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Querida comunidad de CTXT,
Sin el sol, sin su luz, no existiría vida. Sin otra luz, esa que entendemos como metáfora del bien, de lo bello, de la esperanza, de las opciones, la vida sería menos buena. Y menos vida. El año que nos deja ha vuelto a ser gris. Una pandemia que se contiene recortando amor, en la que nos tapamos la cara, nos tocamos poco, compartimos lo justo e incluso enfermamos, nos coloca una nube negra encima de la cabeza. Apenas hemos visto luz. Si acaso, en forma de titulares de prensa y facturas. Cada día, en los últimos meses, el mismo soniquete con otro récord del precio del megavatio/hora. Que lo que nos ilumina nos haga aún más desiguales es símbolo de las cavernas que amenazan nuestra existencia (autoridades diversas: ¡Hagan algo por las 4.000 personas, la mitad niños, que malviven sin electricidad en La Cañada Real de Madrid!).
Hace algunas semanas, cuando supe que les escribiría esta carta para dar la bienvenida al 2022, edité un artículo de opinión que me dejó apenada durante días. Estaba perfectamente escrito y argumentado, no tenía un pero. Aún así, me costó soportarlo. Cada frase era una calle sin salida. No había ningún cruce de caminos, ni ninguna carretera secundaria, ni siquiera un callejón o una bocacalle por la que echar a andar. Todo conducía irremediablemente a un muro enorme, tan alto y tan ancho que no dejaba ver el horizonte. Y no me gustó. Porque nosotras hicimos esta revista hace ya siete años para buscar las grietas por las que crecen las flores, y alimentar y regar esas grietas, y hacerlas crecer. Hace algunos días vi la fotografía de un coche abandonado. Bajo uno de sus guardabarros había nacido un jardín entero. Eso, pensé, me gustaría que fuese CTXT. Mujeres y hombres que con sus palabras hacen pensar, y cuentan el mal, la injusticia, la desigualdad, la pobreza, que sufren las personas y los seres que habitan el planeta, pero que a la vez pelean porque la luz se filtre a través de las rendijas, y que aspiran a que un día, aunque sea remoto, al abrir los ojos nos ciegue el resplandor. Como cuando levantas la persiana una mañana de verano y el mundo parece nuevo de tan brillante.
Por eso hoy, que vivimos el primer día de un nuevo año, me he propuesto buscar la luz en los doce meses que despedimos. En el mundo y en la revista. Les aviso que esas luces conviven con sombras, algunas con bastantes, pero al otro lado solo había oscuridad, así que nos sirven para este ejercicio de rebeldía que es encontrar resplandores. Empecemos por el mundo. Se fue Trump. Keiko Fujimori perdió las elecciones en Perú –no celebraré nunca a un presidente contrario al derecho al aborto como Pedro Castillo, tampoco a ningún Papa por el mismo motivo, y muchos otros–. También se fue Merkel, tras dieciséis años como canciller de Alemania –que los cordones sanitarios contra la ultraderecha no nos impidan ver su austericidio. Ay, Grecia–. Chile fue una fiesta, que acabó con Gabriel Boric como presidente, y que nos hace soñar con Lula, ya este año, y con otros que como él acaben con los y las trumpistas del planeta. La OMS aprobó en noviembre la primera vacuna contra la malaria. Muchos meses antes, el mundo rico había empezado a vacunarse contra la covid. El VIH se convirtió en una enfermedad con nuevos y mejores tratamientos…
Ya en España no olvido el 18 de marzo, cuando el Congreso aprobó la ley de eutanasia. No hay vida digna sin muerte digna. Ni a los trabajadores del metal de Cádiz, que con su lucha volvieron a mostrar que sin tomar la calle no hay derechos ni pan. Ni que el mercado laboral es ahora menos malo. Ni a las mujeres, que siguen peleando para acabar con el sistema, que es asesino. Tampoco olvido al equipo del Hospital Clínic de Barcelona, que gracias a un tratamiento experimental logró la remisión completa de un cáncer en 18 pacientes. Entre mis sueños está que todos los cánceres se curen. Cada una arrastra sus mochilas.
Vayamos a las luces de CTXT. En septiembre, la revista se hizo más grande. Creció en número de firmas e incorporó a muchas de ellas a su consejo editorial [abro un corchete, que es un ejercicio de captatio benevolentiae, porque procedo a meterme en un jardín. Soy consciente de que dejaré a gente fuera y me disculpo por ello. A las decenas de personas que de algún modo nos habéis acompañado estos años, gracias, habéis sido importantes. Todas]. Al final del verano llegó Amador Fernández-Savater, al que entrevistó Guillem Martínez justo antes y ya entonces supe que iba a revolucionar mi cabeza. Y Elizabeth Duval, que es capaz de hacerlo todo. La imagino recogiendo un Grammy, no me pregunten por qué. Y Pablo Iglesias, que pronto dejó de ser político y se convirtió en uno de los nuestros. Dinamité una cena de amigos/conocidos/desconocidos porque nadie se mete con los míos. De Pablo destaco sus entrevistas, se aparta y escucha. Y otro Pablo más, Stefanoni, periodista argentino, de Nueva Sociedad, que nos cuenta América Latina y con quien comparto códigos. Y Áurea Ortiz, que escribe sobre cine y series de televisión. Echo de menos leerla más. Y Adriana T., que desde su experiencia de niñera cuenta el mundo real mejor que cualquier periodista avezado. Y sin fallar una sola coma.
Fue entonces también cuando Ignacio Echeverría y Gonzalo Torné, los jefes de El Ministerio de CTXT, se convirtieron en adjuntos a la dirección para el área de Cultura. Yo, bruta de fábrica, tardé en entender qué era eso que tenían en la cabeza. Ahora me los llevaría a vivir a casa, es oro lo que hacen. También en septiembre Ignacio Sánchez-Cuenca aceptó ser el director adjunto de Opinión. Lo de Pacho es amor, no tiene otra explicación. Él es filósofo y catedrático de Ciencia Política. No sé cómo aguanta nuestras locuras.
Las nuevas incorporaciones se sumaron a las luces que ya estaban. Emilio de la Peña, periodista con callo, entusiasta como pocos, siempre dispuesto. Y Xandru Fernández, en quien confío para todo. Y Marina Sáenz, a la que conocimos en el Congreso Feminista de CTXT y de la que nos enamoramos. Y el maestro Pereiro, mitad aquí, mitad en su revista Luzes. Él es el oficio. Y Pablo Beramendi, catedrático de Ciencia Política en la Duke University, un hombre bueno. Y José Antonio Pérez Tapias, al que escucharía una vida entera. Y Steven Forti, gracias al que hemos contado tan bien las extremas derechas 2.0. Y Aurora Fernández Polanco, mujer sabia, que distingue lo bello y pelea porque todo lo sea. También siguió Nuria Alabao, que coordina Feminismos y es uno de mis faros. Y Andy Robinson, corresponsal volante de La Vanguardia y colaborador de CTXT desde siempre. Es mi guiri favorito del mundo. Y Casandra Greco, siempre al quite de los asuntos pandémicos. Y Sebastiaan Faber, que además de profesor de Estudios Hispánicos en Oberlin College tiene un don para detectar erratas. Te debemos un extra, Sebastiaan. Y Joaquín Urías, que nos acerca y nos explica el Derecho, y que ha sido tan importante este año. En la cosa judicial le acompañan José Antonio Martín Pallín y Miguel Pasquau (gracias a los tres). Y el más joven del lugar, Diego Delgado, que tiene la luz de los que empiezan.
Y claro, seguimos los que ya estábamos. Guillem Martínez, que en 2021 ganó el Tigre Juan con Los Domingos. Es un premio de los de verdad, pero para él todos son pocos. Y Gerardo Tecé, que ha sido padre y ha publicado un libro con sus mejores columnas de estos años. España, óleo sobre lienzo, editado por Escritos Contextatarios –ya se imaginan que es nuestra nueva editorial–, es una maravilla. Y el baranda (Miguel Mora, director de CTXT), la Moni (Mónica Andrade, CEO de esta comunidad) y yo misma, la Vane. Ya llevamos juntos más de siete años y nos conocemos las costuras, y nos queremos.
Y al frente de todo el grupo, Yayo Herrero, presidenta del Consejo Editorial de CTXT, mujer indiscutible. Pienso en ella ahora y se me mojan los ojos. Las Yayos mejoran el mundo. Ah, ella también estrena libro en Escritos Contextatarios: Ausencias y extravíos, una obra muy hermosa llena de datos y de esperanza. Y otro autor que debuta en nuestra editorial es Ennio Sotanaz, que se está hinchando a vender libros con su historia del Calderón.
Dejo tres luces para el final. La primera, los que pican piedra cada día en CTXT: la redacción (Adriana, Álex, Elena, Marina y Willy, que es nuestro hombre en las calles. Aquí incluyo a Gorka y Ricardo, los colaboradores más constantes); el equipo de redes (Carlos, Diego, Fer, Gabi y Tiare); la gerencia y el marketing (Jaime y Pilar); el Taller (Carlos y Gabi) y los artistas (Boca del Logo, Iñaki, J.R. Mora, Malagón y Pedripol). Sin ellas y ellos, CTXT no estaría. La segunda, varias luces: Magdalena Mora, presidenta de honor de la revista y brújula necesaria (sin ella CTXT tampoco estaría) y Cristina Peñamarín y Antonio Tena, que nos han acompañado siempre, cuando éramos más pequeños, estábamos más solas y todo era mucho más difícil. Y la tercera, una luz que es personal, y vive dentro de Santiago Alba Rico, filósofo y escritor, colaborador de CTXT y miembro también de su consejo editorial. Con Santi nunca he hablado cara a cara, pero con el tiempo, y los intercambios de correos, hemos creado un vínculo sólido repleto de cosas buenas. A él le debo en gran parte mi esfuerzo consciente en buscar la luz durante este largo tiempo de pandemia. Él era quien en sus mails deseaba que encontrara la luz necesaria para una vida buena. Eso lo llevo conmigo. Ojalá podamos abrazarnos este 2022.
Querida comunidad de CTXT, si estas luces han sido posibles en 2021 es porque vosotras y vosotros, un año más, nos habéis regalado los medios para ejercer este hermoso periodismo artesanal en absoluta libertad. Siempre seréis los miles de faros que señalan un camino lleno de posibilidades. Gracias por estar al otro lado.
Y ahora, suban el volumen del aparato en el que estén leyendo esta carta, que vamos a bailar. Recuerden a Leonard Cohen: “Hay una grieta, una grieta en todo. Así es como entra la luz”. Feliz 2022, amigas y amigos.
Ring the bells that still can ring
Forget your perfect offering
There is a crack, a crack in everything
That's how the light gets in
That's how the light gets in
That's how the light gets in
Querida comunidad de CTXT,
Sin el sol, sin su luz, no existiría vida. Sin otra luz, esa que entendemos como metáfora del bien, de lo bello, de la esperanza, de las opciones, la vida sería menos buena. Y menos vida. El año que nos deja ha vuelto a ser gris. Una pandemia que se...
Autora >
Vanesa Jiménez
Periodista desde hace casi 25 años, cinturón negro de Tan-Gue (arte marcial gaditano) y experta en bricolajes varios. Es directora adjunta de CTXT. Antes, en El Mundo, El País y lainformacion.com.
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