La vita nuova
Los mitos
Trump, Ayuso, JxC y algún partido cat más no pueden abandonar el poder tan ricamente, pues pueden abandonar con él el mito, tras el que reposa, usualmente, la inoperancia, la extracción y la responsabilidad penal
Guillem Martínez 21/11/2020
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Puigdemont y sus dos compis el otro día votaron en el Parlamento Europeo en contra de una propuestaZzzzzz de promoción de denominaciones de origen europeas en China. Vaya, con este arranque ya he perdido al público menor de 3 años. Bueno. Sigo. Votaron en contra por votar en contra de la promoción de productos esp. Contra Esp, así, a palo seco, se supone. Por lo mismo, votaron contra la promoción del cava y la denominación vinícola Cat y, casi, de la butifarra, si bien es más que posible que no lo supieran en su momento. En todo el planeta no se puede votar, así, en abstracto, contra una denominación vinícola –bueno, tal vez contra el champán en lata mexicano–. Y, mucho menos, contra la tuya. Pero lo importante de esta noticia no es esta noticia. Lo importante es el recorrido mental que conduce a votar en contra de tus intereses. Es este, dos puntos, la substitución de los intereses por el mito. Puigde y sus asociados son, entre otras cosas, políticos esp tabulados, irreproducibles en su magnitud en otra cultura política. Son miembros –muy brillantes; I+D, diría– de la cuarta generación de políticos de la Transi, una generación de políticos cuya aportación es haber multiplicado por cuatro los mitos existentes, ya de por sí densos. Es una generación que ha accedido a la política a través del mito, que actúa bajo mitos, que habla y vota en mito, y que le cuesta distinguir entre mito y realidad, al punto que les pones una botella de morapio tras un mito y el mito es tan sólido, que no la ven.
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El mito, la cultura democrática esp, quedó formulada en el 81 –el jalón: el 23F, una nueva manera primero de informar y, luego, de vivir, superponiendo, ya de forma definitiva, el mito a la realidad–. En Cat, eso sucedió, a escala 1:1, un poco más tarde, a partir del caso Banca Catalana. Lo que indica que el caso Banca Catalana fue una suerte de 23F. Se dice rápido. Jordi Amat, por cierto, ha sacado un libro fundamental sobre ese momento fundacional –en breve, les escribiré sobre ello–. Desde los 80 los mitos no han parado de crecer. Son más fuertes que los programas electorales. Les dan sentido. Corrigen sus apreciaciones. Son más importantes y visibles que las políticas. Son más fuertes que la realidad. En este momento, el mito, su difusión como información, es lo que aguanta MAD y Cat, dos gestiones dramáticas de la pandemia. La bicha, un hecho real, no mítico, siendo brutal ha sido menos fuerte hasta ahora que los mitos vertidos –el mito ha sido la gran terapia utilizada–, a falta de capacidad de gestión y recursos, elementos no necesarios en políticos que gestionan ya el mito en exclusiva. En el momento en el que escribo estas líneas un Govern que hace 3 años iba a proclamar la Gran Andorra, y que hace unas semanas iba a lanzar dos satélites, empieza a verse incapaz de convocar las elecciones ya convocadas para febrero. Entre líneas se entiende que una parte del Govern –la más dotada de capacidad mítica; que ya es decir–, está comprendiendo que no puede abandonar el poder. Trump, Ayuso, JxC y algún partido cat más no puede abandonar el poder tan ricamente, pues pueden abandonar con él el mito, tras el que reposa, usualmente, la inoperancia, la extracción y la responsabilidad penal. Si finalmente el Govern acomete esa posibilidad, lo hará a través de mitos. Lo que será una juerga. El PP, a su vez, prosigue elaborando mitos. Y progresa adecuadamente en la depuración, en su laboratorio, de un Gobierno Legítimo, a través del dibujo de la Esp de la checa enfrentada a la Esp alegre y faldicorta, que decía José Antonio, constitucionalista por un tubo, o dos, y enfrentada a la Ley Celaá y al uso del tagalo como lengua vehicular.
Distinto, distante, lejano, hay otro mito que dibujará 2021 y los años venideros. Quizás más profundamente, incluso, que los anteriores. Es un mito que impide ver en su realidad los PGE, la gestión de los fondos europeos futuros. Se revela en el aplazamiento de un cable a la hostelería, en el Estado de Europa que más ha apostado por ese monocultivo. En el hecho de que la economía esp esté siendo la menos engrasada de Europa en esta epidemia, en el hecho, por lo mismo, que cueste tanto hacer algo con los alquileres –se puede: el Parlament cat ha aprobado una ley al respecto; que no se aplica; un chollo; la política mítica asume lo que sea tras de sí–. Ese mito, longevo, no siendo sólo del PSOE, es su razón de ser, su esencia, su sensibilidad no solucionada. O, snif, solucionadísima. Ese mito es el mito de la austeridad.
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Puigdemont y sus dos compis el otro día votaron en el Parlamento Europeo en contra de una propuestaZzzzzz de promoción de denominaciones de origen europeas en China. Vaya, con este arranque ya he perdido al público menor de 3 años. Bueno. Sigo. Votaron en contra por votar en contra de la promoción de...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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