Organización
Siete de cada 10 trabajadores no cuenta con ninguna flexibilidad en sus horarios laborales
Apenas un 13% de la población ocupada puede elegir libremente su jornada, una tasa cinco puntos por debajo de la media de la UE
ctxt 30/09/2020
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Espacio realizado con la colaboración del |
|
España no solo ha tenido que afrontar la crisis del coronavirus y sus grandes limitaciones a la movilidad con una implantación del teletrabajo casi nula (4,8%) y con un modelo productivo basado principalmente en el empleo presencial. La rigidez en los horarios de trabajo, que afecta a problemas que se han agravado en los últimos meses como la conciliación, también era un rasgo común en nuestro país con la llegada de la gran pandemia. Así se puede comprobar en los datos que acaba de publicar Eurostat, donde se advierte que, a cierre de 2019, siete de cada diez personas ocupadas en España no contaba con ninguna flexibilidad en sus jornadas laborales, y que eran las empresas las que decidían de forma unilateral los horarios de entrada y salida.
Los datos sitúan a España en la mitad superior de la Unión Europea en este ámbito, donde de media es hasta diez puntos menor en el porcentaje de trabajadores (61%) que dependen de la voluntad exclusiva de las compañías y clientes a la hora de fijar los horarios en los que se desarrolla su jornada laboral.
La inflexibilidad de horarios del mercado de trabajo en nuestro país también se hace patente si se atiende al volumen de trabajadores que puede, en mayor o menor medida, modificar su jornada de trabajo. Un extremo en el que, de nuevo, nos encontramos a una distancia considerable de los estándares de la UE: solo un 16% de los trabajadores tiene la posibilidad de cambiar su horario de forma consensuada con la empresa, frente al 21% de la media comunitaria. Por su parte, apenas el 13% tiene libertad absoluta para decidir el momento en el que desarrolla su jornada laboral, mientras que en la UE este porcentaje llega al 18%.
A nivel estatal, las cifras de Eurostat muestran varias diferencias significativas entre los países que forman parte del proyecto comunitario, donde las brechas dibujan dos bloques con dinámicas relativamente marcadas en la región. Por un lado, países con menor flexibilidad como España, Lituania o Hungría, en los que los trabajadores tiene poca capacidad para cambiar sus horarios de trabajo pero donde también es menos habitual que sean contactados por su empleadores durante su tiempo libre y donde es más raro que sufran cambios en sus horarios habituales de trabajo por demandas imprevistas.
En el caso concreto de nuestro país, esto se traduce en que un 77% de la fuerza laboral apenas tiene que adaptar sus horarios de trabajo para realizar tareas imprevistas o cubrir demandas de la empresa. Al mismo tiempo, y si bien España es de los países donde menos se contacta a los trabajadores durante su tiempo de descanso, casi un tercio de los trabajadores sufre esta situación de forma ocasional o continuada.
En el extremo contrario y con una dinámica opuesta aparecen los países nórdicos o del norte de Europa como Finlandia, donde casi la mitad de la población ocupada puede cambiar su horario de trabajo de forma consensuada con la empresa, pero casi un 70% de los trabajadores recibe llamadas o emails en su tiempo libre de forma más o menos frecuente y cerca de un tercio tiene que modificar su jornada una vez por semana por cambios en las tareas o a solicitud de la empresa.
Por último, las estadísticas publicadas por el portal comunitario también ofrecen información sobre la capacidad de los trabajadores para tomarse, con poca antelación, algunas horas o días libres para atender cuestiones personales o familiares. En este caso, España se sitúa cerca de la media comunitaria en la medición, con un 71% de la fuerza laboral que tiene fácil o muy fácil acceder a estos cambios en sus calendarios laborales, frente al 67% de media europea.
Si bien son pocos los trabajadores que tienen muchas dificultades para tomarse días libres sin previo aviso –12% en España y 13% en la UE–, Eurostat también recuerda que se trata de una situación que no afecta a los empleados que pueden decidir libremente sobre sus horarios y que, aunque sea común este tipo de flexibilidad, estas jornadas terminan computando como vacaciones.