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Puede que haya algún equipo que sea capaz de salir airoso tras fallar claras ocasiones, mostrarse poco consistente, sufrir la incomprensible concesión de un penalti inexistente, tener mala suerte y que le toque jugar como local en un ambiente enrarecido por la huelga de animación del fondo sur. El Atleti no es ese equipo. Lastrado por todos esos factores, los rojiblancos sufrieron una amarga derrota ante el Lille que le deja en una situación complicada en la Liga de Campeones.
Tan cierto es que viendo el desarrollo de la primera parte resultaba difícil pensar que el partido acabara como acabó, como que más de uno tenía en el descanso la mosca detrás de la oreja al ver que la ventaja era tan solo de 1-0, cuando lo normal es que el partido hubiera estado ya decantado del todo para los rojiblancos. En el inicio todo pareció estar a favor. Por ejemplo, un rival cuyo entrenador dejó en el banquillo a varios de sus mejores jugadores para dar minutos a otros menos habituales. Entre ellos, un central de 19 años que apenas había jugado esta temporada, Toure, al que pronto se le notó su bisoñez. A los ocho minutos, cometió un grave error al dar un pase a su portero que se quedó muy corto. Julián Álvarez estuvo listo para interceptar el balón y batir a Chevalier.
Ya antes, Sorloth había tenido una clara oportunidad pero su remate en posición algo esquinada en el área grande delante del guardameta fue tan defectuoso que el balón se marchó por la línea de banda opuesta. Simeone optó por juntar de inicio al tridente atacante que todos le piden: Griezmann, Julián y Sorloth, con Koke, Gallagher y De Paul por detrás. Los franceses presionaban alto para entorpecer la salida de los atléticos, pero con paciencia, buenas salidas de Galán y los apoyos de Griezmann, mantenían el balón. La lesión de uno de los pocos titulares habituales que había salido en el Lille, Cabella, aparentaba ser otra buena noticia para los locales. Realmente no fue así, porque en su lugar entró el habilidoso Zhegrova, que terminó siendo importante para su equipo.
La posición adelantada del Lille hacía que dejara huecos, un riesgo teniendo enfrente a Griezmann, que se sacó de la chistera un pase maravilloso para dejar a Sorloth ante Chevalier. En esta ocasión, el noruego picó el balón, pero el cancerbero se mantuvo de pie y rechazó el remate. Pocos minutos después, nuevo servicio brillante de Antoine, esta vez desde cerca de la banda por detrás de la defensa para encontrar a Sorloth en el área con todo a favor, pero su remate con la derecha se marchó fuera. Tan cierto es que el noruego se movió bien para tener esas ocasiones como que un delantero de nivel no puede fallar tres opciones tan claras. Ahí estuvo el origen de todo lo que vino después.
Griezmann también sirvió otro buen pase al área que remató Giménez de cabeza y que solo una gran mano de Chevalier impidió que fuera el segundo. Justo antes de irse a vestuarios el Lille dio el primer susto con un remate de Zhegrova en el área, que se fue alto.
Uno de los problemas del Atleti es que no consigue hacer un partido completo a buen nivel. Unos días sestea en el primer tiempo y despierta en el segundo y otras veces es al revés, como pasó en esta ocasión. Bajó el ritmo, se olvidó de lo que había hecho bien, llegaron las imprecisiones, el centro del campo ya no mandó, y el Lille, que había llegado vivo a ese momento, creció. Y a veces no tiene consecuencias, pero esta vez lo pagó. Una llegada francesa por banda derecha mal defendida acabó en Zhegrova, que desde fuera del área conectó un zurdazo que tocó en la cabeza de Giménez, provocando que cogiera una parábola que hizo imposible la estirada de Oblak para poner el 1-1 en el minuto 61.
Después de haber perdonado tanto y de ver cómo el rival te castigaba en su primer disparo a puerta, el Atleti acusó el golpe. Se fue Sorloth y entró Correa, Griezmann tuvo una ocasión tras centro de Julián en la que fue a rematar forzado con el pie en lugar de con la cabeza, que parecía lo más adecuado, y el balón se le marchó. El técnico francés vio el momento de meter a su goleador titular, Jonathan David. Y fue entonces cuando apareció un protagonista inesperado para resolver el partido.
Un balón colgado al área acabó con el visitante André tocando la pelota con la mano al caer al suelo estando su compañero Alexsandro y Koke junto a él. De manera sorprendente, el colegiado italiano Marco Guida señaló el punto de penalti, nadie entiende por qué, aunque tras el partido, los rojiblancos dijeron que les dijo que era por mano. Puede que él viera una cosa que no fue, pero en la era del VAR es inexplicable que no le corrigieran. Lo cierto es que Jonathan David transformó la pena máxima, colocando el 1-2 en el 75.
Simeone metió a Reinildo, Giuliano y Lino por Nahuel, Gallagher y Galán como solución de urgencia. Lino tuvo un disparo cruzado que Chevalier sacó a córner y Giuliano estuvo a punto de lograr el empate en un remate que un defensa sacó con el portero batido. Y de lo que pudo ser el 2-2, se pasó al 1-3 en un remate en el área de David, que contó con la fortuna de que Reinildo lo desvió a la red, una circunstancia demasiado habitual en muchos goles encajados por los atléticos.
Con solo una victoria en tres partidos y teniendo que jugar el próximo partido en casa del PSG, al Atleti se le ha complicado el camino en la Champions. Peor que su clasificación actual es la sensación de que el equipo tiene demasiados lazos desatados y un entorno que no le ayuda.
Puede que haya algún equipo que sea capaz de salir airoso tras fallar claras ocasiones, mostrarse poco consistente, sufrir la incomprensible concesión de un penalti inexistente, tener mala suerte y que le toque jugar como local en un ambiente enrarecido por la huelga de animación del fondo sur. El Atleti no es...
Autor >
Ricardo Uribarri
Periodista. Empezó a cubrir la información del Atleti hace más de 20 años y ha pasado por medios como Claro, Radio 16, Época, Vía Digital, Marca y Bez. Actualmente colabora con XL Semanal y se quita el mono de micrófono en Onda Madrid.
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