PALABRAS MAYORES
JOAN COGOLLOS / ACTIVISTA
El septuagenario de la PAH con superpoderes que envió a un policía de 30 años al hospital
Aníbal Malvar 9/09/2020
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El 14 de septiembre de 2018, en la calle Aurora de Oliva (Valencia), sucedieron unos hechos extraordinarios que en estas fechas se dirimen en el Juzgado nº 1 de Instrucción de Gandía. Un maestro jubilado de 72 años, intentando detener el desahucio de una familia, se lanzó presuntamente sobre un policía local de 30 años, provocándole no solo un esguince, sino también –lo que no es menos grave, dada la precariedad de medios de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad– daños en el polo del uniforme. El agente, además de haber pasado duras pruebas físicas para acceder al puesto, había sido jornalero agrícola. Un joven fuerte. Y sin embargo, según la denuncia, fue reducido y humillado por la fuerza del septuagenario Joan Cogollos Fons, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). La justicia española pide para él año y medio de cárcel y 600 euros de multa. Este pasado jueves 3 de septiembre, el septuagenario activista declinó la invitación a personarse ante la magistrada y reconocerse culpable.
Oye, Joan. En 30 años de profesión, nunca le había hecho esta pregunta a un entrevistado. ¿Cuánto pesas y cuánto mides?
Peso 75 kilos y mido 1,78.
Y, con 72 años, fuiste capaz de lanzarte sobre un agente de policía que no estaba solo, sino acompañado de otros 15 policías locales y guardias civiles, según el atestado, y mandarlo al hospital. Eres un fenómeno.
Lo cogí, lo lancé contra la pared, le produje un esguince, le rompí la ropa… No lo sé.
Según tengo entendido, el policía rondaría los 30 años (podría ser tu nieto) y su profesión habitual es la de jornalero agrícola. Un tío fuerte, supongo. ¿Eres un superhéroe o es una cuestión de alimentación?
La dieta mediterránea, Aníbal. Y que voy a todas partes en bicicleta. Mira, yo era maestro y siempre fui pacifista.
Maestro en plan Poli de guardería, la de Arnold Schwarzenegger, supongo. ¿Ibas armado a clase o te bastaba con la fuerza de tus músculos?
No es mi forma de ser. Si hubiera hecho lo que dicen, lo reconocería y pediría perdón. Pero no es el caso. Dicen que le grité “policía de mierda”. Yo nunca he dicho nada parecido a nadie. No soy así. No es mi lenguaje. Lo que sí les creó violencia es que me planté delante del agente, con los brazos pegados al cuerpo, y le miré a los ojos.
¿Pero le miraste a los ojos normalmente o usaste visión radiactiva? Porque los jueces admiten que el agente sufrió lesiones. El caso está judicializado.
Él me dijo: “Estás haciendo violencia”. Y yo: “Mírame cómo tengo los brazos. Estoy relajado. Lo que quiero es contactar con tu humanidad, con tu persona. Para que también yo mejore. Para que nos humanicemos todos”. Eso, creo yo, fue lo que consideraron violento. Yo les pedía que, al menos, dejaran a la familia sacar sus cosas.
Dice textualmente el atestado que erais “una multitud de gente (aproximadamente unas 40 personas) con pancartas y altavoces, gritando y vociferando”. Leyendo la denuncia, había allí 15 guardias civiles y policías locales. Un miembro de las fuerzas de seguridad por cada dos manifestantes y medio. Tienes que reconocer que abusasteis de la superioridad numérica. Y sospecho que ibais fuertemente armados.
Sí, con la palabra. Ellos sí llevaban porras y pistolas. Cuando uno de ellos sacó la porra, reculé y caí. Mis compañeros decían que el agente me había empujado. Mi percepción es que tropecé. No tengo por qué acusar falsamente a nadie.
Claro. Ahora entiendo por qué dice el atestado que los manifestantes “se tiraban al suelo agazapados entre ellos para así ofrecer más resistencia”. ¿Cómo se “agazapa” una “multitud” de 40 personas? Lo digo por si hay una invasión extraterrestre y los humanos tenemos que aprender de vosotros esas violentas técnicas de guerrilla urbana.
Nos agrupamos ante la puerta de la casa. Nos cogimos de los brazos y ofrecimos resistencia pacífica. Nos apartaron con mucha violencia. Cuando el policía me pidió el DNI, yo le pedí a él el número de placa, y no quiso dármelo. Y el jefe me dijo que fuera a la semana siguiente al ayuntamiento y que me daba el número de placa. El número que me dieron no coincide con el del agente que aparece en el atestado y que me denuncia.
El 3 de septiembre te negaste a presentarte ante el juez para reconocer los hechos y aceptar la condena. ¿No fuiste para no desvelar al mundo tus súper poderes o era un vulgar acto de responsabilidad social?
De dignidad. ¿La dignidad es un súper poder? Pues, entonces, sí.
Te piden año y medio de cárcel y 600 euros de multa.
Pero yo no hice esas cosas. Y tengo suerte de que no estoy solo. Mucha gente me conoce y me apoya. Por eso aprovecho esto para denunciar que hay mucha gente que se enfrenta a estas situaciones y están solos. Y eso te puede destrozar.
¿Crees que la justicia te acabará dando la razón? ¿O crees que nuestra justicia, en estas cosas y en muchas otras, es un desastre?
Quien me juzga es una mujer que tiene muchísimos apellidos, de esos compuestos. Bueno, lo de mujer sobra. Lo que te quería decir es que tiene muchísimos apellidos. Así que no sé yo si tengo mucha esperanza. Si aquí me condenan y tengo que recurrir a la Audiencia Provincial, ya veremos.
En la Provincial no es improbable que te encuentres con otros jueces con muchísimos apellidos, de esos compuestos.
Desde mi punto de vista muchos jueces se sienten aristócratas y tienen una visión de la realidad muy diferente a la que vivimos los de abajo.
¿Sabes algo de las personas a las que desahuciaron aquel día?
Desaparecieron. Les llamé muchas veces, pero no me contestaron. Yo creo que piensan que les traicioné. Porque era el primer desahucio. Y, generalmente, la primera orden de desahucio la conseguimos parar. Quizá mi error fue decirles que sacaran sus cosas porque veía que se iban a quedar en la calle. No sé si por eso se sintieron engañados por nosotros, sobre todo por mí. Yo creía que era fácil pararlo. Pero no.
¿Quién era el propietario de la vivienda?
Era de okupación, propiedad de Bankia.
¿La que nos okupó a los españoles 24.000 millones de euros con el rescate bancario?
Esa. Habíamos intentado, desde la PAH, frenar el desahucio negociando con ellos.
Te lo pregunto porque hay mucha alarma social con la okupación. Fíjate la Mezquita de Córdoba y otras 35.000 propiedades en España, que al parecer han sido okupadas por un montón de curas antisistema. Sin pagar nada.
Esta era un familia vulnerable. Gitana. Se dedicaban a vender ajos. Nosotros no alentamos la okupación. Asesoramos a la gente para que acudan a los servicios sociales y pidan una vivienda de protección social. No hablamos de gente que se dedica a vender drogas o a la prostitución. Eso sí sería un problema policial y judicial. Esta gente tiene derecho a la vivienda, como dice la Constitución. Yo en el 78 voté contra la Constitución. Y ahora, tal y como estamos, la defiendo. Fíjate qué paradoja.
Ya, pero si la gente empieza a cogerle el gusto a okupar viviendas de Bankia, ¿dónde va a dormir Goirigolzarri?
Volvemos al absurdo [se ríe]. A mí me han acusado, como activista de la PAH, de defender a narcotraficantes y proxenetas. No. Si esas okupaciones existen, hay un delito contra la salud pública y yo defiendo la intervención policial. Pero aquí lo que estoy defendiendo es el artículo 47 de la Constitución, que dice que incluso las personas más vulnerables tienen derecho a una vivienda digna. Cuando eres pobre, se te pueden atribuir todos los delitos que se quiera. No tienes con qué ni cómo defenderte. Y, a los que defendemos a la gente más vulnerable, nos ponen ese sambenito de defensores de delincuentes. Yo, después de muchos años de activismo, estoy muy arropado. Pero hay gente que se queda muy, muy sola.
¿Tienes esperanza en el actual Gobierno de coalición, ese que llamamos progresista, para que estas cosas cambien algo?
Lo veo muy difícil, y eso que yo soy de Izquierda Unida. Los intereses son muy fuertes.
El 14 de septiembre de 2018, en la calle Aurora de Oliva (Valencia), sucedieron unos hechos extraordinarios que en estas fechas se dirimen en el Juzgado nº 1 de Instrucción de Gandía. Un maestro jubilado de 72 años, intentando detener el desahucio de una familia, se lanzó presuntamente sobre un policía local de...
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