CTXT TE NECESITA
El sablazo
Lo que le pido no-es-para-vino-créame. Se lo pido para ganar 1.000 nuevas suscripciones. A cambio de ese pago, mejoramos las condiciones laborales de los 'umpa-lumpas' que fabricamos CTXT
Guillem Martínez 26/11/2022
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Hola, esto es un sablazo clásico. Como habrán leído en la Encyclopedia Britannica, un sablazo consiste en pedir pasta, con un ágil movimiento de cintura, de manera que el dante le da líquido al tomante, en modo plis-plas y sin tiempo de reacción, convencido de que la necesidad del tomante es mucha, que la vida es breve, y que lo pedido es, al cabo, poco para el dante. Entre amigos un sablazo es una religión, cuya práctica no se limita a los domingos. Sucede, con profusión, si bien con total efectividad, y casi con puntualidad, como el tren o la persona amada acuden a su cita. Como casi todo lo que ocurre entre los amigos o entre los amantes, un sablazo, en ese sector, no requiere explicaciones, y no contempla excusas. Entre conocidos y saludados, es un poco más complicado, si bien no mucho. Se suele ofrecer la sombra de la sombra de la sombra de una explicación, a través de alguna pincelada genérica sobre la necesidad imperiosa de capital, tronco. Entre desconocidos, podría ser diferente. Pero no lo es. El sablazo, en ese colectivo, se solventa con una mentira salvaje e improbable. Por ejemplo, se suele aludir, una vez que se deja asomar el hocico del sablazo, a algún tipo de mentira no muy elaborada, cutre-salchichera, como por ejemplo la alocución no-es-para-vino-créame. En mi vida, he utilizado las tres modalidades de sablazo, con cierto éxito. Y hoy me toca la cuarta, un tipo de sablazo improbable, I+D, una suerte de la Capilla Sixtina del Sablazo, consistente en practicar el sablacing a una persona que es un amigo, si bien es un conocido, si bien es un desconocido. Es decir, a un lector de CTXT. ¿Cómo se hace eso? Si me permiten, improvisaré a través de lo que sé de la disciplina.
Lo que le pido no-es-para-vino-créame. Se lo pido para ganar 1.000 nuevas suscripciones. No es mucho, y lo estamos consiguiendo. Se trata, básicamente, de que usted pague por un servicio que le ofrecemos gratis. Lo que indica, ahora que lo pienso, que somos tontos del bote. A cambio de ese pago, en todo caso, mejoramos las condiciones laborales de los umpa-lumpas que fabricamos CTXT. Y aquí es donde les tendría que decir algo más convincente que la alocución no-es-para-vino-etc. He estado pensando en eso que tendría que decirles. Durante horas. Al fin, y en el tiempo de descuento que me ha dado Miguel Mora, nuestro director y artista del botón rojo en Twitter, para que redacte esta carta-sablazo, he encontrado la razón por la que usted, y no otra persona, pueda ser el dante. En efecto, hay una sólida razón para que accedan a mi sablazo. Es espectacular. Es esta. Silencio. No se la pierdan. Escuchen. Ahí va: somos pequeños.
Somos una publicación pequeña. Somos la publicación crítica más pequeña a esta orilla del Ródano. A pesar de nuestro tamaño, importa lo que hemos hecho y lo que hacemos. No le ofrecemos líneas de fe, en las que creer, porno-política que repetir, sino conceptos, puntos de vista, observaciones que medios muy grandes, muy grandes, muy grandes, se ven en la tesitura de utilizar, por la patilla, sin citarnos, para poder hablar con efectividad y juego de piernas, de temas que hemos tratado. Eso mola. Para mi gusto, es fantástico, y nos hace llegar a aún más personas. Pero, insisto, mola más aún que todo eso el hecho de ser pequeños. Ser pequeños nos facilita entrar y salir de los palacios y las cabañas, pues nadie nos ve, o nos echa en falta, o nos echa de más. Y, en ese trance, ser pequeños nos permite estar en la calle. Continuamente. Somos tan pequeños y tenemos un local tan pequeño que, de hecho, cuando estiramos los brazos, estamos en la calle, constantemente. Y eso no solo es importante, sino que nos lleva a lo más importante de ser pequeños: nos equivocamos –el trabajo de periodista, como cualquier otro, si bien mucho más, consiste en equivocarse–, pero como somos pequeños, no tardamos en descubrirlo, no tardamos en discernir, en la calle, o mientras nos vemos y hablamos de la vida entre nosotros, que nos hemos equivocado. Lo que nos permite corregirnos, limitar en el tiempo los errores, con cierta rapidez. Como lo pequeño, no disponemos de mucho espacio para ocultar los errores. Como los niños pequeños, aprendemos rápido. Lo que es el Gran Secreto de los Pequeños.
Esta época es muy difícil. La verdad y la mentira no solo son similares, sino que resulta imposible distinguirlas. Eso provoca en el periodismo muchos errores. Pero nosotros somos pequeños, unos retacos. Nos equivocamos. Pero nuestra diferencia es que, de tan pequeños, no nos caben muchos errores, y debemos de solucionarlos, expulsarlos rápidamente, pues uno o dos errores nos ocupan en el cuerpo un volumen fabuloso, como de varias copas de vino. Si bien, lo que le pido en este sablazo, pequeño, como nosotros, no-es-para-vino-créame, por otra parte.
Muchas gracias por el sablazo.
Hola, esto es un sablazo clásico. Como habrán leído en la Encyclopedia Britannica, un sablazo consiste en pedir pasta, con un ágil movimiento de cintura, de manera que el dante le da líquido al tomante, en modo plis-plas y sin tiempo de reacción, convencido de que la necesidad del tomante es mucha, que...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí