autoexprimirse
El Blue Monday no existe, pero el agotamiento que produce vivir de esta manera sí es real
Las encuestas ponen de relieve que la vida es difícil y angustiosa para millones de personas en nuestro país. La crisis de vivienda, la precariedad laboral y los bajos salarios siguen ahí pese a los buenos datos macroeconómicos
Adriana T. 13/01/2025
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La depresión como estrategia de ventas
En 2005, la agencia de viajes británica Sky Travel ideó el concepto de Blue Monday (‘lunes triste’) como parte de una campaña publicitaria pensada para promocionar paquetes de vacaciones invernales. A tal fin, contrataron los servicios del psicólogo Cliff Arnall, que se sacó de la chistera una fórmula pseudomatemática tratando de determinar de manera científica cuál era el día más triste del año. Tras analizar algunos elementos de la vida occidental postindustrial tales como las deudas acumuladas tras las fiestas navideñas, las escasas horas de luz solar en el hemisferio norte, el regreso a la rutina tras las vacaciones y la sensación generalizada de falta de enfoque y propósito vital que muchas personas experimentan en esta época, Arnall determinó que el día más deprimente se produce cada año en torno al tercer lunes de enero. Este 2025 tocará el próximo día 20. Aunque este cálculo es totalmente pseudocientífico y su valor es anecdótico, el concepto ha hecho fortuna y veinte años después de su invención ha pasado a ser de uso común… Y sospecho que no es del todo por casualidad. Quizá el Blue Monday ha resultado ser una buena excusa para poder renegar de un modo socialmente aceptado, al menos durante un día, de la tóxica positividad obligatoria. Pero los motivos para sentirse deprimido van más allá del frío y la lluvia. Me van a permitir que les aburra un ratito con los datos.
El trabajador promedio español dedicó nada menos que 1.686 horas anuales a su actividad laboral
Las horas de trabajo
En el año 2023, el último del que encontramos datos disponibles, el trabajador promedio español dedicó nada menos que 1.686 horas anuales a su actividad laboral. El dato contrasta especialmente si se compara con el total anual de otros países europeos. Por ejemplo, en Suiza el número de horas fue de 1.557. En Países Bajos, 1.440. En Alemania, 1.386 horas.
Un estudio reciente elaborado por CC.OO. a partir de datos de la EPA, encontró que en nuestro país 419.000 personas realizan cada semana horas extras no pagadas. No hablamos de quedarse cinco minutitos más a recoger los bolis. De acuerdo con el sindicato, “cada persona explotada con horas extras no pagadas realiza 6,3 horas a la semana de media, con un coste laboral no pagado de 7.370 euros al año”.
Los sueldos
Si bien el salario mínimo interprofesional se ha revalorizado en un 54% desde 2018, pasando de 735 euros a 1.134 euros por 40 horas de trabajo semanales (o 15.876 euros anuales), sigue siendo una cantidad muy insuficiente para cubrir los costes actuales de alimentación y vivienda. Se prevé que este año el SMI suba entre un 5 y 6,5%, cuando se alcancen los acuerdos pertinentes. Si finalmente se consigue implantar la semana laboral de 37,5 horas (medida que apoyan el 49% de los españoles), el salario mínimo por hora trabajada pasará de los 8,28 euros actuales a 9,75 euros.
Si consultamos el INE, en 2022 el salario medio anual fue de 26.948 euros por trabajador. Para las mujeres la media fue de 24.359,82 euros y para los hombres de 29.381 euros. Sin embargo, si nos fijamos en cuál fue el salario modal o salario más frecuente, hubo tres cifras que se repitieron especialmente: un 4,2% de los asalariados gana en torno a los 14.586 euros. Tuvieron una frecuencia similar los salarios de 16.495 euros (4,2% del total de asalariados) y de 18.494 euros (4,1%).
La precariedad se manifiesta esencialmente a través de las jornadas atípicas, la sobrecualificación, la inestabilidad en el empleo y los bajos salarios
Pobreza y precariedad laboral
Según estimaciones de 2023, el 46,9% de los asalariados españoles (8,1 millones de personas sobre un total de 17 millones) están atrapados en un empleo precario. Si a ello se le suman las personas que tienen un trabajo autónomo precario y quienes se encuentran en situación de desempleo (dos millones y medio de personas), se contabilizaban casi doce millones de personas en situación de precariedad. CC.OO. explica que la precariedad se manifiesta esencialmente a través de las jornadas atípicas –tanto por horarios reducidos involuntariamente como por jornadas excesivamente largas–, la sobrecualificación, la inestabilidad en el empleo y los bajos salarios.
Un informe publicado por Intermon Oxfam hace apenas tres meses señalaba que el 29% de las personas en riesgo de exclusión social en 2022 tenía trabajo, pero su empleo era de tan baja calidad que resultaba insuficiente para salir de la pobreza.
La salud mental
España es líder mundial en el consumo de benzodiacepinas. Un informe publicado en 2023 señalaba que el 9,7% de la población española ha consumido estos medicamentos para el tratamiento de la ansiedad en los últimos treinta días, mientras que el 7,2% de la población los toma a diario.
Otro informe muy reciente, en el que se relacionaba la salud mental y la precariedad laboral, apuntaba a que un total de 170.000 casos de depresión en nuestro país se habrían podido evitar si la población precarizada hubiera tenido un empleo estable. De las personas que trabajan, un 45,9% teme perder su empleo y al 39% le preocupa no poder hacer frente al pago del alquiler o la hipoteca.
La edad media de emancipación ronda ya los 30,4 años en nuestro país
La vivienda
El precio de la vivienda en 2024 ha aumentado de media un 8%, aunque en algunas comunidades ha llegado a rozar el 11%. Si hablamos del precio de los alquileres, el porcentaje de subida en los últimos años es todavía mayor. De acuerdo con el portal inmobiliario Idealista, la tasa de esfuerzo (el porcentaje de salario que se debe dedicar a los gastos de vivienda) en la España de 2024 fue de un 36% para el alquiler y un 23% para la compra. La previsión es que en 2025 los precios sigan subiendo.
Según el último informe elaborado por el Observatorio de Emancipación, organismo dependiente del Consejo de la Juventud, en el segundo semestre del año 2023 solo el 17% de la población menor de 29 años estaba emancipada, y siete de cada diez jóvenes que trabajan siguen viviendo con sus padres porque no pueden asumir los costes de vivir de manera independiente. Como se explicaba en el informe, una persona joven tendría que dedicar el 92,1% de su salario para alquilar una vivienda en solitario. La edad media de emancipación ronda ya los 30,4 años en nuestro país.
Propósitos vitales
La tasa de natalidad en España lleva descendiendo de manera ininterrumpida desde el año 2010. Aunque las causas no son solo de índole económica, llama la atención el dato de que el 10,7% de los nacimientos en 2023 fueron de bebés cuyas madres tienen cuarenta años o más frente al 6,8% de esos nacimientos en 2013. En una encuesta realizada por el INE en 2018, dos millones y medio de mujeres en nuestro país reconocían haber tenido menos hijos de los deseados. En esa misma encuesta, un 28% de las mujeres de entre 30 y 34 años aducían como principal causa para no tener hijos motivos económicos, laborales o de conciliación. En el grupo de mujeres de entre 35 y 39 años, una edad que roza el límite biológico para la maternidad, el 21% de las encuestadas seguían en esa situación. Seis años más tarde, en una encuesta del CIS de octubre de 2024, las cifras eran todavía más llamativas: al 58,9% de los encuestados que no tienen hijos les hubiera gustado tenerlos y un 77,3% achaca la baja natalidad a “la falta de medios económicos”.
El Blue Monday no existe, pero el agotamiento que sufrimos sí es real
La sensación de asfixia y falta de horizonte vital que muchos jóvenes (y no tan jóvenes) experimentan en nuestro país, no solo durante los terceros lunes de enero, sino probablemente durante cualquier otro momento del año, es cada vez más real. Y las encuestas parecen respaldar esa sensación, por mucho que los datos macroeconómicos sean positivos y el ministro Carlos Cuerpo anuncie un nuevo crecimiento para el año que empieza.
La cultura del esfuerzo y la meritocracia que tanto les gusta sacar a relucir a muchos sectores de la derecha es una estafa. Un estudio exhaustivo publicado en 2022 detallaba que el 68% de la desigualdad en España se explica por las herencias. Y la situación no va a mejorar: se espera que dentro de unos años, cuando a los baby boomers les llegue su hora, se produzca la que se ha llamado la mayor transferencia de riqueza y recursos entre generaciones de toda la historia, que, previsiblemente, aumentará todavía más la desigualdad en nuestro país.
Cuando a los baby boomers les llegue su hora y se produzca la transferencia de riqueza entre generaciones aumentará todavía más la desigualdad en nuestro país
Si el esfuerzo personal no permite salir de la pobreza, ni alcanzar ningún propósito vital que importe (tener estabilidad, disponer de independencia económica, disfrutar de la vida sin angustia o formar una familia, ya sea con o sin hijos), la apatía y el desinterés se convierten en el único estado de ánimo posible. Podría parecerlo, pero el objetivo de glosar todas estas penurias no es proporcionar motivos a mis lectores para lanzarse a las vías del tren, sino más bien lo contrario. Necesitamos tener bien claro de dónde procede nuestro malestar para poder enfocarlo correctamente.
Es posible que algunos de ustedes se sientan muy mal estos días y no consigan encontrar la causa. Sin duda, el mal tiempo, las epidemias de virus respiratorios (¿están yendo a trabajar enfermos?), los cargos que se empiezan a acumular en la tarjeta de crédito y la falta de luz solar no son de gran ayuda. Pero antes de correr a comprar una lámpara de fototerapia, probar la dieta antiinflamatoria, escuchar el enésimo podcast de emprendimiento y autoayuda o dejarse seducir por los cantos de sirena de la ultraderecha que prometen arreglarlo todo a través de la misoginia y el fascismo, les sugiero que empiecen por tirar de este hilo y hagan un poco de autorreflexión. ¿Cuántas horas al día dedico a trabajar, a prepararme para trabajar y a recuperarme del trabajo? ¿Mi empleo me permite pagar el alquiler y llevar una existencia digna? ¿Disfruto con mi labor en algún momento durante las largas horas diarias que paso trabajando? ¿Pago un precio justo y razonable por el lugar que habito? ¿Tengo un ocio de calidad? ¿Paso el tiempo suficiente con mi familia, amigos y seres queridos? ¿Qué perspectivas de futuro se me presentan si todo sigue como hasta ahora? ¿Algo de todo esto es culpa mía? ¿Lo podría resolver esforzándome más?
Les deseo un feliz 2025 y un Blue Monday luminoso. Pero, sobre todo, les animo a cansarse lo menos posible. Lo dicen las encuestas: autoexprimirse ha demostrado ser del todo ineficaz.
La depresión como estrategia de ventas
En 2005, la agencia de viajes británica Sky Travel ideó el concepto de Blue Monday (‘lunes triste’) como parte de una campaña publicitaria pensada para promocionar paquetes de vacaciones invernales. A tal fin, contrataron los servicios del psicólogo...
Autora >
Adriana T.
Treintañera exmigrante. Vengo aquí a hablar de lo mío. Autora de ‘Niñering’ (Escritos Contextatarios, 2022).
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