SI BREVE...
La confusión
Está pasando que se está negociando. La opción más verosímil. PSC. Pero nadie se atreve a hablar claro, pues esta es la cultura política de la ambigüedad, al punto que ha habido personas que han preferido ir a la cárcel que acabar con la ambigüedad
Guillem Martínez 27/06/2024
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1-Hola. Martínez. Parlament de Cat. Uno de los parlamentos más aburridos del mundo. Es tan aburrido que, un día en el que Cat se iba a independizar, la sala de prensa estaba repleta de periodistas y no se podía respirar del calor, abrí una ventana. Y, al momento, llegó una ujier, escandalizada porque, sic, dónde iríamos a parar si todo el mundo abriera las ventanas a su antojo. En efecto –y a estas alturas creo que ya no es un spoiler–, aquel día no hubo indepe. Ni al siguiente. Ni al otro. Ni siquiera el 27O. Donde no entra en la cabeza abrir una ventana, imagínate declarar la indepe. En otro orden de cosas estoy aquí por otra ceremonia ventanil, consistente también en no abrir ninguna ventana. Se trata del denominado “acto equivalente”. Un acto que, a efectos del VAR, equivaldría a una primera sesión de investidura, de manera que el reloj institucional se accionaría. A partir de hoy, zas, se pone en marcha el taxímetro de la investidura. Si el 26A no hay Govern, pues elecciones, que caerían sobre el 13O, según ha calculado la NASA.
2- Por lo demás, el “acto equivalente” es más español que el aceite de oliva con el cacharro de las alarmas que antes ponían al JB. Es, además, una creación antigua. Del 2003. Lo que ilustra que la crisis institucional tiene solera y viene de lejos. La fórmula “acto equivalente” nació justo después del palabro “Tamayazo”. En poco tiempo, la CAM aportó a la democracia planetaria esos dos conceptos –ni Jefferson hizo tanto en tan poco–. “Tamayazo”, como recordarán, es un acto delictivo no juzgado, como suele suceder con otras aportaciones punteras de la CAM, como el brote de eugenesia del 2020. El siguiente paso lógico a un tamayazo, esa cosa que deja a una cámara sin la mayoría visualmente aparente, no sería otro que un “acto equivalente”. Allí donde llega el “acto equivalente”, en fin, se ha ido –a la madrileña, o cobrando; o a la catalana, o pagando; incluso con penas de cárcel– la capacidad de diálogo, la capacidad de emitir política, entendimiento. Incluso, la capacidad de llamar a las cosas por su nombre. Vaya, el “acto equivalente” aún no ha empezado, así que les dejo con el tema del día, mientras me voy a dar una vuelta por el Parlament, que hace tiempo que no vengo. Rayos, han puesto un yacusi en el hall.
Tras un lustro de alejamiento, el PP abraza lo especificado en su Constitución favorita
3- Hi. Soy Chat GPT, formulando gratis el tema del día a cambio de sus datos. Se ha alcanzado acuerdo con el PP para la ITV del CGPJ. Tras un lustro de alejamiento, el PP abraza lo especificado en su Constitución favorita. Gracias a ello, la cúpula judicial ha vuelto a quedar repartida con criterios partidistas. Yupi, ¿qué puede salir mal? En otro orden de cosas, el PP ha optado, para realizar ese pacto sencillo, por la fórmula aparatosa catalana: el símbolo, su acopio, su exceso. Un partido que tiene su cosa soberanista latente, que compite con otras dos extremas derechas soberanistas, ha simulado un pacto a tres bandas con el Gobierno y con la Comisión –que hacía chiribitas, de hecho– para comunicar a sus onlyfans que el Gobierno es una suerte de Baader-Meinhof. Y, en ese trance, y a cambio de tan poco, ha regalado varias fanegas de soberanía a la Comisión. Se dice rápido. Vaya, se inicia el “acto equivalente”. Voy.
4- Bueno, Rull abre la veda de las elecciones anticipadas. Lo que es su deber, pues ese es el objetivo de Junts. Repetir elecciones. En términos generales, siempre, cada día, en una campaña electoral eterna.
5- A continuación toma la palabra Sílvia Orriols, de Aliança Catalana. Dice lo que esa extrema derecha dice siempre en Francia, Italia, España o Alemania. No es preciso reproducirlo, sino explicarlo. No es necesario, en fin, reproducir lo que Milei o Ayuso dicen, sino lo que hacen.
El procesismo, una deriva derechista, ha sentado como el XXXX a las izquierdas cat, salvo la única que marcó distancias: el PSC
6- Laia Estrada/CUP informa que solo apoyará un Govern indepe “como propósito para mejorar la vida de la mayoría de población”. Lo que condensa el posicionamiento de la CUP en las anteriores legislaturas, cuando apoyó a la derecha cat, una de las más duras de la Península. Por la indepe/para mejorar la vida de la mayoría, etc. La sensación es que los tres partidos procesistas –CUP, ERC, Junts– son las tres edades del hombre, y la señora, procesista. Tres edades, tres aproximaciones, tres paréntesis, tres estados de ánimo previos a votar a Junts. El independentismo de izquierdas tiene un serio problema. No existir. No ser un corpus, un itinerario, una cosmovisión. Sino una identidad, una forma de hablar o de vestir. Previa a su derechización. Es un problema dramático, tras una década colaborando, en ocasiones íntimamente, con la derecha.
7- Jessica Albiach/Comuns informa de sus preferencias por un tripartit, que debería empezar a ser liderado y propuesto por un PSC que no emite al respecto. Comuns es otro partido en crisis. Es posible relacionar su crisis con el acercamiento –en ocasiones lingüístico, es decir, íntimo– con el procesismo. En términos generales –o más, absolutos–, el procesismo, una deriva derechista, una reformulación derechista del catalanismo, ha sentado como el XXXX a las izquierdas cat, salvo la única que marcó distancias –también léxicas– al respecto: el PSC, el ganador de las elecciones. En breve Comuns tiene congreso, casi refundacional, en el que se prevé una renovación de caras llamativa, en el estilo ordenado y silencioso, sin aspavientos, de ICV. La existencia de un Gobierno de coalición, que puede facilitar cargos honoríficos en instituciones internacionales siempre ayuda a la cosa ordenada y silenciosa.
8- Vox, o punto 5.
9- Alejandro Fernández/PP, líder moderado y con cierto genio del lenguaje, de un PP cat que ha crecido de forma llamativa, que ha dejado de ser residual, pero que sigue careciendo de mayorías para pintar algo, responsabiliza al PSC de que no haya hoy una sesión de investidura. En un arrebato estilístico, acusa al PSC de ser procesista. El PP, ese punto en el que hasta los moderados practican la guerra cultural.
10- Josep Maria Jové/lo que queda de ERC. Intenta ubicar a ERC en la equidistancia –no lo está; está próxima a Junts, al punto que Junts le hace bullying en el patio, le quita el bocata y consigue que ERC, sin contrapartidas, vote la presidència del Parlament para Junts– y plantea, incluso, la Gran Coalición entre PSC y Junts. Lo que, en efecto, sería la Gran Coalición, si no lo fuera, y mucho antes y más veces, la asociación gubernamental ERC-Junts.
11- Albert Batet/Junts propone que el PSC facilite la investidura de Junts. En modo porque-yo-lo-valgo. Es un discurso propagandístico, ridículo en el área metropolitana, pero tal vez con algo de fortuna en el resto de áreas. A Batet no lo calificaría de agro, pero, desde luego, no es metropolitano. Es una forma de hablar y de pensar alejada de las construcciones complejas propias de lo metropolitano. Su fortuna –habla como el XXXX, sin garra, sin genio, con acopio de construcciones procesistas e, incluso, de refranes, lo que suele ser el sello del hablante sin ideas propias– explica la dinámica no metropolitana de su partido. ¿Existen dos Cats, la metropolitana y la no metropolitana? Sí, claro. Existe eso desde la Edad Media. No es algo problemático. Se llama Cat. Y no es un marrón, a menos que creas en las unidades nacionales, en la uniformidad, esas cosas tan feas. Lo problemático sería que la Cat metropolitana pensara en determinar la Cat no metropolitana. O que la Cat no metropolitana pensara en exportar su cosmovisión a la metropolitana. Si eso sucediera, sería un desastre cultural. Imagínate, por ejemplo, una reseña literaria en la que el reseñista reseñara si un autor es o no es válido nacionalmente. En términos generales, la sociedad cat tiene –o, al menos, los tenía, hace una década– mecanismos efectivos e invisibles, culturales, para que eso no suceda, para la convivencia metropolitana-no-metropolitana. Si bien, y aquí viene el drama, eso no ha sucedido en la política de la última década. Algo visualizable en el alto número de líderes no metropolitanos en el procesismo. Personajes que no entienden BCN –la gran originalidad cat, de hecho–, y que parecen tener una idea de Cat sin BCN, uniforme, antigua y, glups, moderna, pues esas identidades nacionales, esencialistas, castizas, son las que parecen volver en Europa.
12- Salvador Illa/PSC. Expone que la única fórmula viable de Govern es un pacto de PSC, ERC y Comuns. Posteriormente expone, a grandes pinceladas, sin ganas, cómo sería ese pacto. Podría haber sido un discurso sexy, cuando alude a los “discursos d’odi de la dreta i l’extrema dreta”. Pero no acaba de conseguirlo. Culmina con la reivindicación del trabajo. De trabajar para conseguir un pacto. Dice tantas veces la palabra trabajar que el instinto natural es contestarle: cinco minutos más, mamá. El discurso carece de la electricidad de la propaganda, pero también de la electricidad de lo vital, de la creación de oportunidades, de los grandes proyectos. Este discurso, además, presagia que el PSC de Montilla puede pasar a la historia como una juerga.
Visto lo visto, no hay mucho de lo que hablar/informar hasta agosto
13- El otro día hablaba con un indepe histórico, que, junto a un grupo de personas, empezó a elaborar la alternativa indepe en 2010. Me hace una sinopsis de lo vivido: “El catalanismo, desde su fundación es algo completamente ambiguo. Se trataba de que dejara de serlo, de que el paso al independentismo finalizara con esa ambigüedad. Y eso no pasó, sino que el catalanismo dio paso a un independentismo sumamente ambiguo, en el que nada es lo que parece y lo que asegura ser”. Lo que es un buen resumen de una década. Y, además, explica lo que está pasando. Está pasando que se está negociando. La opción más verosímil. PSC. Pero nadie se atreve a hablar claro, pues esta es la cultura política de la ambigüedad, al punto que ha habido personas que han preferido ir a la cárcel que acabar con la ambigüedad. Visto lo visto, no hay mucho de lo que hablar/informar hasta agosto. Tan solo suponer que a) habrá investidura, hacia la segunda mitad del mes de agosto. O bien, menos probable, pero siempre posible en Cat, b) habrá elecciones, gracias a una ERC que, en el trance de atarse el cordón del zapato, se ahorque, siguiendo su estilo.
14- Las derechas cat y procesistas son ambiguas, porque piensan en ambiguo, y son incapaces de pensar de otra manera. Pero lo mismo sucede en el PSC, por otras razones. El PSC se cuidará mucho de especificar su proyecto. Lo que apunta, siembra indicios, a un proyecto de Tercera Vía –como el de Collboni/Rita Barberà en el Ajuntament BCN–, ahora que, precisamente, tanto en EEUU como en Europa hay indicios severos de vuelta a la regulación, de intervención en el mercado, de vuelta del gasto como corrector. Indicios, vamos, de la percepción del fracaso de la Tercera Vía. No es la socialdemocracia de Roosevelt, no es la de Blum, no es la de Palme, o la de Harold Wilson. Pero es un giro de 180 grados –Celsius– respecto a la Tercera Vía. Ahora que, en Francia, la izquierda está huyendo de la Tercera Vía, ese acceso al neoliberalismo que trajo muchas cosas que hoy nos amenazan con los colmillos, puede acceder al poder –poco poder, sí, pero poder– un PS antiguo, previo a esa huida, fuera de la época. Los soberanistas están en su época. Esta es la época, si no se hace nada, del soberanismo, de la extrema derecha. Y ese PS puede –esos son los indicios– no hacer nada.
15- A esperar a agosto.
1-Hola. Martínez. Parlament de Cat. Uno de los parlamentos más aburridos del mundo. Es tan aburrido que, un día en el que Cat se iba a independizar, la sala de prensa estaba repleta de periodistas y no se podía respirar del calor, abrí una ventana. Y, al momento, llegó una ujier, escandalizada...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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