La pobreza tiene muchas caras, las personas pueden ser maltratadas de muchas formas, como señala el filósofo y economista indio Amartya Sen. El análisis multidimensional de la pobreza busca medir las distintas privaciones que afectan negativamente al bienestar humano más allá de la escasez de ingresos calculada de forma convencional. Tiene en cuenta los problemas de salud, las limitaciones físicas, el bajo nivel educativo, las malas condiciones de la vivienda, el hacinamiento, el desempleo o baja intensidad laboral en el hogar, las dificultades para hacer frente al coste de la vida y los bajos ingresos. Diferentes combinaciones de estos factores, ponderados en un índice, pueden dar lugar a la pobreza según este enfoque.

Nicolai Suppa, economista del Centre d’Estudis Demogràfics (CED) de Barcelona y de la Universidad de Oxford, ha estudiado la incidencia de la pobreza multidimensional en España y en otros 20 países europeos entre 2016 y 2020.

Su análisis muestra, en primer lugar, que alrededor del 15% de los españoles son pobres según este criterio. La cifra se mantuvo estable en España durante los cuatro años analizados. Sin embargo, en otros países europeos que partían de una situación peor (por ejemplo, Portugal y Grecia) o similar (por ejemplo Polonia y Hungría) la pobreza se redujo en hasta cinco puntos porcentuales durante esos años.

En segundo lugar, Suppa concluye que ninguno de los factores analizados conlleva por sí solo la pobreza ni es sufrido por el conjunto de las personas pobres. Las privaciones se agrupan de distintas formas para dar lugar a una situación de pobreza. Ciertamente, algunos de los factores analizados están más vinculados con la pobreza que otros. Por ejemplo, en España la mayor parte de quienes tienen una mala salud en general o sufren privación material, es decir, dificultad para hacer frente a los pagos del día a día, son pobres. Sin embargo, la mayoría de las personas que viven en una vivienda precaria no son pobres, y solo la mitad de quienes tienen bajos ingresos lo son.

Los datos recogidos durante cuatro años indican que las personas pobres tienen más probabilidades que el resto de sufrir a lo largo del tiempo más privaciones y, sobre todo, menos probabilidades de superar las que ya sufren. Por ejemplo, las personas pobres que no sufren privación material tienen cada año entre 12 y 15 puntos porcentuales más de probabilidad de empezar a experimentar esta privación que las personas no pobres. Al mismo tiempo, las personas pobres que ya sufren privación material tienen hasta 20 puntos porcentuales menos de probabilidad de salir de esa situación.

Aunque estos resultados se observan en la mayoría de los países europeos, los datos también muestran que las diferencias en las probabilidades de entrada y salida en las diferentes privaciones son mayores en algunos países que en otros, lo que sugiere que los acuerdos sociales pueden alentar o desalentar la combinación de privaciones que conduce a la pobreza. En un sentido amplio dichos acuerdos sociales pueden incluir el marco institucional, la situación legal y las normas sociales, por ejemplo. Un análisis más cuidadoso de estas diferencias puede proporcionar más información relevante para aplicar políticas efectivas contra la pobreza.

De acuerdo con el autor, este análisis subraya la importancia de coordinar programas y medidas en todos los campos de la política, tanto para lograr que las personas que sufren estas privaciones puedan superarlas como para prevenir que otras nuevas comiencen a experimentarlas. Combatir la pobreza requiere acciones conjuntas y bien coordinadas en varios ámbitos, por parte de diferentes actores. El estudio de la pobreza multidimensional puede ofrecer una guía más concreta para enfrentarse a ella.