reino unido
El disidente Galloway abre el debate sobre el sionismo del Partido Laborista
El líder del nuevo Partido de los Trabajadores centra sus propuestas de la elecciones de Rochdale en la cuestión palestina, aprovechando el peso del voto de la comunidad asiática y el apoyo de los laboristas a Israel
Andy Robinson Rochdale , 22/02/2024
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Dentro de un almacén, al lado de la concesionaria de Suzuki, mientras cae una llovizna gelida en las anodinas afueras de Rochdale, el carismático político y disidente de izquierdas George Galloway ha puesto en marcha un plan audaz: convertir la indignación de muchos votantes por el genocidio en Gaza en la fórmula ganadora para las elecciones parciales que se celebran a finales de este mes en esta sufrida ciudad posindustrial del norte de Inglaterra. Increíblemente, puede que lo consiga.
“Estas elecciones se celebran con el trasfondo de un genocidio en marcha en Gaza; aquí hay una comunidad asiática de dimensiones importantes y con un elevado grado de conciencia política; ellos invitaron a Galloway a presentarse en estas elecciones”, dice Peter Higgins, organizador de la campaña del candidato en Rochdale, en una entrevista en el cuartel general de la operación.
“Hay gente aquí que no sabe qué está pasando en Gaza o no lo entiende, y hay gente a la que le da lo mismo, pero un número importante de votantes en Rochdale ve lo que pasa en Gaza y ve un genocidio. Se siente indignada”, añade.
El agresivo y, a veces, polémico Galloway –nacido hace 69 años en Dundee y famoso por su demoledor discurso contra la guerra en Iraq en el Congreso estadounidense en 2005– ya logró ganar a rivales laboristas en tiempos del blairismo. Se impuso en el este de Londres (2005) y en Bradford (2012) –al igual que Rochdale, una ciudad deprimida del norte– con un fuerte apoyo de ciudadanos inmigrantes de origen asiático.
Más del 6% de la población de Rochdale nació en Pakistán o Bangladesh
Ahora, como líder del nuevo Partido de los Trabajadores, pretende hacer lo mismo en Rochdale, una ciudad muy cercana a Manchester de 220.000 habitantes, el 30% de origen asiático, principalmente pakistaní y, en menor medida, bangladesí. Más del 6% de la población nació en Pakistán o Bangladesh, y en la mayoría de los casos no puede votar. Pero los asiáticos de segunda o tercera generación son votantes con una elevada conciencia en cuestiones de política internacional, sobre todo de la masacre en Gaza.
Galloway entiende cómo llegar a estos votantes mediante un ataque al apoyo incondicional que el líder laborista ha dado al bombardeo israelí. “Las opciones son fáciles”, como bien anunció el candidato en el vídeo que presenta su campaña. “Galloway luchará por Palestina y por la gente de Rochdale, y Keir Starmer luchará por Israel”.
Convertir a Gaza en la cuestión central de unas elecciones en el norte de Inglaterra parece una apuesta difícil. Pero Galloway es favorito en las casas de apuestas electorales, tras estallar la semana pasada un escándalo en el que el candidato laborista, de origen pakistaní, Azhar Ali, fue desautorizado por Starmer por declaraciones consideradas antisemitas.
A Starmer le ha salido el tiro por la culata: ha utilizado las falsas acusaciones de antisemitismo para purgar a la izquierda mediante una caza de brujas digna de una obra de teatro de Arthur Miller.
Cientos de activistas propalestinos, entre ellos el exlíder Jeremy Corbyn, han sido defenestrados. Sin embargo, en esta ocasión, una de las principales víctimas ha sido uno de los allegados más leales de Starmer. El diario conservador Daily Mail publicó la semana pasada un vídeo de Ali en una reunión a puerta cerrada en Rochdale con líderes comunitarios asiáticos, en la que expresaba su convicción de que Netanyahu sabía de antemano del ataque de Hamás del 7 de octubre, a la vez que acusaba a los propietarios de los grandes medios de comunicación de ser judíos. Decir eso está terminantemente prohibido en el Partido Laborista de Keir Starmer.
Cientos de activistas propalestinos, entre ellos el exlíder Jeremy Corbyn, han sido defenestrados
Las palabras de Ali son un indicio de que ya estaba preocupado por el impacto electoral en Rochdale debido a la postura proisraelí de Starmer. A fin de cuentas, en años anteriores, Ali había sido aliado de lobbistas proisraelís como Louise Ellman, exdiputada por Riverside en Liverpool, que dimitió del partido antes de la caída de Corbyn denunciando un inexistente prejuicio antisemita en la izquierda del partido; a cambio recibió el puesto bien remunerado de vicepresidenta del Consejo de Liderazgo Judío.
Obviamente Ali llegó a la conclusión de que tenía que corregir la impresión de que él también era amigo incondicional de Israel y Netanyahu, pero la filtración a la prensa forzó a Starmer a desautorizar a su propio candidato. Ali sigue siendo el nombre en las papeletas electorales, pero sin contar con la infraestructura del partido para hacer campaña y sacar a sus votantes a las urnas. Es difícil que gane. Galloway puede ser el beneficiado aunque hay otros cuatro candidatos.
Casi un tercio de la población de Rochdale procede de Pakistán, Bangladesh e India, con una importante comunidad de refugiados de países como Afganistán o Siria. Esto se traducirá en el 20% del electorado, según los analistas. Pero puede atraer suficientes votos por la cuestión Gaza.
“En tres distritos de Rochdale, que son mayoritariamente de origen asiático, Galloway probablemente tendrá la mayoría”, dijo en una entrevista el economista y escritor Paul Ormerod, natural de Rochdale. En las elecciones generales en 2020 “el voto musulmán explicó la amplia ventaja de 10.000 votos de los laboristas, por tanto, puede haber problemas para ellos esta vez”.
Pero, “no es solo la comunidad asiática la que se siente indignada por lo que está pasando en Gaza”, dice Higgins. “Hay muchos trabajadores blancos que también pueden ver con sus propios ojos que lo que pasa es un genocidio, no es solo una comunidad. Creemos que vamos a sacar votos de los dos lados”.
La coalición de Galloway pretende abarcar varios segmentos del electorado. Por un lado, trabajadores –de todas las etnias– de bajos ingresos atraídos por la defensa socialista de la sanidad pública y el presupuesto social, salarios dignos, fuertes sindicatos y la nacionalización de empresas de servicios públicos, compromisos que Starmer ha abandonado desde que sustituyó a Jeremy Corbyn al mando del partido. Por otro lado, aquellos jóvenes que fueron movilizados en su día por Corbyn, desencantados con Starmer y que se sitúan al frente del movimiento de solidaridad con Palestina.
Pero la clave de una posible victoria de Galloway serían los votantes de origen asiatico que ven con recelo a Starmer, un abogado formado en derecho humanitario, que ha insistido en que no considera que el bombardeo de Gaza constituya un genocidio ni que el bloqueo de Israel sea una violación de la ley internacional.
La clave de una posible victoria de Galloway serían los votantes de origen asiatico que ven con recelo a Starmer
Starmer ha levantado aún más ampollas en estas comunidades al negarse a apoyar con claridad la creación de un Estado palestino y mostrarse tibio en su apoyo a un alto el fuego en Gaza.
Si gana Galloway, crecerá la preocupación en la cúpula laborista de que la indiferencia del líder laborista ante la masacre de casi 30.000 palestinos pueda pasar factura en las urnas durante las elecciones generales que se celebran este año. “No se puede dar por hecho que Rochdale va a ser una elección de Gaza, pero es obvio que esto podría ser el caso”, escribió el columnista de The Guardian Martin Kettle.
“Starmer está totalmente desacreditado por su postura respecto al genocidio”, dijo Audrey White, militante laborista en Liverpool, otro blanco de la caza de brujas de los lobbies israelíes que fue expulsada del partido tras la caída de Corbyn. “Galloway es un luchador sin igual por la justicia en Palestina y tiene posibilidades de ganar en Rochdale”.
Esto no es solo de interés local o nacional en Reino Unido. Existe un fenómeno parecido en Estados Unidos, donde se celebrarán elecciones presidenciales en noviembre. Todo indica que Joe Biden corre el riesgo de perder votos en estados con importantes comunidades asiáticas y musulmanes, muchos de ellos críticos con la estrategia demócrata.
Una treintena de representantes demócratas de la comunidad árabe en Michigan –unas 280.000 personas, una de las más grandes de Estados Unidos– han anunciado que no votarán a Biden ni en las primarias demócratas de este mes ni en las presidenciales de noviembre.
La pérdida de votos podría resultar catastrófica para Biden, que ganó por un estrechisimo 2,2% en Michigan, en 2020 –solo 154.000 votos– tras la victoria de Trump en 2016. En la ciudad de Dearborn, donde la comunidad de origen palestino es la más grande del país, crece la preocupación demócrata.
Por supuesto, Palestina no es un asunto prioritario para la mayoría de los votantes en Rochdale o Dearborn, ni tan siquiera para muchos asiáticos musulmanes. Según la encuestadora británica More in Common, las cuestiones más importantes para los votantes musulmanes en ciudades como Rochdale son la economía, la inflación y la salud pública, al igual que para el resto de los votantes. Pero la indignación moral es un factor infravalorado por los psicólogos y expertos en demografía electoral. Reino Unido y Estados Unidos tienen los movimientos sociales más importantes de protesta contra el genocidio en Gaza del norte global, visibilizados en las masivas manifestaciones de Londres y Washington. “Lo extraordinario de estas protestas propalestina es la cantidad de votantes desafectos (...)”, escribió el periodista Matt Taibbi tras la gran manifestación contra el genocidio en Gaza en Washington el mes pasado.
Galloway no es el único candidato propalestino que puede causar problemas a Starmer en los próximos meses. Tras serle negado el derecho de volver a presentarse por el partido laborista, el propio Corbyn, con toda seguridad, propondrá una candidatura anti Starmer en su escaño londinense bajo la bandera del nuevo proyecto ‘Paz y justicia’. “Jeremy va a presentarse”, dijo Audrey White. La campaña de Corbyn en Islington, donde ha sido elegido repetidamente durante tres décadas, estará centrada en la condena al genocidio israelí. Corbyn tiene una enorme credibilidad entre los votantes indignados por las escenas vistas en Gaza, y por ser un viejo aliado de la causa palestina. Cabe recordar que fue expulsado del grupo parlamentario laborista tras ser calificado de antisemita por Starmer y el actual liderazgo.
Otros candidatos independientes propalestinos, algunos afiliados también a ‘Paz y Justicia’, se han presentado en distritos de Londres con importantes comunidades asiáticas como Ilford y Bethnal Green. Andrew Feinstein, un veterano activista antiapartheid judeo-sudafricano, acaba de anunciar que disputará el escaño de Starmer en el distrito londinense de Holburn.
En un nuevo sondeo, el apoyo de votantes musulmanes a los laboristas ha caído del 86%, en las elecciones de 2020 cuando Corbyn era candidato, al 46% según una encuesta publicada esta semana por la Red Musulmana Laborista (LMN). Solo el 29% de musulmanes dicen que se identifican con los laboristas. “La dirección laborista debe cambiar de rumbo o correrá el riesgo de perder el apoyo de la comunidad musulmana durante una generación”, advierte la LMN en un comunicado.
Aunque los candidatos de Starmer en dos elecciones parciales en el sur de Inglaterra derrotaron holgadamente a sus rivales conservadores, hay algunos indicios preocupantes para la dirección laborista, que ya daba por descontado que ganaría las elecciones con mayoría absoluta. Según una encuesta de Savanta, la amplia ventaja de los laboristas sobre los conservadores ha caído siete puntos en los últimos meses. Todo indica que las espeluznantes imágenes de la masacre de casi 10.000 niños en Gaza han ido reforzando la percepción de que Starmer es un político frío y sin corazón.
Dentro de un almacén, al lado de la concesionaria de Suzuki, mientras cae una llovizna gelida en las anodinas afueras de Rochdale, el carismático político y disidente de izquierdas George Galloway ha puesto en marcha un plan audaz: convertir la indignación de muchos votantes por el genocidio en Gaza en la fórmula...
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Andy Robinson
Es corresponsal volante de ‘La Vanguardia’ y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es ‘Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina’ (Arpa 2020)
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