Presentación: Lo que queda del paisaje, por Joan Fontcuberta, y El logro de la felicidad, por Pepe Baeza.

1.Crisis? What crisis?, por Bárbara Celis.

2.Hay veranos que se tuercen en primavera, por Gerardo Tecé.

3.El Infierno son los padres, por Ángeles Caballero.

4.Escalera hacia la vida, por Moe de Triana.

5.Residuos amorosos, por Pedro Jesús Fernández.

6.Periodismo pospretérito, por Luis Felipe Torrente.

7.La felicidad de un instante, por Manuel de Lorenzo.

"Cuando empezaba el toque de queda íbamos a un bar. El bar debía cerrar sus puertas. No podíamos salir hasta el fin del toque de queda, por la mañana. Nosotras íbamos monas, con mini y taconazo. Ellos eran chicos de nuestra edad, obscenamente jóvenes, vestidos de uniforme, que estaban de permiso. Nos conocíamos todos. Al menos, de vista. Cuando uno se ausentaba mucho tiempo, sabíamos que había muerto en el frente, o que le había matado un francotirador. Teníamos mucho miedo. Por eso queríamos vernos. Nos pasábamos la noche bebiendo, hablando, riendo, tomando cosas de colores, comiéndonos la boca y haciendo el amor como nunca lo había hecho antes. O después. Era una guerra e íbamos a morir pero, quizás, por eso mismo, éramos absolutamente felices, abrazados, en aquellas explosiones de vida".

Desde que escuché esta historia, cuando veo dos personas abrazadas, ensimismadas, felices, abandonadas a su propio tiempo, sé que, en realidad, estoy viendo también una guerra brutal a su alrededor. Saben que esa guerra invisible les matará, tal vez, mañana.