Dicen que de amor nadie ha muerto, pero sí sufrido. Logroño recupera el fútbol profesional 20 años después, no sin antes haber pasado por un descontento generalizado con el deporte que mueve el mundo y que tantas emociones había despertado en el mítico Las Gaunas. La desaparición del histórico Club Deportivo Logroñés en 2009 dejó a la ciudad huérfana y con pocas ganas de involucrarse emocional y económicamente en otro proyecto de tal calibre futbolístico. 

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Félix Revuelta, empresario criado en Logroño y con ávido sentimiento riojano, intenta rescatar al club, pero se topa con unos balances económicos delicados y pesados. “Me encontraba con que mi tierra se quedaba sin deporte”, relata. Patrocinando primero el balonmano (hasta 2017) y el voleibol femenino de la ciudad, y ante la imposibilidad de recuperar de las tinieblas a un CD Logroñés con deudas de “casi 15 millones de euros”, Revuelta decide fundar un club nuevo comprando la plaza del Varea en 2ªB, la Unión Deportiva Logroñés. “Yo era aficionado del CD Logroñés de niño, era el club de mis amores. Aquí hay mucho corazón y cabeza”, explica el presidente del ya equipo de Segunda División. 

Los inicios de la UD Logroñés fueron complicados, pues como explica el propio Revuelta, “los entrenadores y jugadores no se fiaban porque había habido problemas de impagos”. Sin embargo, tras más de 10 años de vida y tres intentos fallidos de ascenso, la UD Logroñés ha conseguido su ansiado objetivo de poner pie en la Segunda División y devolver la alegría a La Rioja. “La gente que tiene sueños tiene que ser insistente”, concluye.

El que también cumplió su sueño de ser futbolista profesional fue Agustín ‘Tato’ Abadía, tercer jugador con más partidos disputados en la historia del CD Logroñés (230) y el bigote más emblemático del balompié español. “Tengo muchos recuerdos y todos fantásticos, aquí me hice como futbolista profesional y fue uno de los equipos con los que subí a Primera División”, cuenta. 

Abadía, que considera sus ascensos con el CD Logroñés y el Compostela como los mejores momentos de su carrera, entiende como nadie la ilusión que el mes pasado brotó en Málaga tras la tanda de penaltis. “Espero que hayan disfrutado de lo que han conseguido y que estén preparados para que este año sean capaces de mantenerse y, por qué no, mirar a cosas superiores”.

Dice que “Logroño es la ciudad más importante” de su carrera profesional y, aunque ahora regenta una tienda junto con su mujer, el ‘Tato’ Abadía no olvida el deporte que le dio todo. “Sigo el fútbol, me gusta el fútbol y estoy a todas horas pendiente del fútbol”, reitera. “Soy consciente que es una etapa de mi vida que ya pasó, ahora lo veo desde otra perspectiva, soy un aficionado”. A pesar de su pasión por el balón, “mis hijos no son futboleros para nada” y dice tener que “hablar de fútbol fuera de casa, porque aquí no gusta”. 

Al ‘Tato’ le encantaría estar ligado a este deporte, “pero tampoco a cualquier precio” y considera que, aunque la UD Logroñés “es un club que va despacio, porque en estos días todo tiene que ser inmediato”, la posibilidad de que algún día pueda ascender a Primera División “es una ilusión que tiene la ciudad y La Rioja”.

Para conseguirlo, Sergio Rodríguez, técnico del club, cogió su pizarra y se puso a trabajar nada más confirmarse el ascenso, ya que el equipo conoce de sobra “el grado de competitividad que tiene la liga, y lo larga y dura que es. El objetivo es asentarnos y generar el mejor equipo posible”, comenta. Lograr pisar por primera vez la Segunda División le produce “mucho orgullo, no solo porque soy una persona vinculada al club, sino porque también soy de Logroño”. 

Preparar a los jugadores para un cara a cara tan importante no es fácil, especialmente tras varios meses sin haber podido participar en la competición natural. “Cuando el partido tiene tanta relevancia había que quitar un poco de motivación. En mi época de jugador me pasaba, la sobremotivación es igual de mala que la falta de ella. Hay que buscar el punto justo, y nosotros intentamos buscarlo con nuestro método de trabajo”, explica el entrenador.

El 12 de septiembre, la UD Logroñés comienza su historia en el fútbol profesional ante el Sporting de Gijón

El que no vivirá esta nueva etapa con la UD Logroñés es Miguel Santos, que no continúa en las filas riojanas tras seis años en el club, pero cuyo brazalete de capitán ha sido imperante esta temporada. “Llevo mucho tiempo en esta ciudad, he echado raíces aquí y sé todo lo que han sufrido. Llegué con 16 años, me voy con 29, he jugado los cuatro playoffs y para mí ha sido un orgullo formar parte de esta gran familia”. Ya como aficionado del club, Miguel espera ver a un Logroñés valiente en Segunda. 

“Con todo lo que estamos viviendo, hacer feliz a la gente de La Rioja con el fútbol es algo muy bonito”, cuenta el futbolista Iñaki Saénz, que llegó a la UD Logroñés en su nacimiento y decidió volver en 2019 tras una travesía por Racing de Santander, Alavés y Tenerife. A pesar de haberlo intentado en tres ocasiones previas, Iñaki y los jugadores no cayeron en las redes y recuerdos de “los playoff anteriores, porque era un año en el que nos estaban saliendo las cosas”.

Gracias a las sensaciones que el equipo ha generado esta temporada, la ciudad se ha vuelto a ilusionar con un deporte que les había arrebatado la fe. “Cuando estuvimos mal al principio de temporada no dejaron de apoyarnos y estar con nosotros, eso lo notamos mucho. Entrar a un campo y verlo vacío es muy raro”, comenta Iñaki. 

La que está deseando volver a Las Gaunas es Esther López, una aficionada acérrima que sigue a la UD Logroñés en cada viaje y partido. “Hemos recorrido todos los campos: buenos, malos, mejores, peores… daba igual, ahí estábamos”. Para ella, como para muchos otros aficionados, haber vivido este éxito alejada del equipo ha sido ciertamente duro, sobre todo cuando se enteró que el ascenso se jugaría por medio de un playoff exprés ante el Castellón. “Si el partido era a las diez de la noche, yo a las ocho ya decía de irnos a casa que no llegábamos”.

Diego Martínez, presidente de la Peña Madrid Blanquirrojo, perdió “años de vida” viéndolo, pero fue “la victoria perfecta una vez sabes el resultado”. Un miembro de su peña, Mario García, ha sido claro protagonista esta temporada. Mario comenzó a tararear en León un cántico que se introdujo en el club y la grada en cuestión de horas. ‘Vamos a Segunda con el Logroñés’ “se empezó a poner en Las Gaunas, en los descansos, cuando se metía un gol, en los vídeos promocionales, los jugadores la cantaban, se hizo el himno oficial de esta temporada en el club”, explica Diego. Madrid Blanquirrojo también cuenta con un podcast semanal donde analizan la actualidad del club y ya están preparando las actividades de confraternización para su primera temporada en Segunda.

La Peña Lardero lo ha tenido más difícil, pues se formaron oficialmente en marzo y a los pocos días la pandemia frenó su estreno en Las Gaunas. Eso no evitó que viajaran hasta Málaga para apoyar de lleno a la UD Logroñés. “Si nos metíamos en el playoff  íbamos a ir a verlo fuera”, cuenta el miembro Iván del Campo. “Dijeron que eran tres sedes, cogimos un hotel en cada una y, cuando supimos que jugábamos en Málaga, anulamos las otras dos”, cuenta. “Ahora que ya ha pasado la euforia, me siento orgullosa de haber vivido los buenos y malos momentos con este equipo”, cuenta Patricia Sampedro, también de la Peña Lardero. 

El 12 de septiembre, la UD Logroñés comienza su historia en el fútbol profesional ante el Sporting de Gijón. De momento, vivirán esta nueva etapa con distancia de seguridad. El fútbol es poco agradecido y tiene memoria a corto plazo, pero Logroño quiere olvidar el pasado y reinventarse. La UD Logroñés quiere devolver a la ciudad todo lo que perdió, y ahora es su momento de hacerlo. 

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