Diario itinerante
La sanidad pública es la clave electoral en Quito y Madrid
Para ganar los comicios autonómicos la izquierda madrileña podría extraer algunas lecciones de la campaña de Andrés Arauz, el joven candidato apoyado por el expresidente Rafael Correa, en las presidenciales ecuatorianas
Andy Robinson Madrid , 31/03/2021
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Andrés Arauz hace campaña en el sector Pueblo solo Pueblo en el sur de Quito el pasado 30 de marzo.
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Para ganar las elecciones en Madrid parece lógico centrar la campaña en la defensa de la sanidad pública. De modo que merece la pena estudiar la estrategia de Andrés Arauz, el joven candidato de izquierda ecuatoriana apoyado por el expresidente Rafael Correa. Porque, en tiempos de pandemia global y de extrema desigualdad, las campañas electorales desde Madrid a Quito giran en torno a las mismas cuestiones.
Desenfadado, técnicamente cualificado y reacio a un discurso polarizante, Arauz puede ser un buen referente para la izquierda madrileña. En estos momentos mantiene una ventaja de ocho puntos en las encuestas sobre su rival, el expresidente y accionista principal del Banco Guayaquil, Guillermo Lasso. Aunque la incertidumbre sobre el voto indígena hace imposible prever el resultado de las elecciones que se celebrarán el próximo 11 de abril.
Tanto en Quito como en Madrid el resultado tendrá mucho que ver con la capacidad de la izquierda de centrar sus campañas en la defensa de la sanidad publica. Y Arauz lo entiende. Denuncia la “privatización tapiñada”, es decir, encubierta, lo que transmite la idea de que, de forma insidiosa, los privatizadores no reconocen lo que hacen. “La salud es un derecho, no un privilegio de pocos. No queremos ese modelo de privatización tapiñada que trata a los pacientes como clientes”, dijo Arauz en un debate en televisión el mes pasado.
Esto lo conocen muy bien los madrileños (y los ingleses) tras mucho tiempo de gobiernos de los partidos conservador y popular. En Quito también los privatizadores privatizan a la vez que rinden conmovedores homenajes a la sanidad pública. En inglés se dice privatización by stealth.
Por tanto, la primera lección de la campaña de Ecuador podría ser la creación en Madrid de una plataforma compartida por los tres partidos de la izquierda bajo el lema: “¡No a la privatización tapiñada (encubierta, si el votante prefiere) de la sanidad pública!”. Y en la misma pancarta se podría explicar: “Para defender la sanidad pública contra la privatización, vote a una de las opciones de la izquierda: PSOE/ Más Madrid/ Podemos”.
Acto seguido, se podría hacer, como Arauz, economista licenciado en Ecuador y en EE.UU. y doctorado en la UAM de México, una campaña de información didáctica que explicase con pelos y señales la hipocresía de los privatizadores. Bajo el gobierno de Lenin Moreno, y con el apoyo de Lasso, se ha privatizado el sistema público pese a que en sus declaraciones defendieran a los “valientes trabajadores” de la sanidad del Estado que “han arriesgado sus vidas… etc.”.
Otra idea procedente de Quito para la izquierda en Madrid. ¿Por qué no fichar a unos ecuatorianos y a otros latinoamericanos? Ayudarían a diseñar la estrategia y, de paso, a movilizar a la comunidad latinoamericana que pueda votar al estar nacionalizada española, en el sur obrero de la ciudad, cuyo “modo de vida” –según aquel infame tuit de Isabel Diez Ayuso– es el responsable de la elevada tasa de contagio en la capital española y no las fiestas en el barrio de Salamanca.
Durante los dos gobiernos de Rafael Correa –desde el 2007 hasta el 2016– se logró elevar de 16 millones a 40 millones el número de tratamientos proporcionados cada año gratuitamente en el sistema público de sanidad ecuatoriano a la vez que se construyeron y modernizaron 52 hospitales y 116 centros de salud pública. Esto supuso 4.000 nuevas camas hospitalarias en Ecuador.
Moreno, Lasso y el Fondo Monetario Internacional, en Washington, calificaron estas políticas como “populismo fiscal”. Luego dieron luz verde al draconiano plan de austeridad, diseñado por el FMI y adoptado por Moreno en 2019, que desató una oleada de protestas en las calles de Quito, lideradas por campesinos quechua en octubre de ese mismo año. El mes pasado la Comisión Especial para la Verdad y la Justicia de la Defensoría del Pueblo calificó algunas de las violaciones de derechos humanos cometidas en la dura represión de estas protestas como crímenes de lesa humanidad.
El duro ajuste del FMI impactó fuertemente en el presupuesto de la sanidad pública y allanó el camino para la privatización encubierta de la misma. El objeto del ajuste –que incluyó el despido de unos 6.000 trabajadores en 2019– fue “dejar la mesa servida para la privatización del sistema de salud ; y hubo coincidencia con el FMI”, me explicó el ex viceministro de Sanidad de Correa, Fernando Cornejo León. “Pararon las obras de construcción de hospitales nuevos; despidieron a gente necesaria; hubo desabastecimiento de medicamentos esenciales. Dejaron destrozado un sistema público que estaba funcionando e intentaron generar competencia entre el servicio público y el privado y entre municipios”. Moreno echó también a los médicos cubanos.
La privatización y el despido de 6.000 trabajadores han lastrado la respuesta de Ecuador a la pandemia y es parte de la explicación de la lenta implantación de la vacunación
La privatización, así como el despido de 6.000 trabajadores de la salud pública, han lastrado la respuesta de Ecuador a la pandemia y es parte de la explicación de la lenta implantación del programa de vacunación. “Las vacunas no se ponen solas”, dijo Arauz. Es un buen referente también para la campaña electoral en Madrid.
Antes de resignarse a la derrota, la izquierda madrileña podría tener en cuenta que, tras ser víctima de implacables campañas de lawfare, que forzaron el exilio de Correa y encarcelaron a bastantes de sus colaboradores, así como de difamación y calumnia en medios vendidos al poder oligarca, Arauz no parecía tener el año pasado muchas posibilidades de ganar las elecciones. Ahora es el favorito y lidera la última encuesta con un 38% frente al 30% de su contrincante (eso sí con un 25% que dice que votará nulo y casi un 7% en blanco; los líderes indígenas han hecho un llamamiento para no apoyar a Arauz por su histórica pelea con Correa).
La siguiente lección de Ecuador para Madrid sería la destreza con la que Arauz ha demostrado que el multimillonario Lasso, pese a sus apasionadas defensas de la sanidad pública, también quiere acelerar la privatización ya puesta en marcha por Moreno.
Durante el debate electoral del pasado 21 de marzo, Arauz enseñó ante las cámaras un documento que, según dijo, probaba el plan de Lasso para externalizar la gestión de hospitales públicos mediante concesiones a empresas privadas. Alfredo Borrero, el candidato a la vicepresidencia de Lasso, es el presidente de la Asociación de Hospitales y Clínicas Privadas del Ecuador (ACHPE).
Lasso respondió: “¡Andrés, no seas mentiroso!”. Pero lo cierto es que el exgobernador del departamento de Guayas, cuya capital Guayaquil ha sido un foco de la pandemia, no esconde su plan de “facilitar la inversión privada en clínicas”, según afirmó en una entrevista la semana pasada. Dada la grave crisis fiscal en Ecuador, hay que usar el sector privado para “ampliar la oferta de salud”, sostiene.
Según Cornejo León, ni Florentino Pérez ni ningún otro beneficiario español de la política de concesiones al sector privado en la gestión de hospitales madrileños han llegado aún a Quito para almorzar con Lasso. Pero es algo que se podría averiguar para la campaña electoral en Madrid.
De ahí la tercera lección. Arauz y su campaña han vinculado con claridad la relación directa –causa y efecto– entre los recortes a la sanidad pública, la privatización tapiñada y la pésima respuesta de Ecuador a la pandemia. La ausencia de trabajadores sanitarios se puso de manifiesto el año pasado cuando el sistema hospitalario (y el funerario también) colapsó en Guayaquil y se produjeron tétricas escenas de cadáveres abandonados en las calles. Arauz no tiene complejos a la hora de reconstruir estas escenas deplorables que ocurrieron en marzo y abril en Guayaquil y atribuirlas sin pelos en la lengua a las políticas de austeridad y privatizaciones de Moreno y el FMI, con el apoyo de Lasso. Esto también es algo que el pequeño Ecuador puede aportar a la oposición a Isabel Díaz Ayuso en la capital española.
Además Arauz añade en sus intervenciones que los recortes explican también el lento arranque del programa de vacunación. “Las vacunas no se ponen solas”, dijo el candidato de izquierda el pasado domingo. Hasta la fecha solo se ha vacunado al 0,7% de los ecuatorianos pese a la gravedad de la crisis sanitaria.
Hay un último elemento relacionado con la privatizaciones de la sanidad pública en Ecuador que ayudará a Arauz pero que, al menos que yo sepa, no es trasladable a Madrid. Según destapó la semana pasada la revista digital conservadora La Posta, decenas de allegados del gobierno y del propio Lasso han sido vacunados de forma irregular. Entre los llamados “vacunados gold”, se incluyen Rocío González, de 67 años, la mujer de Lenin Moreno, y los dos funcionarios que empujan la silla de ruedas del presidente. También el asesor principal de Lasso –y exasesor de Mauricio Macri, el expresidente de Argentina– y Osvaldo Hurtado, el expresidente ecuatoriano, entre otros líderes políticos empresariales y mediáticos.
Un vídeo de una sesión de vacunación en el club Rotary en Guayaquil causó aún más indignación. Al lado de una piscina y mientras un saxófono tocaba Close to you, de los Carpenters, los miembros de la élite de esta ciudad esperaban a ser vacunados.
El escándalo ha desencadenado ya la dimisión del nuevo ministro de Sanidad, Rodolfo Farfán, tras solo 19 días al frente del ministerio, donde sustituyó a Juan Carlos Zevallos. Este dimitió en enero, después de que se conociera que no solo él y unos integrantes de su equipo se habían saltado las normas para vacunarse, sino también su madre.
Nada por el estilo ha ocurrido en Madrid. Pero convendrá advertir durante la campaña electoral en la capital española que, dada la corrupción económica y moral de los partidos de la derecha, un caso de vacunados gold podría ocurrir en cualquier momento y que la privatización y la externalización de los servicios de vacunación elevan el peligro. Y añadir que, dada la entrega incondicional de gran parte de la prensa madrileña a la campaña de los privatizadores tapiñados, no es posible fiarse de que esta estuviera tan dispuesta como La Posta a contar la verdad sobre una hipotética fiesta en la Rotary Club de Madrid.
Para ganar las elecciones en Madrid parece lógico centrar la campaña en la defensa de la sanidad pública. De modo que merece la pena estudiar la estrategia de Andrés Arauz, el joven candidato de izquierda ecuatoriana apoyado por el expresidente Rafael Correa. Porque, en tiempos de pandemia global y de extrema...
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Andy Robinson
Es corresponsal volante de ‘La Vanguardia’ y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es ‘Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina’ (Arpa 2020)
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