LA VITA NUOVA
El lago de los bisnes
Las guerras culturales suplen la política en tanto la política, real y efectiva, se emite debajo del lago. La guerra cultural, ese apasionamiento superficial, lo cala todo. Hace olvidar el lago
Guillem Martínez 16/12/2021
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1- Las cosas suceden debajo de lo que sucede. Tanto que lo inquietante de un lago, de un iceberg o de una cuñada, es que es lo que no se ve. Es difícil explicar esto sin irnos a Noruega, cuyas playas, gracejo y gastronomía nos esperan en el punto 2.
2- Noruega ha garantizado por ley el pago de parte del recibo eléctrico, en el caso de que alcance precio de azafrán. Noruega no es UE. Es Espacio Económico Europeo. Lo que es un chollo-bollo. Supone todas las ventajas de ser UE sin tener que ir los domingos a comer con sus padres. Pero, aun no siendo estrictamente UE, Noruega comparte un gran nexo con la UE y su Comisión. Una cultura. La época. Esa cosa difícil de leer, como un lago, y que también afecta a la lectura del Estado, ese otro lago. El Estado noruego, con esa ley energética, ya no plantea el Bienestar. Se preocupa por garantizar el beneficio de las empresas. Veamos ese fondo de lago, que no es otra cosa que una obsesión del punto 3.
3-En los años 30, un Léon Blum noruego hubiera nacionalizado la energía. Esto es, hubiera corregido el mercado de manera activa. En el ínterin 1945-73, Blum hubiera intervenido en el precio a través de la negociación institucionalizada. Esto es, hubiera corregido el mercado de una manera más tranqui y pactada. Desde los años 70-80, Blum hubiera subvencionado a los ciudadanos que no pudieran pagar el recibo. Esto es, no hubiera corregido el mercado. En el siglo XXI el Blum noruego y su contrario noruego hacen otra cosa, a 180 grados de todo lo anterior. Una novedad sin precedentes en el capitalismo. Suprimir el mercado –es tan bestia que lo volveré a escribir: suprimir el mercado– cuando la empresa corre peligro de pérdida o impago. Momento en el que el Estado va y subvenciona a la empresa. Que, por eso mismo, ya no precisa de la competencia, ese mantra del neoliberalismo que, gracias al neoliberalismo, ya es un enojo innecesario.
4- A quien le suene bien la frase suprimir-el-mercado, que se corte. No supone una moderación del mercado, sino su desparrame. Hasta el punto de que el Estado cambia su función. Ya no es garantizar el beneficio social sino el beneficio a secas y, comúnmente, asocial. Desde 2008, en efecto, el capitalismo se ha refundado. Y lo ha hecho en el mismo sitio pero con criterio PCUS. Hay un PCUS invisible, que planifica y que tiene acceso continuo a las tiendas inter-tourist, mientras el resto de la sociedad hace cola en el GUM (antiguos almacenes soviéticos) para pagar su bolsa de carne procesada. Este PCUS está formado por la empresa y el Estado. Por los numerarios del Estado neoliberal, ese que –superficie del lago– se niega a intervenir en el mercado mientras que –debajo del lago– interviene como un poseso, y como nunca se había intervenido en un mercado, libre o centralizado. Se trata de un leninismo de vanguardia, si bien capitalista, al que tampoco le afectan las malas cosechas en Ucrania, pues las cosechas importan un pepino, que ya se subvencionará a la Fruit Company o como se llame.
La vivienda de alquiler no está sometida a la oferta y la demanda. Es más, la ampliación de la oferta no repercute en la rebaja del precio
5- Sobre nuestros baños cotidianos en el lago que no se ve. Les paso ejemplos. Ahí va el primero. Debajo de la imposibilidad de legislar en el Congreso una regulación de alquileres, está ese lago. La vivienda de alquiler no está sometida a la oferta y la demanda. Es más, la ampliación de la oferta no repercute en la rebaja del precio. Que la mano invisible de Adam Smith se líe y se acabe dando en los XXXXXX, ñaca, es algo imposible sin la participación del Estado. El Estado, de hecho, participa impidiendo el mercado del alquiler. El PSOE, un partido de Estado, nunca regulará ese mercado, sino que invertirá gran energía –energía de Estado; de la bestia– en su desregulación. Es decir, en una regulación absoluta, barroca, profunda, pero en beneficio de la empresa. Lo máximo que hará al respecto es la ley que ha anunciado. En la línea noruega. Subvencionar al tenedor de viviendas –empresa o particular; la empresa, ese interlocutor del Estado, vamos– para que no tenga pérdidas en sus ganancias desmesuradas, no sometidas al mercado y fuera de madre. Todo este lago explica que el PSOE esta semana haya pasado de la ley de regulación propuesta por PAH, Sindicat de Llogueters y 120 entidades más –entre ellas, los sindicatos mayoritarios–. El PSOE no se ha hecho el sueco. Se ha hecho el noruego. Y no, todo esto no explica que Podemos se haya distanciado del grupo promotor de la ley, algo explicable en el hecho de que UP está con el paso cambiado. UP –está arriba del lago– no entiende muy bien cómo comunicarse con el de debajo. Estar arriba del lago e intentar el acuerdo o el simple contacto con el de abajo no solo es un imposible, sino también una tragedia, como demuestra el mito de Narciso, ese pollo que quiso abrazar a su yo de debajo del lago.
6- Más sobre el mundo de debajo del lago. Estamos en plena sexta ola de covid/la bicha. Las consecuencias y reglas del juego de esta nueva semifinal son incalculables, hasta –me dice Casandra, mi epidemióloga de cabecera– enero, cuando haya datos evaluables. Pasen, por todo ello, de lo que se vaya diciendo sobre la nueva bicha, y velen por el distanciamiento y la vacunación, las únicas certezas. La bicha, en este caso, es la superficie del lago. Una superficie compuesta por esfuerzos de vacunación y por la consagración de la sanidad pública al tema. O lo que es lo mismo, su colapso. Con la sexta ola, como con las anteriores, la sanidad pública se colapsa. La asistencia primaria deja de existir, los especialistas dejan de visitar y las intervenciones y tratamientos, en el mejor de los casos, se ralentizan. Lo que nos lleva debajo del lago. Se están batiendo récords de afiliación a la sanidad privada. Por dos razones. La sanidad privada a) garantiza asistencia primaria, especialistas, tratamientos. A un bajo coste mensual. Que b) no sería tan bajo si el grueso de esa asistencia privada no se realizara en la red de sanidad pública, colapsada para sus usuarios naturales. La sanidad privada es, por tanto, otro norueguismo. Es el Estado PCUS, que beneficia a la empresa privada a pesar de su escasa rentabilidad económica –sin la ayuda del Estado no se produciría su beneficio ingente– y de su nula rentabilidad social. El Estado, además, realiza esa privatización masiva en plena pandemia, obedeciendo a las directrices de la Comisión, que ha reclamado en varias ocasiones la colaboración pública-privada en sanidad. Incluso como condición para recibir los Next Generation. Pues bien, ya la tenemos. Sucede en el fondo del lago, a través del colapso de su superficie. Es, de hecho, el fondo del lago.
7- El ejemplo de una sanidad pública, inutilizada para convertir en algo útil la sanidad privada, explica, por cierto, lo que se va configurando como nuevo Bienestar. Un fósil, poco operativo. Lo justo para paliar el extremo de pobreza de la sociedad que nunca saldrá del hoyo. Al que se le subvenciona, pero por los pelos, de manera que no se le saca del mercado, como a la empresa. Siempre habrá ese extremo de Bienestar. Que evitará un estallido gordo, de los nihilistas. Para todo lo demás, su tarjeta 6000.
8- Debajo del lago se está configurando una época. Que va asomando el morro de vez en cuando, como el monstruo del Lago Ness. Como ese monstruo, por ahora tiene el estatus de bicho que nadie ha visto, si bien va apareciendo en fotos espectaculares. Como la foto noruega. La pregunta es: si debajo del lago hay toda esta novedad, ¿qué hay arriba del lago, en la superficie, en lo que vemos, en la política? Hay una tormenta espectacular que impide pensar en otra cosa. Hay guerras culturales.
Es el Estado PCUS, que beneficia a la empresa privada a pesar de su escasa rentabilidad económica y de su nula rentabilidad social
9- Las guerras culturales suplen la política en tanto la política, real y efectiva, se emite debajo del lago. La guerra cultural, ese apasionamiento superficial, lo cala todo. Hace olvidar el lago. Cala, incluso, hasta la descripción de la política, esto es, el periodismo. Hoy en día proliferan artículos que explican, otra vez, a favor o en contra, el intento cotidiano de emitir confusión por parte de un político. La guerra cultural no es más que confusión, de hecho.
10- El sentido de estas líneas era, por cierto, explicarles una guerra cultural. La batallita lingüística que se está planteando en Cat. Que es poco. Salvo confusión. Salvo la suplantación de la política por sentimientos. Y salvo alguna exposición, severa, de lo que es el fondo del lago. Pero antes de hablar de toda esa superficie ruidosa me ha parecido oportuno hablar del fondo del lago. Y miren, he ido tirando. No podía parar. Ya, si eso, el próximo día. No tiene desperdicio. Hoy, me temo, tocaba lago.
11- Hablar del fondo del lago es deprimente. El periodismo esp, ya desde antes del 78, se planteó como función animar a la tropa. Por lo que cuesta ser reconocido como periodismo aquel que habla del lago. Pero es lo que hay. Por mi parte, creo que el negociado de crear cohesión y felicidad se realiza en otra parte, lejos de la información. Nos explica Dios Nuestro Señor y, más concretamente, Apolo, Afrodita y Atenea. El periodismo, en fin, nació como mal rollo. El mal rollo de la descripción de los lagos.
12- Les invito a mirar el lago. El lago lo modula todo. Si miras fijamente al lago, al final, el lago te acaba mirando a ti, de manera que igual se corta un poco. En el próximo articulete les explico una batallita. Cultural. Fuera del lago. Nada importa fuera del lago.
1- Las cosas suceden debajo de lo que sucede. Tanto que lo inquietante de un lago, de un iceberg o de una cuñada, es que es lo que no se ve. Es difícil explicar esto sin irnos a Noruega, cuyas playas, gracejo y gastronomía nos esperan en el punto 2.
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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