DIVERSIÓN CON BANDERAS
Dixie. Dramatis personae
En el Parlament, me consta, no se dirige la palabra ningún grupo. Nadie queda para cenorrios. Nadie rompe la trinchera. La noche electoral será, por lo tanto, puro Tinder. Personas que no se hablan estarán obligadas a hacer un apaño rapidito
Guillem Martínez Barcelona , 31/01/2021
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
QUE LAS ELECCIONES IBAN EN SERIO UNO LO EMPIEZA A COMPRENDER MÁS TARDE. El jueves el TSJC dio el OK casi definitivo –tenemos que irnos acostumbrarnos al palabro casi; casi casi lo explicará casi todo casi siempre– al 14F. Hay elecciones, salvo hecatombe/estado de alarma, algo improbable por ahora, y que sólo vendrá si el virus UK y el virus sudafricano –por fin hay algo sudafricano en Cat; no es Mandela; es un virus chungo– se casan y tienen bebés de los que no dejan dormir. Por otra parte, el viernes se concedió el enésimo tercer grado a los presos procesistas –un tercer grado más y el TS estaría obligado a regalarles un lote de productos regionales, para fidelizar a su clientela–. Este tercer grado es un parche –casi; a la espera de lo que vocifere el TS al respecto–, que presagia una solución definitiva a su situación. Sin esa solución definitiva no habrá ningún tipo de solución en Cat. Si bien, para acabar de liarlo, tampoco está claro que la haya con ella. Cat, en fin, ha entrado en ese selecto club de países denominados Quetecomprequienteentienda, generalmente formando por países que comen grillos, o tienen una ceremonia del té incomprensible.
CAMPAÑA, DESCRIPCIÓN. En todo caso, ha empezado la campaña electoral. El sello es que los presos han salido de campaña. Lo que es su estado natural. Y quizás este es el drama intelectual y ético de los presos. Pudiendo ser presos políticos, como lo son, optaron por ser políticos en campaña a lo largo de todas las etapas de este drama, incluso en su juicio, el momento en el que un preso político debe dar el do de pecho o resignarse a su inanidad. Su salida a la calle no supondrá, por tanto, un gran cambio en su presencia o ausencia. Tan solo su intensificación. Una intensificación previsible, en tanto esta campaña no se sabe dónde transcurrirá. Sí, habrá mítines. Pero, a presión y temperatura normal, irán cuatro gatos. Los actos no serán masivos, todo apunta a ello, ni siquiera si el bocata que regalan es de angulas. Y sí, habrá actos virtuales. Pero en el mundo de la virtualidad en pandemia, un acto Zoom es como hablar por Skype con tu padre cuando estás de Erasmus. Nunca encuentras el momento. Cabe suponer, por tanto, que la campaña transcurrirá en la tele. Donde transcurre cada día del año. Más en Cat, donde hay un canal que es como un DMAX especializado en presos y exiliados. Gracias a él, por ejemplo, sabemos que tres de ellos empiezan su celo a mediados de la semana que viene, lo que puede dar pie a situaciones poco edificantes. TV3, en las escasas horas que llevamos de campaña, se emplea a fondo. En los informativos –donde la ideología, sorprendentemente, no es I+D , ni la más desparramada; en los años 40 se descubrió que la propaganda era más efectiva en las franjas de mañana y tarde, en el ocio, que es donde se crean los marcos sorprendentes, que luego se rematan en los informativos–, se alude a “els presos polítics independentistes”, para colar un speech precesista, mientras para hacerlo con Illa se alude en ese trance al “candidat recolzat per Moncloa”. Sabes que algo no encaja cuando necesita muchas palabras. Y sabes que vives en un sistema propagandístico descomunal cuando se usan muchas palabras.
MINUTO Y RESULTADO. Una campaña, ese lugar de gritos, no es el mejor lugar para hablarse. Lo que imprime a esta campaña cierto componente real. En el Parlament, de hecho, me consta, no se dirige la palabra ningún grupo. Es decir –y así queda más bestia–, los dos o tres –depende del día– partidos procesistas no se hablan. Pero tampoco los constitucionalistas –otros tres: PP, C’s, Vox–. PSC no tiene ningún contacto con Comuns, ni con ningún otro partido. Y Comuns, lo mismo. Nadie queda para cenorrios. Nadie rompe la trinchera. Nadie hace nada raro. En ese sentido, el Congreso, donde hay un follequi aceptable entre grupos, es una cámara más cargada de futuro. Al menos, sentimental. La noche electoral será, por lo tanto, puro Tinder. Personas que no se hablan estarán obligadas a hacer un apaño rapidito. Cabe suponer que esos pactos, si son posibles –no descarten otras elecciones–, se realicen a través de marcos. Es decir, que sean más inoperantes que un duro sevillano. Que no sirvan para nada, si entendemos que el servicio sea salir de esta nada. La nada está siendo una zona de confort para una parte de la política cat –aplazar la realidad, en plena pandemia, no deja de ser un chollo si gobiernas en pandemia–, pero una zona inhóspita para el grueso de una sociedad. Una sociedad que, todo apunta a ello, dejará de quejarse para volver a votar marcos y, luego, volver a quejarse. El marco, por lo que sea, incluso en plena recesión del marco, es la moneda más fuerte.
MARCOS TENGO. Y, en las escasas horas de campaña, estos son los marcos. JxC promete indepe en 24h –va mejorando; que la última vez eran 18 meses–, siempre y cuando el procesismo alance más del 50%. Para el caso contrario cimenta sospechas ante unas elecciones-fraudulentas-Biden. JxC, a través de la coordinación de propaganda blanca, gris y negra –Kim Philby, el Tercer hombre, era un crack en la negra; les explico todo eso en otro artículo, que tiene guasa– ensaya, electoralmente, marcos netamente trumpistas, por primera vez en Europa Occidental. ERC, y esto es preocupante, no va muy lejos de esos marcos. El partido que debería haber ganado las elecciones en 2012, enfrentándose al discurso del fake, sigue sin levantar cabeza ante el trade-mark convergente. Y sin asumir, por tanto, el desastre, de cerca de una década, en su liderazgo. Su desconfianza ante unas “elecciones impuestas” es la génesis de un trumpismo inquietante, del que no se desmarca de forma diáfana. Vox, a su vez, supone la tercera, y menos lucida, reivindicación cat del trumpismo. Ese partido que puede sacar filón del desastre hostelero en pandemia –Cat ya no es un desastre industrial, que de eso no hay– mezcla ese mensaje con un anti-islamismo majara –será majara hasta que no disponga de un DMAX nítido, como cualquier opción majara que quiere dejar de serlo; por ahora, solo disponen de propaganda en franja esp de la mañana y tarde; por algo se empieza–. C’s, el partido que ganó las últimas elecciones y que decidió no transformar esa victoria en política, sino en berridos, carece de un discurso claro. Y de pocos días para tenerlo. PP, un partido tranquilo en Cat –residual, aporta el relajo de los católicos en países en donde son minoritarios–, tiene una táctica que puede ser su suicidio. O no. Enfrentarse con Vox. Para ello trae a personajes que en Cat no se diferencian de Vox, como Díaz Ayuso. CUP parece criticar el procesismo, e identificar sus mentiras. Pero su propuesta parece tender a repetir lo dicho y hecho hasta que sea verdad. Como un adolecente, ve las mentiras de los adultos, pero no hace nada para evitarlas. No es pueril ni humorístico lo de la CUP. Denota que las izquierdas cat están intelectualmente KO desde el procesismo. Lo que explica, a su vez, el procesismo. PDeCAT tiene un problemón, no diferenciado de la CUP. Parece solucionarlo diferenciándose de la CUP hacia la derecha. Comuns, el partido que, con otra dirección, no supo encontrar un discurso no procesista, que protegiera a la sociedad, desde el no-nacionalismo, ante lo que el procesismo iba creando –austeridad, postdemocracia, supremacismo, racismo–, quiere aportar centralidad e hincapié en la gestión. Algo poco eléctrico cuando está a debate electoral, otra vez, la anexión de los Sudetes. La apuesta es un Tripartit. Con ERC, ese partido que lleva el Chicken Game tatuado en la frente. Illa se limita a recoger el voto evadido, a toda leche, de Comuns, y a toda castaña, de C’s, a ser tono, gestión y apuesta por el Tripartit. Aporta la tranquilidad en la gestión del virus. Algo que en Cat –la región más Occidental de Italia; es decir, otra Sicilia– importa un pito. Exemplum: el desastre, la crispación, el beneficio en lo privado, cristalizado en MAD a partir del hospital Zendal, en CAT consiste en 5 hospitales Zendal, de los que DMAX, la realidad, la campaña, no habla.
QUE LAS ELECCIONES IBAN EN SERIO UNO LO EMPIEZA A COMPRENDER MÁS TARDE. El jueves el TSJC dio el OK casi definitivo –tenemos que irnos acostumbrarnos al palabro casi; casi casi lo explicará casi todo casi siempre– al 14F. Hay elecciones, salvo hecatombe/estado de alarma, algo...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí