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La efeméride merecía que saliera todo bien. Se celebraba que Simeone se convertía en el entrenador con más partidos en la historia del Atlético de Madrid, 613, y eso era ya motivo más que suficiente para el festejo, como hizo el club antes del encuentro con el bonito detalle de que el hijo de Luis Aragonés entregara al Cholo una camiseta enmarcada con la cifra del récord. Pero para que la noche fuera redonda, el equipo debía acompañar y vaya si lo hizo. Los jugadores le dieron al míster el mejor homenaje posible: jugar el partido más brillante en lo que llevamos de temporada, que acabó con un 6-1 frente a un Sevilla que demostró el porqué de su mala clasificación. Con Griezmann ejerciendo de director de una orquesta en estado de gracia, el Metropolitano vivió una noche de fiesta.
Las bajas obligaron a que el técnico colchonero recuperara el sistema de 5-3-2, sin laterales específicos, pero con Llorente y Carrasco ejerciendo una función que se conocen de sobra, la de carrileros. El equipo salió enchufado, con intensidad, buscando principalmente las bandas en ataque posicional o el robo rápido de la pelota para salir a la contra. Nada más empezar pudo adelantarse en un buen balón de Lemar a la espalda de la defensa para Memphis, pero su control no fue bueno, y permitió que Bono se le echara encima y no pudiera definir. El Sevilla quiso asustar con una contra de En-Nesyri que culminó con un disparo muy defectuoso en el área grande. Fue un espejismo.
El Atleti fue replegando la defensa adelantada de los hispalenses. El primer gol llegó en el minuto 23
A base de presionar la salida desde atrás del rival, dar movilidad al balón cuando lo tenía apoyándose en la clarividencia de Griezmann y en el buen arranque de Lemar y Carrasco, el Atleti fue replegando la defensa adelantada con la que los hispalenses habían comenzado el choque. Lemar disparó alto desde la frontal en buena posición, pero la segunda clara oportunidad la tuvo Llorente, que remató al poste en un disparo en el área grande. El buen juego de los rojiblancos merecía premio y este llegó en el minuto 23. Koke cortó un pase en campo propio que fue a parar a Memphis. Este combinó con Griezmann que, viendo el desmarque del neerlandés, le filtró un pase perfecto para dejarle en un mano a mano ante Bono que culminó con un remate entre las piernas del portero para abrir el marcador. Esa conexión Memphis-Grizi parece que puede funcionar bien. En plena resaca de la celebración se recordó desde la grada al ausente de larga duración Reinildo con unos segundos de aplausos, para darle ánimos tras su grave lesión.
Apenas cuatro minutos después, fue Llorente el que interceptó un pase en medio campo, Griezmann le lanzó en velocidad y en la frontal dejó Marcos el balón para Memphis. Pudo haber pasado a Lemar, que entraba solo por su izquierda, pero tras un amago se hizo hueco y soltó un fuerte disparo a media altura cerca del poste que hizo inútil la estirada del guardameta marroquí. Doblete de Memphis y festejo en la grada. El Atleti se gustaba y era contundente. Parecía todo bajo control ante un rival impreciso en las combinaciones y al que le estaba penalizando las numerosas bajas que tenía en su defensa, especialmente en su zona central, donde dejaba muchos huecos.
Pero ya sabemos que hasta en los mejores días el Atleti es especialista en dar algún susto. Quizá viendo tan cómodo el partido, tras completar 30 minutos de los mejores de la temporada, bajó un poco el ritmo, dio un paso atrás y dejó que el Sevilla respirara con el balón. Los de Sampaoli no llegaban a la portería de Oblak, pero el Atleti se olvidó también de llegar al área rival. Y en esa marea baja en la que estaba el encuentro, apareció en el minuto 39 un desmarque de Pape Gueye, el mejor de los sevillistas, buscando un pase de Acuña al área. Giménez fue al cruce con la idea de cubrir el balón para que saliera por la línea de fondo, pero se confió y el senegalés logró meter el pie izquierdo para enviar la pelota al palo más cercano, donde En-Nesyri, aprovechando también la relajación de Hermoso, remató de primera con la zurda al fondo de la red, recortando la desventaja. Y lo que era un partido plácido, de repente, se convirtió en uno abierto en el que los andaluces tenían aún mucho que decir. O eso parecía cuando se llegó al descanso.
Griezmann devolvió la tranquilidad a la parroquia atlética marcando el tercer gol con un tremendo disparo con la zurda
El Sevilla salió confiado en que podía darle la vuelta al marcador ante un Atleti que había perdido un poco el plan de partido que tan bien le había ido. Pero en ese momento de incertidumbre apareció el mejor hombre de la noche. Griezmann devolvía la tranquilidad a la parroquia atlética marcando el tercer gol con un tremendo disparo con la zurda desde unos metros fuera del área que colocó cerca de la escuadra. Golazo. Si bonito había sido el segundo de Memphis, este aún lo mejoraba. El abrazo de Antoine con Simeone en la banda fue una de las escenas más emotivas de la noche.
La noche se ponía muy oscura para el Sevilla, que ni siquiera era capaz de aprovechar esos tiros en el pie que el Atleti se da de vez en cuando. Como cuando Savic erró en un pase en la salida desde su propio área, permitiendo que Ocampos cortara y cediera a Suso, pero en el mano a mano ante Oblak disparó con la derecha, su pierna mala, y el balón no fue ni a portería. Y de lo que pudo ser el 3-2, que habría llevado el encuentro a un escenario de incertidumbre, se pasó al cuarto gol de los locales. Con Barrios y Morata ya en el campo, que entraron por Lemar y un Memphis que recibió una fuerte ovación, Griezmann, cómo no, hizo un envío en profundidad a Llorente, que cerca de la línea de fondo dio un pase atrás para que Barrios disparara en pugna con un rival. El balón salió hacia el otro lado del área, no sabemos si con intención del canterano o de casualidad, donde estaba desmarcado Carrasco, que remató con la zurda a placer, celebrando así su partido 250 de rojiblanco.
Los de Nervión ni siquiera pudieron aprovechar un penalti tras la caída del bullicioso Pape Gueye, que de nuevo no dio un balón por perdido y cerca de la línea de fondo, al echar la pierna para atrás, tocó con la de Llorente, que no hizo nada para derribarlo. El contacto involuntario fue castigado por Cuadra Fernández con la pena máxima, pero Rakitic desperdició el tercer salvavidas que le daba su rival y mandó el balón al poste con Oblak tirándose al lado contrario. Es el tercer penalti que le pitan en contra esta temporada al Atleti, que en la jornada 24 sigue siendo el único de Primera al que no le han señalado ninguno a favor.
Griezmann seguía empeñado en hacer disfrutar a la parroquia y a Simeone. El quinto gol fue un compendio de lo que es este futbolista ahora mismo. Salió victorioso en campo propio en una pugna por un balón, avanzó unos 30 metros y cerca del área dio un pase elevado por encima de la defensa para el desmarque de Morata, cuyo remate de primera lo salvó Bono, pero el balón le quedó franco al delantero para marcar a puerta vacía. En plena fiesta hubo tiempo para que debutara el irlandés Doherty, que jugó los últimos 15 minutos. Mientras, en la grada se hacía hasta la ola, quizá la primera desde que se estrenó el Metropolitano.
Con todo decidido, aún hubo tiempo para que el Sevilla recibiera más malas noticias, al menos para el próximo partido, ya que el árbitro expulsó por doble amarilla a Pape Gueye, en una acción sobre Hermoso que no pareció merecer tal castigo. Sampaoli metió en el minuto 85 a Navas y Rafa Mir, una decisión poco entendible y que suponemos que no fue muy agradable para ellos. Mientras, Simeone hizo jugar al canterano Carlos Martín para que disfrutara del momento. Y ya en el añadido, aún hubo tiempo para que Morata firmara el otro doblete de la noche en una gran acción individual. Recogió un rechace de la defensa dentro del área, recortó a un rival y conectó un fuerte disparo con la zurda que entró cerca del travesaño, haciendo subir el sexto al marcador.
El Atleti dio un homenaje merecido a su entrenador en una fecha histórica, recuperó la tercera posición de la tabla y confirmó sus buenas sensaciones tras el Mundial. Poco más se le pudo pedir al día. Seguro que Luis estará satisfecho viendo que el Atleti de su sucesor, en lo más alto de la clasificación de partidos, parece seguir su máxima. Ya saben, aquello de “ganar, ganar, ganar y volver a ganar”.
La efeméride merecía que saliera todo bien. Se celebraba que Simeone se convertía en el entrenador con más partidos en la historia del Atlético de Madrid, 613, y eso era ya motivo más que suficiente para el festejo, como hizo el club antes del encuentro con el bonito detalle de que el hijo de Luis Aragonés...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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