Tecetipo
La responsabilidad de Yolanda Díaz
Es el momento de la líder de Sumar. No vale fabricar un híbrido en el que la iniciativa política la tenga ella y los inconvenientes sean achacables a sus irrelevantes socios
Gerardo Tecé 12/06/2023
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La tesis de que Podemos es un partido acabado y, además, un lastre para la izquierda es tan arriesgada como absolutamente legítima. La política consiste en esto. Hacer un análisis del momento, calcular tus fuerzas y tirar hacia adelante con la estrategia que lleve a tu proyecto hasta el éxito. Es lo que hace Yolanda Díaz. Es lo que, en su momento, hicieron desde Podemos logrando ensamblar el primer gobierno de coalición de izquierdas desde la República. Ese gobierno es el actual, a propósito. No está de más recordarlo por aquello de las tesis arriesgadas.
Yolanda Díaz participa de la tesis de que Podemos está acabado y/o es un lastre para la izquierda. Sus declaraciones asegurando que si los morados no estuviesen en Sumar no sería ningún drama, su posición negociadora relegando al partido que cogobierna España en estos momentos a una posición secundaria –tanto que su secretaria general irá quinta por Madrid– o su decisión de vetar a la ministra de Igualdad, Irene Montero, tensando la cuerda de la participación de Podemos en la confluencia de izquierdas, así lo demuestran. Hace bien Yolanda Díaz. Si su tesis es la de la irrelevancia de Podemos, debe actuar en consecuencia.
Integrado Podemos en Sumar de la forma que Díaz ha decidido, toca seguir actuando en consecuencia. Toca respetar la tesis de la irrelevancia de Podemos también a la hora de no darle importancia alguna a las quejas o reivindicaciones moradas que siguen exigiendo que se le retire el veto a su mayor activo político. Sería una desastrosa lectura de la situación haber tratado a Podemos como una fuerza menor durante la negociación para, a continuación, atribuirle un importante potencial dañino por el hecho de que se lama sus heridas. ¿Qué sentido tendría eso? ¿Qué daño puede causar quien tiene el peso político correspondiente a un quinto puesto en las listas de Madrid? Si las quejas de Podemos por lo que consideran un trato humillante llegaran a causarle daño a Sumar –como denuncian sorprendentemente algunos miembros de la coalición descontentos con Podemos–, esto sólo querría decir que alguien habría echado a andar su proyecto sin haber hecho lo más básico: un cálculo real de la situación.
Es absolutamente legítimo que desde Sumar decidan expulsar de su forma de hacer política esas costumbres moradas de señalar la acción de los medios de comunicación. Yolanda Díaz, como referente del nuevo espacio, tiene todo el derecho a cultivar la mejor de las relaciones con todos los medios y periodistas que crea necesario, incluyendo aquellos medios y periodistas que maniobraron mediante juego sucio para evitar que se conformara el Gobierno actual. El Gobierno que le ha permitido lanzar un liderazgo de izquierdas desde una posición de privilegio nunca antes disfrutada por otro líder de la izquierda española: la vicepresidencia del Gobierno. Si la obligación de quien lidera es tener en cuenta todas las variables, también la de los medios, no sería coherente reñirle al principal altavoz mediático de la izquierda, Pablo Iglesias, y pedirle que guardase silencio y desapareciese. Si las opiniones críticas de Iglesias con la construcción de Sumar tuviesen el potencial suficiente como para dañar de algún modo las aspiraciones del espacio que lidera Díaz, los titulares dirían que Iglesias es un irresponsable, pero eso sería una simple anécdota frente a un grave hecho: en Sumar habrían olvidado hacer su trabajo, que es cultivar el cariño a Iglesias como se cultiva el cariño a Ferreras.
La política son expectativas y objetivos. Si el punto de arranque de Yolanda Díaz es la vicepresidencia del Gobierno, la expectativa es, como mínimo, mantener esa vicepresidencia tras el 23J. Si Yolanda Díaz lo logra, la tesis de que Podemos era una formación irrelevante y un lastre se demostraría cierta. Y con ella quedaría validada la decisión de vetar y la apostar por desdibujar a los morados. Si, por el contrario, Yolanda Díaz no lograse repetir como vicepresidenta liderando una formación que influyese desde el Gobierno en las políticas de su socio del PSOE tanto como lo ha hecho estos cuatro años Unidas Podemos, estaríamos ante un fracaso del que la única responsable sería Díaz. No valdría, evidentemente, culpar a Podemos. ¿Qué impacto podría tener en el resultado electoral la actitud ceniza de un partido cuyo peso es irrelevante? Tampoco valdría mirar a Pablo Iglesias y su potencial mediático. ¿En qué posición quedaría Sumar si, sabiendo de la importancia de cultivar buenas relaciones con los altavoces mediáticos, hubieran decidido no cultivarla con quien podría dañarles?
Un proyecto político, además de saber leer la situación, establecer una estrategia y armar un discurso coherente en sus tesis, debe saber dar respuestas. Por ejemplo, explicar por qué PP y Vox están en disposición de llegar al Gobierno de España con los mejores datos históricos de empleo y un salario mínimo nunca visto, entre otras muchas medidas de las que Yolanda Díaz y Unidas Podemos pueden presumir. Es una explicación que Sumar debe ofrecerle a la ciudadanía que votará el 23J. Desde luego, esa explicación debe darse sin hacer referencia a que el 90% de los grandes medios son empresas con intereses políticos que están alimentando un ambiente social de apocalipsis para facilitar la llegada de la derecha. No puedes decir esto, no debería ser la excusa de Sumar si algo así acaba sucediendo. No si en tu estrategia política decidiste obviar el grave problema que sufre España con la corrupción mediática a cambio de recoger frutos en forma de buen trato.
Es el momento de Yolanda Díaz. Lo es en sus decisiones y lo es en sus consecuencias. No vale fabricar un híbrido en el que la iniciativa política la tenga Díaz y los inconvenientes sean achacables a sus irrelevantes socios. Es su responsabilidad haber tomado la decisión de impedir la entrada de la ministra de Igualdad a los puestos de salida de Sumar. Es también su responsabilidad la consecuencia medida en desmovilización o malestar que esto pueda generar entre parte del electorado de izquierdas. Es su responsabilidad que España renueve durante cuatro años el actual proyecto de izquierdas que Unidas Podemos ha dejado sobre la mesa. Será su responsabilidad si no se logra. Mucha suerte. La vamos a necesitar.
La tesis de que Podemos es un partido acabado y, además, un lastre para la izquierda es tan arriesgada como absolutamente legítima. La política consiste en esto. Hacer un análisis del momento, calcular tus fuerzas y tirar hacia adelante con la estrategia que lleve a tu proyecto hasta el éxito. Es lo que hace...
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Gerardo Tecé
Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto. Es autor de 'España, óleo sobre lienzo'(Escritos Contextatarios).
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