BARCELONA
141 votos
A la espera del recuento definitivo, que se producirá el 2 de junio, Trias, Collboni, Colau y Maragall exploran posibles alianzas para el Ayuntamiento
Steven Forti 1/06/2023
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141 podría ser el número que durante años muchos recuerden en Barcelona. O podría ser 113 o 67 o 12. O 478. O puede que nadie se acuerde de ninguna cifra. Vaya usted a saber. Bueno, en realidad lo sabremos pronto, posiblemente el viernes 2 de junio o, como muy tarde, a principios de la semana que viene. Porque este viernes empezará el recuento definitivo de las elecciones municipales en Barcelona y, aunque no parezca, aún hay partido. O no.
La batalla de Barcelona ha sido, efectivamente, una batalla hasta el último voto. Nunca unas elecciones fueron tan disputadas. Ganó Xavier Trias, convergente de tomo y lomo que, tras sus pinitos independentistas en los años procesistas, escondió en un cajón la estelada y se alejó todo lo que pudo de Laura kriptonite Borràs. ¿El objetivo? Que el electorado de clase alta de la Ciudad Condal pudiese creer que era posible volver al viejo pujolismo y, sobre todo, “echar a Colau”, el sueño húmedo de la Upper Diagonal. En buena medida lo ha conseguido, gracias a una campaña llena de bulos y aprovechándose incluso de los neonazis de Desokupa que intentaron reventarlo todo paseándose por Pedralbes. El odio a Ada Colau, considerada aún una okupa por la “gente de bien”, tras ocho años en el cargo, ha sido la gasolina que ha empujado hasta la victoria –veremos si pírrica– a un candidato sin propuestas ni modelo de ciudad. A menos que por propuestas consideremos espetar cada tres palabras, al estilo cuñado en la sobremesa de Navidad, que Barcelona es un “desastre”, y por modelo de ciudad, el turismo masivo low cost sin ningún tipo de restricción. Así están las cosas, amigas y amigos, también por Barna.
Trias ganó con 149.235 votos, el 22,42% y once concejales, sumando cerca de 60.000 votos a los conseguidos por Junts hace cuatro años. Los de Puigdemont (sin Puigdemont) se comieron prácticamente a Esquerra Republicana que, tras quedar primera en 2019, perdió la friolera de 86.000 votos: el pobre Ernest Maragall llegó solamente cuarto con 74.720 votos, el 11,22% y cinco concejales. Entre Trias y Maragall, que juntos suman 156 años –el modelo yankee Biden-Trump de las very old glories tiene adeptos por lo que parece a orillas del Mediterráneo–, encontramos a Jaume Collboni y Ada Colau. El candidato de los socialistas quedó segundo con 131.735 votos, el 19,79%, perdiendo 7.000 votos respecto a 2019, y diez concejales, mientras que Colau sumó 131.594 votos, el 19,77%, casi 25.000 votos menos que hace cuatro años, y nueve concejales.
Al desaparecer Ciudadanos en el consistorio de la Plaça Sant Jaume, el PP ha mejorado resultados (61.355 votos, 9,21 % y cuatro concejales) y Vox ha conseguido representación (37.937 votos, 5,7% y dos concejales): 23.000 votos más para los populares y 29.000 para los cofrades de Orbán, Meloni y Bolsonaro, en buena medida provenientes de quienes votaron a Manuel Valls en 2019. Fuera quedó la CUP (25.341 votos, 3,8%), otra vez una papeleta tirada a la basura. A todo esto, la abstención ha aumentado el 5,6% (más de 50.000 votos) frente al 1,2 que subió a nivel nacional, y lo ha hecho especialmente en los barrios con rentas más bajas. También ha crecido el número de votos nulos y en blanco (8.500 votos más sumando los dos). En definitiva, casi 60.000 barceloneses más, comparado con hace cuatro años, o bien se han quedado en casa o bien no han votado a nadie. Un dato que debe hacer reflexionar.
La abstención ha aumentado el 5,6% (más de 50.000 votos) frente al 1,2 que subió a nivel nacional
Perdonen todo este rollo con los números, pero me he quedado enganchado. En un mundo cada vez más incomprensible, los números ofrecen cierta seguridad. Volvamos pues a esos 141 votos que decía al principio. En 2019, en el recuento oficial, Barcelona en Comú obtuvo 336 votos más respecto al voto escrutado en la noche electoral y el PSC 137 sufragios más. La diferencia fue de 199 votos más para Colau. Si pasara lo mismo ahora, o algo similar, habría sorpasso y la actual alcaldesa de la Rosa de Foc acabaría segunda. ¿Vanas esperanzas? Posiblemente sí. Ahora bien, ¿por qué esos 141 votos pueden ser decisivos? Porque la situación es endiablada. Aún más con la convocatoria de elecciones generales el 23 de julio, que trastoca mucho los planes para debatir con una cierta calma los posibles pactos postelectorales. Vayamos al grano y veamos las posibles opciones sobre la mesa.
A diferencia de muchos otros municipios españoles, en Barcelona hay una mayoría progresista: PSC, BComú y ERC suman 24 concejales de 41. Las tres formaciones, además, aunque con tiranteces y fricciones, han colaborado estos últimos años tanto en el Ayuntamiento como en la Generalitat, y a nivel estatal. Un pacto parecería algo lógico para una persona ingenua que cayera en este mismo momento desde la Luna o volviera de vacaciones de Palermo o de Kassel. Sin embargo, no parece tan claro. ERC se ha dado un batacazo descomunal en toda Cataluña y, una vez más, sufre la presión de Junts o como se llame cuando usted está leyendo este artículo. Hacer alcalde a Collboni, aunque sea sin entrar en el gobierno, es algo que a Esquerra le cuesta tragar, sobre todo con las elecciones generales a la vuelta de la esquina. Oriol Junqueras, en la noche electoral, y Pere Aragonés, el día después, lo han remarcado a su manera, desempolvando, incluso, ese concepto más vacío que un cubata en la sala Apolo a las 6 de la madrugada llamado la “unidad del soberanismo”. Algo inexistente, por otro lado, desde como mínimo 2017: incluso los muertos del cementerio de Montjuic saben de sobra que ERC y Junts no se pueden ver ni en pintura. Imagínense colaborar o ir juntos como si de una falange romana se tratase.
Tras apuntar todo esto, la pregunta pertinente que cabe hacerse es si pasaría lo mismo si la alcaldesa fuera Colau. De ahí la clave de esos 141 votos. ¿ERC diría que no a un gobierno progresista si fuese la líder de Barcelona en Comú quien se hiciera con la vara de mando en la Plaça Sant Jaume? Un artículo de Joan Tardá, histórico dirigente de Esquerra, titulado sintomáticamente “Maragall, teniente de alcalde de Colau”, apunta en esta dirección. Y muestra que empieza a haber debate dentro de la formación liderada por Junqueras. Ahora bien, y si no se encuentran esos 141 votos, ¿podría llegarse al mismo resultado? ¿Podría darse un acuerdo entre Colau y Maragall para que Collboni, aunque haya llegado delante, no sea el alcalde en un gobierno progresista tripartito? Difícil. Mucho. ¿Y un acuerdo tripartito para hacer alcalde a Collboni? Aún más difícil, aunque cosas más raras hemos visto en estos últimos tiempos, aquí y en Lima.
Si no se llegase a algún tipo de acuerdo entre PSC, BComú y ERC, con o sin esos 141 votos, las opciones sobre la mesa son esencialmente tres y llevan, en todos los casos, a tener al cuñado Trias de alcalde por segunda vez, tras la patética experiencia de 2011-2015. La primera opción es un acuerdo entre Junts y PSC: sumarían 21 concejales, es decir la mayoría absoluta. Es cierto que últimamente huele bastante a sociovergencia, esa otra nostalgia de los old glory days, pero con el 23J cerquita resulta una operación complicada. Y, quizás, bastante contraproducente para ambos contrayentes del acuerdo. La segunda opción es un acuerdo entre Trias y Maragall más o menos entre bambalinas: no sumarían, pero Trias saldría elegido como candidato más votado si no hay una mayoría alternativa. La tercera opción es que nadie se ponga de acuerdo con nadie y que Trias gobierne en minoría solo con los suyos de Junts.
La pelota la tiene Esquerra en su tejado. Lo que no apunta a nada bueno, conociendo la historia de ese partido. Pero hace cuatro años muy pocos hubiesen apostado un euro a que Valls le cediese gratuitamente sus votos a Colau. Veremos. De todas formas, valdría la pena que el viernes se encontrasen 141 votos, mejor 150 o 200, para quedar tranquilos, y, sobre todo, que no sean votos para Coalición por Melilla.
141 podría ser el número que durante años muchos recuerden en Barcelona. O podría ser 113 o 67 o 12. O 478. O puede que nadie se acuerde de ninguna cifra. Vaya usted a saber. Bueno, en realidad lo sabremos pronto, posiblemente el viernes 2 de junio o, como muy tarde, a principios de la semana que viene. Porque...
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Steven Forti
Profesor de Historia Contemporánea en la Universitat Autònoma de Barcelona. Miembro del Consejo de Redacción de CTXT, es autor de 'Extrema derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla' (Siglo XXI de España, 2021).
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