Si breve...
El residuo seco
La crisis de Sánchez ilustra la política como un sistema de toma de decisiones no solo individual, sino sumamente no colectivo. Habla de la época
Guillem Martínez 3/05/2024
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1- Debajo de los montes de espuma –gran imagen; de José Martí; si escribes prosa eres un enano a hombros de tipos como Martí–, acostumbra a haber la nada o, por el contrario, su residuo seco: una mota, un grano de polvo, el secreto de la espuma y, por ello, algo sumamente importante, y distinto y distante de la espuma que le precedía. Después de los cinco días de espera, convocados por Sánchez, del discurso posterior, de las declaraciones a los medios con posterioridad a ese discurso, después de toda esa espuma, ¿qué queda?
2- El rostro de Sánchez tras los cinco días de espera resultó, si se fijan, espectacular. Ese rostro denotaba los síntomas de algo que los adultos conocemos demasiado bien. Se trata de un giro biográfico. Es muy posible que ese giro, que esa vivencia intensa tatuada ya en el rostro, solo afecte al usuario de ese rostro. Pero, en todo caso, el mismo rostro denota que el punto de partida de esta crisis de cinco días, fue, en efecto, una vivencia y una decisión personal. Desde luego, ese no fue el punto de llegada, el aplazamiento de la crisis, y de la política, acaecido este lunes.
3- Es posible que el punto de partida de esos cinco días de silencio no hable tanto de una crisis personal –de la vivencia de un dolor personal, quiero decir–, como de la canalización de ese dolor en su modo generacional. El dolor, como saben, es universal. Pero cada generación lo calla o lo verbaliza de una manera determinada y desde determinada imaginación cultural. Sánchez lo hizo, así, en abierto y –por ello posiblemente– desde su generación: desde la gramática del reality show. Quizás, en ese sentido, los analistas perdimos el tiempo. No teníamos que haber analizado la carta como la declaración de una crisis, su alcance, sus consecuencias políticas. Sino, tal vez, tan solo teníamos que haber visto a un hombre de su generación verbalizando, exhibiendo algo que, en otra generación, tan solo es, si llega, un monólogo interior, una anécdota en sus consecuencias. La crisis, si la hubiéramos visto desde ese prisma, no era tal. Era un modo de vivir, de comportarse, de hablarse.
4- En todo caso, esta forma de copar la información y la atención –por, lo dicho, motivos generacionales, antes que éticos– apunta a un hecho político importante. Quizás lo único importante, lo único que la crisis ha visualizado. El residuo seco de todo este asunto/espuma.
5- A saber: Sánchez está solo. Carece de una persona próxima y fundamental, que el resto de humanos tendemos a tener, y que es sumamente importante, al punto que nos impide salir a la calle con la bragueta abierta. Se trata de un asesor. Y Sánchez no tiene a nadie, como ha quedado claro, que le diga que no puede escribir cartas como la que escribió, si no van acompañadas de un itinerario político y de la voluntad de realizarlo. Que no puede exhibir sus emociones, si solo son eso. No puede, en fin, vivir su propio reality. Sánchez, y esto es lo único serio y contrastable de esta crisis, carece de asesores. Algo dramático, pues la única diferencia perceptible entre Sánchez, otros dirigentes de la coalición representada en el Gobierno, y de un partido ya no presente en la coalición, es la sospecha de que Sánchez poseía asesores dispuestos a no seguirle la corriente a su líder, a no darle la razón, a no mantener al líder en un túnel oscuro, iluminado por datos falsos que tan solo confirman las opiniones del líder. Pues bien, o no tiene esos asesores sexis, o los asesores, en ese caso puntual, le dieron la razón al jefe. Es decir, dejaron, zas, de ser sexis.
6- El residuo seco de esta crisis, lo que ilustra, lo que explica, es algo más importante que Sánchez. Y más amplio. Y más frecuente. Y más internacional, incluso. Es la política como un sistema de toma de decisiones no solamente individual, sino sumamente no colectivo. Lo que habla de toma de decisiones no contrastadas, equívocas, no fundamentadas. Lo que habla de la época. Una época que empezó en 1945, precisamente con la intensificación de decisiones informadas, no individuales, ha finalizado.
1- Debajo de los montes de espuma –gran imagen; de José Martí; si escribes prosa eres un enano a hombros de tipos como Martí–, acostumbra a haber la nada o, por el contrario, su residuo seco: una mota, un grano de polvo, el secreto de la espuma y, por ello, algo sumamente importante, y distinto...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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