Por trigésimo segundo día consecutivo, Israel persiste en sus ataques contra Gaza. Su objetivo parece ser la erradicación de toda forma de vida en la Franja y el desplazamiento forzoso de su población. Como ha denunciado hace unas horas Antonio Guterres, secretario general de la ONU, “las operaciones terrestres de las Fuerzas de Defensa de Israel y los continuos bombardeos están afectando a civiles, hospitales, campos de refugiados, mezquitas, iglesias e instalaciones de la ONU”. Los bombardeos israelíes están cuidadosamente planeados, e incluyen convoyes de desplazados y servicios sanitarios. “¡Nadie está a salvo!”, alerta Guterres. Al mismo tiempo, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, amenazaba con mantener “indefinidamente” el control militar sobre la Franja. “Hemos visto lo que sucede cuando no lo tenemos”.

El doctor Atef Al-Kahlot, director del Hospital Indonesio, construido con fondos de la organización indonesia Medical Emergency Rescue Committee (Mer-C) en el norte de la Franja y ahora foco de las acusaciones de Israel sobre la presunta la existencia de túneles de Hamás en sus bajos, habla sobre las terribles condiciones de los pacientes en la unidad de cuidados intensivos mientras no puede contener las lágrimas. El profesional sanitario afirma que quiere enviar “un mensaje a todos los que tienen conciencia”. Y detalla el trágico estado del sistema sanitario de Gaza, consecuencia de la agresión y el bloqueo continuo impuestos por las fuerzas de ocupación israelíes.

En una súplica desesperada, el director del hospital hace hincapié en la necesidad de combustible en las próximas 24 horas para evitar una catástrofe humanitaria inminente y expresa su angustia al presenciar cómo pacientes al borde de la muerte suplicaban que se les practicaran intervenciones quirúrgicas. “¿Puede el mundo ser testigo de esto y permanecer en silencio?”, se pregunta.

La escasez de combustible ha provocado cortes de electricidad en varias áreas del hospital, mientras Israel persiste en acusar a la resistencia palestina de utilizar las instalaciones médicas como tapadera de actividades militares. La continua incitación contra los centros sanitarios de Gaza ha suscitado una preocupación generalizada en el Hospital Indonesio por la posibilidad de que sea bombardeado como ocurrió con el hospital Al-Mamadani. Esto ocurre mientras el ejército de ocupación sigue atacando hospitales e instalaciones sanitarias sin previo aviso.

La Franja de Gaza se enfrenta actualmente a una crisis humanitaria sin precedentes. Esta situación se ve agravada por la interrupción de servicios esenciales como la electricidad y el agua, la grave escasez de suministros médicos y el colapso del sistema sanitario.

Los incesantes ataques aéreos israelíes han causado 10.328 víctimas, entre ellas 4.412 niños y 2.761 mujeres. Otros 2.260 gazatíes están desaparecidos, de los cuales 1.270 son niños. La mayoría están muertos bajo los escombros de los edificios destruidos por los bombardeos israelíes. 

Médicos sin Fronteras calcula que más de 25.000 personas han sufrido heridas, muchas de ellas de gravedad, y existe un gran número de pacientes con quemaduras. Entretanto, 16 de los 35 hospitales de la Franja han dejado de funcionar, mientras que 51 de los 72 centros de atención primaria del enclave tampoco atienden ya a pacientes debido a la falta de electricidad y combustible. La Organización Mundial de la Salud confirma que las cercanías de varios hospitales han sido bombardeadas por Israel.

El hacinamiento, la escasez de agua potable y la falta de medicamentos hacen temer todo tipo de epidemias. La ONU ha registrado ya más de 22.000 casos de infecciones respiratorias agudas, y 12.000 casos de diarrea, junto con un repunte de la varicela. Estas epidemias pueden ser mortales, especialmente para los niños menores de cinco años.