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Mientras escribo esto, leo que se han producido 93.822 nuevos contagios y 767 personas han fallecido durante el último fin de semana. La campaña de vacunación se revela irregular, desigual y plagada de incidencias que atañen al desperdicio de vacunas por falta de previsión a la hora de adquirir las jeringuillas y a sonadas dimisiones por aprovechamiento del cargo, el rango o cualquier otra expresión del tráfico de influencias, para saltarse el turno y vacunarse antes que nadie. Las UCIs vuelven a estar desbordadas, irrumpen nuevas cepas, vuelve a escasear el material y nos estamos acercando a aquella horrible situación de dilema moral extremo que llamábamos triaje porque de alguna forma había que llamarla.
Hay un artículo, “Recomendaciones éticas para la toma de decisiones difíciles en las unidades de cuidados intensivos ante la situación excepcional de crisis por la pandemia por covid-19: revisión rápida y consenso de expertos” en una publicación del grupo Elsevier, que pone los pelos de punta.
Pero ha pasado el tiempo, conocemos mejor la enfermedad y disponemos de herramientas de las que hace diez meses carecíamos. Una de estas nuevas capacidades terapéuticas está relacionada con el uso del plasma hiperinmune: las personas que han superado la enfermedad han creado anticuerpos que pueden ser útiles en el tratamiento de los síntomas de otras personas que sufren la enfermedad, para evitar el empeoramiento. El plasma se obtiene a través de la donación voluntaria. Hasta aquí todo bien, un recurso más.
Pero a un tipo de Torrelodones se le ocurrió contar su historia como donante de plasma hiperinmune en una revista local. Este buen hombre no solo se ciñe a su historia personal de superación de la enfermedad, sino que además cuenta la de su marido y cómo ambos han accedido a donar plasma. Pues, hasta vergüenza me da escribirlo, el grupo municipal de Vox en el consistorio, tres concejales, intenta vetar la publicación porque les molesta la palabra “marido”. Todo bien con el plasma, chachi la inmunidad, a tope con los anticuerpos, pero por lo de “marido” como que no pasan. Estos dos señores están legalmente casados y por lo tanto es no solo legítimo, sino casi diría preceptivo, que se refieran el uno al otro como “marido”.
Pero para este grupo municipal parece secundario que haya una pandemia galopante, la salud que hay que proteger en primer lugar es la salud moral de los españoles.
Este tema me parece interesantísimo porque implica un salto cualitativo, o un llamativo patinazo, ya veremos, en su política de impugnación de los consensos. Los consensos en las sociedades son importantes porque son como los gluones en la materia, son lo que mantiene cohesionado un grupo. Y evolucionan, claro. Hace no tanto tiempo como para que yo no lo haya visto, darle una paliza a una persona por su orientación sexual minoritaria era algo que no violentaba ningún consenso. Ahora es algo que la mayoría de la sociedad desaprobaría en casi todo el territorio. Creíamos que las leyes que reconocen derechos tenían un efecto pedagógico, algo así como “si es legal no puede estar mal”, y es probable que algo de eso haya, aunque parece ser que también llaman a la respuesta organizada de quienes entienden que el tema de los derechos es un juego de suma cero y que se puede establecer una equidistancia entre el derecho de una persona a casarse con alguien de su mismo sexo y el consuetudinario derecho a apedrear a ambas en la plaza pública.
Son dignos de ver los malabares dialécticos que el grupo municipal ha montado para que su queja no parezca un gruñido de jabalí. Empiezan diciendo que ellos apoyan por igual a todos los grupos que integran la sociedad, incluso a los degenerados y a los que ofenden a Dios (no lo dicen con esas palabras, pero es que tengo un límite de extensión y prefiero ir al grano), pero que el uso de la palabra “marido” implica dar ventaja en forma de propaganda a uno de esos colectivos. Es ideología de género. La suya no, la suya es normal.
El remate es que consideran que esas declaraciones exponen al donante porque “revelan su identidad (sic) sexual”. Da igual que sea él el que haya usado la palabra “marido”.
La conclusión lógica es que les molesta la realidad. La social y la legal, ambas.
“Sea usted desviado pero guarde la debida discreción, y agradezca que no le depuremos”, “sea usted feminista pero en privado, no vaya por ahí pintando murales, mujer”, “honre usted a los fusilados de la represión franquista pero no les dedique placas en el cementerio, que luego las ve la gente y a ver qué van a pensar”.
Circulen, no hay nada que ver aquí.
Mientras escribo esto, leo que se han producido 93.822 nuevos contagios y 767 personas han fallecido durante el último fin de semana. La campaña de vacunación se revela irregular, desigual y plagada de incidencias que atañen al desperdicio de vacunas por falta de previsión a la hora de adquirir las jeringuillas y...
Autora >
Alicia Ramos
Alicia Ramos (Canarias, 1969) es una cantautora de carácter eminentemente político. Tras Ganas de quemar cosas acaba de editar 'Lumpenprekariat'. Su propuesta es bastante ácida, directa y demoledora, pero la gente lo interpreta como humor y se ríe mucho. Todavía no ha tenido ningún problema con la Audiencia Nacional ni con la Asociación Española de Abogados Cristianos. Todo bien.
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