SI BREVE…
Lo de Puigdemont
Esta operación ‘retonno’, siete años después, no sería un acto de valentía, ni el cumplimento de una palabra dada. Sino una mezcla de fastidiar el planete a ERC y de gestionar una situación personal. Más la lucha contra la irrelevancia
Guillem Martínez 28/07/2024
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1- Puigdemont declara que volverá en caso de investidura de Illa como presi de la Gene. ¿Es eso cierto o es, como su nombre indica, política / periodismo de declaraciones?
2- Es política / periodismo de declaraciones. Pero, en esta emisión, hay visos de verosimilitud. O, al menos, fuentes que en 2017 nunca me engañaron me transmiten eso. Puigdemont volvería. Pero, agregan este matiz, que sería muy importante, en caso de investidura de Illa como presi de la Gene.
3- ¿Qué es necesario para que haya una investidura de Illa? Pues dos cosas. Cosa a), que ERC y PSC lleguen a un acuerdo sobre el tema. Por lo visto, ese acuerdo está a huevo, y se materializaría en una Soberanía Financiera, concepto que no significa nada, pero que alude al hecho de que la Gene podría recaudar todos los impuestos en Cat. No se trataría de un Pacto Fiscal, sino más bien, parece ser, de su negación. A saber: 1), la Gene recaudaría la pasta en Cat, pero en modo gestoría, realizando amablemente ese trabajo para el Estado. Y 2), a este sistema singular, parece ser que podría acogerse cualquier otra CCAA. Veremos, en todo caso, si esto es o no es así en breve. La cosa b) necesaria para una investidura es que el pacto ERC-PSC sea avalado por las bases de ERC en una consulta. Por lo que veo en los medios procesistas públicos y concertados, y en canales de Telegram y Whatsapp –es decir, por los medios en los que transcurren los estados de ánimo y las consignas, y en menor proporción, la información, que nutre el procesismo–, no está claro que las bases voten un Govern PSC.
4- En caso de que las bases ERC votaran el pacto con el PSC, se iniciaría el protocolo para el retorno de Puigdemont. Su objetivo sería, por lo tanto, dinamitar el pacto PSC-ERC, la consulta de ERC, y la posibilidad de un Govern Illa. El procesismo, visto lo visto desde 2014 es, de hecho, eso. Medidas barrocas, ruidosas, espectaculares, que tienen como objetivo a) la derrota no del Estado, sino de otra opción procesista. Cuando no es b) la solución o la mejora de situaciones personales de líderes, por lo general poco expuestos y que creen preferible la exposición, a multas, golpes o condenas, de sus votantes. Esta operación retonno de Puigdemont, producida siete años después de su primer anuncio, no sería, por lo tanto, un acto de valentía, ni el cumplimento de una palabra dada. Sino una mezcla de a) –fastidiar el planete a ERC– y de b) –gestionar una situación personal, ahora que Puigdemont carece de inmunidad europea, y está expuesto a una euroorden por malversación, o traición –surrealista, pero efectiva–. Más un factor c): la lucha contra la irrelevancia. El acceso del PSC a la Gene dejaría a Junts en la intemperie, como a Puigdemont.
5- Es preocupante que, como siempre, todo esto transcurre a través de un plan infalible y genial y secreto, comunicado a voces, y sustentando en la creación de una coreografía coral y gregaria, y en un pack de ingeniería legalista, que nadie jamás había imaginado antes, que es la pera y que, usualmente, acaba en catástrofe.
6- Sobre la coreografía. En esta ocasión el plan, me dicen, reposaría en la capacidad de movilización de las dos organizaciones que aún domina Puigdemont. A saber: el Consell de la República y la ANC. El Consell fue reformulado unos meses por Puigdemont, para hacerlo más vertical y sumiso. Es algo receptor de respeto en la Cat no metropolitana, inasequible a los últimos casos de corrupción en el Consell, consistentes en que un exconseller exiliado les pasaba las facturas de sus gastos privados vacacionales, como gastos patrios, o como se diga. La ANC no es la de antes. Está presidida, costosamente, por los pelos, por Lluis Llach, estrechamente vinculado a Puigdemont. Me dicen que ambas organizaciones podrían satisfacer un público suficiente como para una coreografía vistosa. Esa coreografía consistiría en lo siguiente. Se trataría de arropar, de proteger, de hacer de escudo humano pacífico ante la poli –lo más probable, los Mossos–, de manera que se dificultara la detención de Puigdemont durante un periodo largo de tiempo. Es posible que Puigdemont y su escudo humano avance, desde un punto cercano o menos cercano, hasta el Parlament. Es posible que pudiera acceder a él. El presi del Parlament está participando en esa coreografía con los habituales datos falsos que preceden a cualquier gran acto procesista. En esta ocasión, defiende que la policía no puede entrar en el Parlament sin permiso de su presi. Lo que es una verdad a medias. Puede entrar, si lo hace a partir de una orden o función emitida mediante un rango de ley superior al Reglament del Parlament. Por ejemplo, con una orden de detención. Con toda esta coreografía humana, tan solemne, católica, barroca y efectista, pero, tal vez, un tanto lenta y poco ágil –“la media de edad de los asistentes a un acto de la ANC es superior a la de su número de asistentes”, leí el otro día en un medio procesista, un tanto cachondo–, se crearía la habitual escenografía sobre el sufrimiento, el mensaje visual al mundo y, muy importante, un Chicken Game como una casa sobre ERC, que tendría que elegir entre votar a Illa, abandonar al presi legítimo a las fuerzas del Estado y volver a su pueblo, donde nadie les miraría a los ojos, o abandonar el templo de los mercaderes y someterse al plan de Junts.
7- El plan de Junts sería ir a la repetición de elecciones. Otra vez en una lista única. Junts estaría dispuesto a ceder, incluso, el número uno de la lista a ERC. Como ya hizo en 2014, cuando Raül Romeva, de ERC, presidió la lista por BCN, a cambio, claro, de no ser el número uno en la vida real.
8- Previamente a todo eso, claro, se habrían ejecutado, con éxito, el plan jurídico-defensivo para que Puigdemont no fuera a la trena. Como siempre, son frescos, descarados, salvajes. Y, muy probablemente, as usual, inútil.
9- Se trata de un plan de Gonzalo Boye, titulado Plan 9 del espacio exterior. La cosa consiste en permitir que Puigdemont sea finalmente detenido –esa parte, me temo, les saldrá muy bien–. Inmediatamente se presentaría, en el juzgado más próximo, un habeas corpus como un pino. Esto es, se calificaría esa detención de ilegal, de manera que el juzgado debería ordenar la libertad inmediata del detenido. O no. Si ese es el caso, aquí es donde se manifiesta la genialidad del plan: se podría recurrir ya al TC. Que –el razonamiento es ese– al poseer mayoría progresista daría la libertad a Puigdemont. Y, en efecto, en el degradado TC ahora hay una mayoría del PSOE –mamporrera, mayormente no sustentada en el conocimiento académico ni en otros valores éticos e intelectuales, sumamente atenta al Gobierno actual, como sucedía en la anterior etapa con el PP–. Pero, a diferencia de la anterior mayoría del PP, las mayorías progresistas, a pesar de su obediencia, suelen tener otros compromisos e itinerarios, menos literales.
10- El plan presenta otra genialidad legalista. Que es calificar de golpe de Estado a la detención de Puigdemont. Y, me temo, el posterior fiasco sonado de lo del habeas corpus. Lo que nos lleva a dos momentos trumpistas, si bien simultáneos, en el Estado, sustentados ambos en la denuncia de dos golpes de Estado, en la creación de actitudes defensivas antes el abuso de la barbarie, ese llenapistas de la extrema derecha. El TS defiende así, desde esta semana, un golpe de Estado continuado en Cat, desde 2017, protagonizado por el procesismo. Y Junts defiende otro golpe de Estado continuado, iniciado por el TS con su no aplicación de la ley de amnistía. Lo que nos lleva, aunque no se lo crean, a la ceremonia de inauguración de los JJ.OO. de París.
11- En la reciente ceremonia de inauguración de los JJ.OO. predominaron temas, estéticas y planteamientos alejados de los presupuestos temáticos y estéticos de la extrema derecha francesa. Pero, a la vez, se asistió a algo extraño y no deseado. Muchas tomas de grupos de pocas personas, en una ciudad aparentemente vacía. Esas tomas de personas solitarias ante una monumentalidad despoblada se retrotraen, son una cita, sin saberlo ni desearlo, a las tomas de la visita de Hitler a un París vacío, en 1940. Lo que indica que las izquierdas, o el progresismo o, simplemente, la cultura alejada de las nuevas extremas derechas parece haber agotado su estética, una vez agotadas sus palabras y sus mapas. Ante ese agotamiento, las extremas derechas, sin mucho que decir, pero con la capacidad de decirlo constantemente, les es fácil tomar la palabra. La toman a la que te descuidas. Se cuelan en los discursos progresistas –como en la ceremonia de París–, o le roban discurso al progresismo. Quizás por eso hoy solo denuncian golpes de Estado, a tutiplen, las nuevas extremas derechas, esas cosas que hoy citan a Kelsen –jurista y uno de los formuladores de la Democracia, ese sistema que carece de definición–, en vez de querer asesinarlo, como en los años cuarenta.
12- En caso de que las bases de ERC no aprueben el pacto con el PSC, el plan sería otro, claro. Se iría a elecciones, en octubre, tal vez el 13O. En todo caso, Puigdemont –y su coreografía del retonno, la masa, el sufrimiento, el habeas corpus, el golpe de Estado, etc– asomaría el bigote, me dicen, el 11S o, más probable, el 1O. El 27O no, que pilla lejos y todo el mundo sabe que fue como lo de Tony Lebanc y la estampita.
13- Como en anteriores ediciones, todas estas coreografías sentimentales tendrían que ver con la sentimentalidad y el interés personal, y no con la autodeterminación y lo colectivo, y no con la denuncia efectiva de un abuso. De hecho, es posible que esa vuelta paralice la ya, de hecho, muy paralizada aplicación de la amnistía a ciudadanos anónimos, el único interés de esta amnistía frustrada. Lo es porque ha carecido, en todo momento, hoy mismo, ahora, de la posibilidad de que las dos regiones del Estado –el pack judicial y policial, y el pack Gene– que en 2017 se extralimitaron no hayan remitido en la emisión de sus abusos a la democracia y a la sociedad. Que fueron y son dos: abusos de tipo judicial, por una parte, y abusos propagandísticos, de primacía del fake sobre la política por otro –la propaganda, recuerden a Chomsky, no deja de ser otra violencia de Estado. Esas dos regiones del Estado siguen ambas en modo ho tornarem a fer–.
14- Ya les iré matizando todo esta operación retonno conforme vaya adquiriendo forma, o no. Es posible, diría, que pasen, como siempre, ambas cosas. La adquisición de forma y su pérdida.
1- Puigdemont declara que volverá en caso de investidura de Illa como presi de la Gene. ¿Es eso cierto o es, como su nombre indica, política / periodismo de declaraciones?
2- Es política / periodismo de declaraciones. Pero, en esta emisión, hay visos...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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