En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
En Senegal se ha conseguido captar en imágenes el momento de cesión de un conocimiento concreto a otra generación. En otra especie. Las chimpancés hembras fabrican lanzas, les modifican la punta con las manos. Y con ellas cazan gálagos, pequeños primates nocturnos que habitan, de día, en pequeños agujeros en los árboles. Las imágenes aludidas muestran a una madre enseñando a su cría a utilizar la lanza. Es sobrecogedor, si bien lo es aún más otro registro de imágenes en las que un chimpancé macho adulto –educado por su madre en esa técnica, se supone–, por primera vez, que se sepa, recuerda su infancia, fabrica una lanza y caza con ella un gálago. De pronto, en un instante, deja de hacerlo con las manos, como el resto de machos, y utiliza esa técnica aprendida en su pasado biográfico. Se podría sospechar que los chimpancés usan herramientas por mímesis, por observación y copia de los humanos. Pero mucho más al sur se han encontrado pruebas que apuntan otra posibilidad. En Costa de Marfil los chimpancés abren las nueces golpeándolas con una piedra. Es un conocimiento supervisado por adultos, muy costoso, en el que el chimpancé joven invierte cuatro años. En el trance de abrir las nueces, las piedras utilizadas sufren erosión y ganan un pequeño agujero en su centro. Los primatólogos se han hecho arqueólogos y han excavado el territorio, buscando esas herramientas de chimpancé gastadas. Las han encontrado en sustratos de hasta hace 4.300 años, unas 200 generaciones de chimpancés atrás, cuando el Reino Antiguo de Egipto fabricaba pirámides. En aquel tiempo esa selva no estaba habitada por humanos. El chimpancé no copió a nadie, por tanto. La hipótesis actual va más allá: el uso de herramientas sofisticadas –para recolectar miel un chimpancé utiliza cinco tipos de palos diferentes, con funciones diferentes, en lo que es una suerte de navaja suiza– es algo tan lejano que no sólo debe de ser una característica del chimpancé, sino del antecesor común al chimpancé y al humano. La herramienta es, así, algo consustancial a la Humanidad, pero que, paradójicamente, no es su originalidad. Lo mismo sucede con la cultura, algo que, siendo el sello de la Humanidad, no es únicamente de los humanos.
La cultura no es más que la transmisión de conocimientos de una generación a otra. Los chimpancés la tienen, la disfrutan, o la sufren. Como nosotros. Su cultura, como la nuestra, es abstracta. Les permite imaginar un uso en un objeto, incluso modificarlo para ello. Es irrelevante, en ese sentido, que un objeto chimpancé o un objeto humano tengan menor o mayor sofisticación, pues son sofisticados. Requieren previsión, técnica y conocimiento. Una piedra, uno de los cinco palos de la miel, una pirámide, Shakespeare, son punteros. Y son cultura, es decir, transmisión. ¿Cuál es, entonces, la originalidad humana? Llevo días pensando en ello. No la hay. Con todas las reservas que da el desconocimiento de las culturas primates, apenas esbozadas, sólo encuentro una. La voluntad, férrea y consciente, de no participar en la transmisión de una cultura. Considerarla injusta y absurda. La deserción. La traición. Huir. Rechazar lo transferido. Enfrentarte a tu cultura. Enfrentarte a la ley, al trabajo, a las costumbres, al poder, a las reglas, a los símbolos, al sentido común, a los gritos, al dinero. El dinero es como el ordenador, la herramienta más compleja jamás creada: no sirve para una cosa en concreto, sino para todas. Atacar, arañar y suspender, con todas tus fuerzas y serenidad, a tu propia cultura. Abandonar tu casa en plena noche.
En Senegal se ha conseguido captar en imágenes el momento de cesión de un conocimiento concreto a otra generación. En otra especie. Las chimpancés hembras fabrican lanzas, les modifican la punta con las manos. Y con ellas cazan gálagos, pequeños primates nocturnos que habitan, de día, en pequeños agujeros en los...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí