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Esta semana, en un local al que no suelo ir, mientras esperaba un encuentro para hablar de política con una fuente, sonó la canción Me and Bobby McGee, de Kris Kristofferson, interpretada por Janis Joplin, que en aquella época era su fugaz pareja. Crearon y dotaron de sentido esa canción cuando yo era muy pequeño, de manera que, hasta ese momento, la había oído cientos de veces. Pero nunca jamás la había escuchado, algo que he hecho por primera vez en mi vida esta semana, de manera azarosa, en un local al que nunca voy, esperando a alguien que se retrasaba. La canción, de la que no sabía nada, salvo su estribillo y la alegre tristeza que la impregna, explica el coast to coast de un hombre, Bobby McGee, y una mujer, la voz que explica la historia de ambos. Parten de Baton Rouge, en Luisiana, y se arrastran haciendo autostop por todo el territorio, hasta California. La canción narra la alegría de un viaje eterno y juvenil por la carretera, hasta que en Salinas, California, la pareja se disgrega y la canción sufre una ruptura, y adquiere su verdadero sentido y género, pues pasa a ser una canción de pérdida. La voz que canta no puede dejar de llorar por la privación de Bobby McGee. Prosigue con su ritmo alegre, pues ya es imparable una vez formulado, cuando tan solo quería narrar, por sí solo, la luminosidad de la aventura de dos jóvenes inmortales en la carretera. Pero la letra y la voz modulan ahora una tristeza adulta, resignada, mortal. Perder a alguien no es perder un objeto, no es añorar ciertas costumbres, ventajas o comodidades. Es, ni más ni menos, perder a alguien, es decir, a un ser humano, esa fabricación tan lenta y costosa y única. Es algo tan dramático que, es muy posible, no hay ninguna otra vivencia más dramática. Por eso sorprende el clímax de la canción, la forma elegida para explicar la más profunda de las separaciones. No se explica a través de la distancia, de la privación, del quebranto. Se explica a partir del concepto de libertad. Dos veces. En la primera, antes de que desaparezca Bobby, se dice que “La libertad es sólo otra palabra para cuando no tienes nada que perder”. Y, en efecto, uno recuerda la juventud, cuando el desposeimiento es absoluto, pero también suele serlo la libertad, ese viento en el rostro nuevo por primera vez. Pero la misma frase se repite con la canción más avanzada, cuando Bobbie ya se ha ido. “La libertad es sólo otra palabra para cuando no tienes nada que perder”. Esta repetición es el epicentro de la canción y la razón de su violento terremoto, pues explica también que la libertad es aquello que queda cuando se ha perdido absolutamente todo. Esta repetición habla, formula como ninguna otra, la pérdida. Solo son libres aquellos que lo han perdido todo y a todos. La libertad es, así, algo no accesible a la juventud. Es lo que queda cuando todo se ha sometido al paso del tiempo. Soledad. Nada. La libertad pasa a ser algo triste. Tal vez lo más triste de la vida, al necesitar tantas muertes.
Ha muerto mi madre. Ya no queda nadie. Estoy solo. Siempre ha de quedar uno. Cuando eso sucedió había oído Me and Bobby McGee cientos de veces, si bien nunca la había escuchado. Cuando por fin la escuché, de manera azarosa, en un local al que no voy, esperando a alguien a quien no suelo esperar, me sorprendió su calidad. Y el hecho de que ya no necesitaba esa calidad pues, por unas horas, ya sabía que siempre ha de quedar uno, y que ese uno es por fin libre, absolutamente libre, de todo aquello que no quería perder con todas sus fuerzas. Es suya toda la libertad. Se trata de la libertad más inesperada e insospechada: la más profunda e inútil.
Esta semana, en un local al que no suelo ir, mientras esperaba un encuentro para hablar de política con una fuente, sonó la canción Me and Bobby McGee, de Kris Kristofferson, interpretada por Janis Joplin, que en aquella época era su fugaz pareja. Crearon y dotaron de sentido esa canción cuando yo era...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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