayuda de Estado ilegal. Sin embargo, la Comisión Europea presentó un recurso de casación ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que celebró la vista sobre el caso hace unos días, estando el asunto pendiente del fallo.
El portavoz de Replicantes1903 afirma que “estos equipos se han beneficiado de esta situación a nivel económico, lo que les ha permitido también tener una ventaja deportiva (Real Madrid y Barcelona han ganado 23 de las últimas 28 Ligas). Además, en aquel momento el único que realmente tenía beneficios era Osasuna. Los otros tres también tenían deuda, pero se les metió porque alguien dijo que su solvencia era superior al resto. Mi opinión personal es que fue una cuestión puramente política. Creo que la única vía para reparar esta decisión viciada de España tiene que venir de Europa”. Años después, sin embargo, a un club saneado y con una gestión modélica, como el Eibar, la legislación vigente le obligó a hacer un esfuerzo titánico para conseguir ampliar su capital en 1,7 millones de euros cuando subió a primera, bajo la amenaza de descenso a segunda B si no lo conseguía.
La implantación de las sociedades anónimas en el mundo del fútbol no ha impedido tampoco que los problemas económicos derivaran en situaciones tan complicadas que provocaran la desaparición de los clubes. En estas últimas décadas han sido varios los equipos que se han visto abocado a ello, como el CD Logroñés, la Unión Deportiva Salamanca, la Sociedad Deportiva Compostela, el Sestao Sport Club o el Club de Fútbol Extremadura, entre otros. “En un club que no es sociedad anónima, si hay una mala gestión se vota y se puede meter a otra persona que pueda arreglarla. Pero el que haya un cacique al frente de un club, sin la aquiescencia de la afición, sin poder quitarle de su puesto, aunque haga una gestión nociva, tiene esas consecuencias. Como te toque el diablo te puede llevar al pozo, que es lo que les pasó a estos equipos”.
Los seguidores de equipos SAD se han convertido en meros clientes, que pagan una cantidad por asistir pero que no tienen derecho a decidir
Esa falta de mecanismos para poder corregir una administración nefasta es algo “lacerante”, según Luismi, que pone como ejemplo la reciente frase de la hija de Peter Lim, dueño del Valencia: “El club es nuestro y podemos hacer lo que queramos”. “En realidad eso es así. Lo que pasa es que no deberíamos aguantar esa frase porque tendríamos que tener más control sobre los clubes. Es muy curioso que en la época franquista yo pudiera votar al presidente del club y ahora, en plena democracia no lo puedo hacer”.
Todo esto desemboca en que los seguidores de equipos SAD se hayan convertido en meros clientes, que pagan una cantidad por asistir a un espectáculo pero que no tienen ningún derecho a decidir nada sobre el día a día de su equipo. “Te venden que la afición es el motor y que eres muy importante, pero a mí me lo tienen que demostrar con hechos. Cuando te ponen anuncios de ‘todos juntos’ me causa un poco de risa, porque una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica. Para acudir, por ejemplo, a una junta de accionistas del Atlético de Madrid necesitas 3.000 acciones, que no las tienen más que los accionistas mayoritarios, sin que haya opción a la participación de minoritarios. La mayoría de las SAD se mueven por el principio de cerrar el club, convertirlo en un bunker y alejar cada vez más al aficionado tradicional, que está siendo desplazado. Lo que buscan es un nuevo tipo de aficionado, el cliente, que consume y no protesta por nada”.
La legislación incluso da la capacidad al dueño de la SAD de cambiar al equipo de ciudad, algo que ya ocurrió en 2007 con la compra del Ciudad de Murcia por parte de un empresario y su traslado a Granada, convirtiéndolo en el Club Granada 74 SAD. “El aficionado está tan desplazado por la Ley del Deporte que no podría impedir que el dueño se llevara el club a otro lado. No sería fácil que ocurriera con una entidad importante por la repercusión que tendría, pero por poder, se puede”, señala Luismi que, además, añade otro factor lesivo generado por la obligación de convertirse en sociedad anónima. “El entrar en el sistema SAD provoca que los clubes no tengan secciones deportivas porque sólo puedes dedicarte a una modalidad, lo que ha llevado a la desaparición de equipos históricos, como el balonmano del Atlético de Madrid”.
Una prueba más de que el sistema vigente no es el ideal es que los actuales responsables políticos decidieron incluir en el anteproyecto de la nueva Ley del Deporte, que se estaba redactando antes de las últimas elecciones generales, la supresión de la obligatoriedad de convertirse en sociedad anónima para los clubes que accedieran al fútbol y al baloncesto profesional. Sin embargo, no especificaba nada de los que ya lo son. En caso de que no se diera la opción de elegir a todos los equipos, incluidos las SAD actuales, se podrían producir “más agravios comparativos. Sinceramente veo difícil que una sociedad anónima consolidada, con unos intereses y unas raíces brutales, pueda volver a convertirse en club. Pero, por lo menos, que nos den la opción política de que pueda hacerse y podamos luchar en base a la ley, porque si ahora hacemos algo estamos en contra de la normativa vigente”.
El portavoz del colectivo de aficionados colchoneros considera que la única manera de conseguir algo positivo en este asunto es con la unión de todos los seguidores de distintos equipos que tengan el mismo pensamiento. “Esto es un problema común y aunque luego en el césped seamos rivales, es importante que en esto trabajemos juntos, porque hay luchas superiores que hay que afrontar unidos”.
Se publicitó como la solución para acabar con los problemas económicos que a finales de los ochenta y principios de los noventa tenían los clubes de fútbol y que el anterior plan de saneamiento no había podido corregir. La idea, del Gobierno de Felipe González y aprobada por las Cortes Generales, fue convertir a...
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Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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