SI BREVE (EUROPEAS)
The mission
Desde 1876, algunos packs de servidores públicos han ido abandonando su misión, y ya solo observan su función democrática. Pero una parte importante de la Justicia sigue fiel a una misión, como demuestra ahora con Begoña Gómez
Guillem Martínez 4/06/2024
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1- Hay varias anécdotas –imaginadas, pues una matanza carece de testigos; más aún, como ya saben, si los hay– que explican el final de Sebastián I de Portugal, en la batalla de Alcazarquivir –en Tánger DF; murió hasta el gato/el rey, lo que supuso la extinción de la casa real portuguesa y el inmediato acceso a la corona de Portugal de la casa castellana/Felipe II–. Y, en todas esas anécdotas, aparece el poeta Francisco de Aldana –espía de Felipe II, nacido tal vez en Nápoles, educado en el humanismo I+D, en Italia; fue un poeta turbador, un tanto sensual y guarri, que hablaba del sabor de los besos, o de por qué hacer el amor nos hace respirar raruno–. En una de esas anécdotas, Aldana, cuando la batalla ya estaba chunga, pedía permiso a Sebastián para desmontar, quitarse la armadura y morir más rápido y tranquilo, pues se estaba asando al chilindrón bajo el solano africano. La hipotética respuesta del rey fue –de haber sido– un preciosismo: “No. Los caballeros mueren despacio”.
2- Ahora que, buf, ya se han comido con patatas el punto 1, les puedo decir que lo que dijo Sebastián no era un preciosismo, sino una teoría del Estado. A saber: ni siquiera en caso de peligro de muerte, el Estado suele quitarse de encima aquello que le mata. Es más, el Estado es algo tan inasequible al cambio y, por ello, tan lento ante el cambio, que, para quitarse la armadura, debería habérsela empezado a quitar hace varias décadas.
Ni siquiera en caso de peligro de muerte, el Estado suele quitarse de encima aquello que le mata
3- En términos generales, la información tendría que consistir en ver lo que sucede bajo el ruido de la política. Ver si, bajo ese ruido, el Estado a) se está quitando la armadura o, por el contrario, b) está siendo congestionado por esa armadura antigua que no se quita de encima. Siempre suele ser b). La novedad es que hoy, no obstante, no se puede saber, pues se nos fríen a información. Una información apasionada, que excita la pasión y no la claridad. “Freíd a la gente con información” es una gran frase de Steve Bannon, que explica la época, ese apasionamiento, también informativo, que se produce al confundir lo que pasa con su sonido. La época es, así, el ruido. El ruido ensordecedor de una freidora. O de uno mismo friéndose en su armadura, como Aldana. Un ruido que, en todo caso, impide ver lo que pasa, pues lo que pasa acostumbra a pasar debajo de lo que pasa.
4- ¿Cómo saber lo que pasa, entonces? ¿Cómo diferenciar lo que pasa del ruido? La respuesta nos la dio hace más de 500 años el rey Sebastián. Se sabe que algo pasa o no pasa en el Estado porque, simplemente, si pasa, empezó a pasar hace tiempo. El Estado no solo muere despacio, sino que, más aún, vive despacio. Veámoslo con un simple ejemplo. Begoña Gómez.
5- Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, ha sido citada para declarar como investigada. Cosa importante. Más cuando el informe de la Guardia Civil pedido por el juez venía a descartar que estuviera implicada en algo sensible de ser declarado en un juzgado. ¿Qué está pasando? Está pasando algo, puesto que todo esto empezó a pasar, despacio, hace años. Concretamente, en 2015, cuando se reformó la Lecrim de 1882 y, en esa reforma, apareció un palabro rarísimo, nunca jamás utilizado y que, no siendo normal, ahora utilizamos con absoluta normalidad. Se trata de la partícula “investigado/a”. ¿Qué significa?
6- Alude a una dinámica lenta, muy anterior a 2015. Al punto que, en enero de 2015 –no te digo ya en diciembre de 2015–, había 150 causas abiertas a políticos por corrupción, que suponían unos 2.000 políticos imputados. Muchos casos de corrupción en un Estado que, recordemos, había proclamado la austeridad –y era una austeridad cierta, pues el Estado empezó a recortarse, con lentitud, mucho antes–. De manera que, mediante la reforma de la Lecrim, se invirtió la corrupción del Estado en un momento de empobrecimiento de la ciudadanía. Los políticos imputados pasaron, zas, a ser investigados. “Investigado” solucionó el problema de la corrupción política en España, al sacar de nuestras calles, en una sola mañana, a 2.000 imputados por corrupción –algo que ni Eliot Ness–, que pasaron a ser otra cosa: “investigados”. La palabra investigado, por lo mismo, ofrece más servicios. Y, como todo en el Estado, más antiguos, que vienen de lejos, con lentitud.
7- Al facilitar esa palabra –podían haberse negado a ella, como se niegan, en la zona alta de la Justicia, a la palabra “amnistía”–, los jueces y fiscales aceptaban sacarle las castañas del fuego a la política. Es decir, la Justicia aceptaba solucionarle problemas a la política. La Justicia aceptaba ser la estabilidad de determinados Legislativos y Ejecutivos. Y, por lo mismo, no serlo para determinados Legislativos y Ejecutivos.
8- Por esa razón, la Justicia aceptaba una doble misión. Por una parte, a) posibilitar la desaparición de “imputados” pertenecientes a determinados grupos Legislativos y Ejecutivos. Y, por otra, extender “investigado”, ese concepto más laxo, allá donde se pueda, cuando los “investigados” pertenezcan a Legislativos y Ejecutivos menos edificantes. Y hacerlo, incluso, sin indicios, sin pruebas, y lejos y fuera de, pongamos, los informes al uso de la Guardia Civil.
La máxima informalidad vigente es que determinados servidores del Estado no tienen una función, sino, glups, una misión
9- Con ello, al ser parte de la política local, la Justicia retomaba dinámicas antiguas del Estado, parcialmente ralentizadas en 1931 y 1978. Se trata de dinámicas iniciadas en 1876, con la I Restauración, que fijó la normalidad, las lentitudes, las informalidades no escritas del Estado por aquí abajo, y en parte aún vigentes. La máxima informalidad vigente es el hecho de que determinados servidores del Estado no tengan una función, sino, glups, una misión.
10- A un precio sangrante y sangriento y lento, desde 1876, algunos packs de servidores públicos han ido abandonando su misión, de manera que observan solo su función –formal y escrita; democrática–. Ese ha sido el caso de los militares, que hoy no suelen estar zumbados de serie por su idea de misión, de destino manifiesto.
11- Y ese no es el caso de una parte importante de la Justicia. Aún fiel a una misión, como demostró cuando el procés, y como está demostrando ahora, en campaña electoral, con el caso Begoña Gómez.
12- La buena noticia es que el PSOE ha tomado nota de la misión de la Justicia, de sus dinámicas desde 1876, perdurables de manera informal –esto es, no escrita, no democrática– en el siglo XXI. La mala noticia es que el PSOE –el único partido de Estado por aquí abajo; hasta cierto punto, el Estado, la única intelectualización del R’78; el resto de instituciones, incluso la Corona, son, parece ser, interpretaciones informales del Estado, sustentadas en la idea de misión; de misión lenta y antigua, de cuando el R’(18)76– no ha empezado a quitarse ninguna armadura que suponga un indicio de que tenga alguna idea al respecto. Diría que, glups, no tiene ninguna, salvo pugnar, lentamente, para que nada cambie, incluso ahora, cuando le cae encima toda la armadura del Estado.
1- Hay varias anécdotas –imaginadas, pues una matanza carece de testigos; más aún, como ya saben, si los hay– que explican el final de Sebastián I de Portugal, en la batalla de Alcazarquivir –en Tánger DF; murió hasta el gato/el rey, lo que supuso la extinción de la casa real portuguesa y el...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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