De la misma forma que ha sucedido en otros ámbitos como la vivienda, el mercado de trabajo o el sistema de protección social, España ha afrontado la llegada de la gran pandemia en una situación de clara desventaja en sectores fundamentales en la lucha contra el virus como la ciencia o la tecnología. Esto es lo que se puede concluir, al menos en términos económicos y de inversión, de los datos que acaba de actualizar Eurostat sobre gasto en I+D en Europa, en los que se señala que nuestro país todavía destina la mitad que el resto de socios comunitarios a la investigación y el desarrollo.

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Según las cifras del portal estadístico, a cierre de 2019 España invirtió en tecnología y ciencia un 1,14% de su Producto Interior Bruto, frente al 2,19% que se destina de media en la Unión Europea. Esta forma de medir el impulso a la innovación a través del PIB, que Eurostat denomina “intensidad” en I+D, sitúa a nuestro país en el puesto dieciocho del ranking comunitario. Una lista donde Francia y Alemania aparecen a mucha distancia y otros vecinos como Italia y Portugal también se sitúan  llamativamente por encima. 

El bajo porcentaje de inversión que se realiza en España en tecnología y ciencia es aún más preocupante cuando se comprueba que, en términos generales, la propia UE registra unos niveles de gasto bastante moderados en comparación con otros países del mundo: Estados Unidos, por ejemplo, destina un 2,82% de su Producto Interior Bruto a I+D. En Japón, el porcentaje llega al 3,28%, mientras que en Corea del Sur supera el 4,5% de su PIB. 

En el caso europeo, donde ningún país supera el 3,4% que Suecia destina a proyectos y estructuras científicas y tecnológicas, las cifras sí que demuestran un crecimiento, lento pero sostenido, del gasto en los sectores de la innovación durante la última década: en 2009, el conjunto de países de la UE destinaba de media un 1,97% de su PIB a I+D. Hoy la cifra es 0,20 puntos superior, lo que supone un crecimiento de 100.000 millones de euros durante los últimos diez años.

El porcentaje del PIB destinado a ciencia y tecnología en España ha descendido 0,20 puntos respecto a 2009

Sin embargo, si se atiende solo a las cifras de gasto total en España, la tendencia es exactamente la contraria: el porcentaje del PIB destinado a ciencia y tecnología ha descendido 0,20 puntos respecto de 2009, cuando nuestro país apenas invertía 14.580 millones de euros a estos sectores, 350 millones más que en la actualidad. Pero no solo se gasta menos en I+D que hace una década, sino que también se ha registrado un descenso entre las cifras de 2018 y 2019.

Basta con echar un vistazo al peso porcentual de cada país sobre el gasto total de la UE para entender la posición de España en el marco europeo: de Alemania llega más de un tercio de todos los fondos que se destinan a I+D en la Unión Europea; de Francia, el 17,3%; Italia asume, por su parte, un 8,4% de la inversión comunitaria en estos sectores estratégicos. Sin embargo, España, cuarta economía de la UE de los veintisiete países, solo llega al 4,6%.

La panorámica sobre la situación de la investigación en nuestro país no mejora si se analiza otra de las variables que ofrece Eurostat sobre inversión en I+D: el gasto medio por habitante. En este caso, la cifras muestran que, en España, el gasto anual por persona en investigación y desarrollo apenas supera los 300 euros. En los países nórdicos esta cifra se sitúa en torno a los 1.500 euros anuales, mientras que la media comunitaria se sitúa en los 685 euros.

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