Música
Lo nuevo y las viejas joyas de Low
El grupo presenta su nuevo disco, 'Ones and sixes', en cinco ciudades españolas hasta finales de octubre
Marta Castro Berthelin 21/10/2015
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Mimi Parker y Alan Sparhawk se conocieron cuando tenían 8 y 9 años en un colegio de Clearwater, el condado más pobre de la fría Minnesota, cuando la familia de Alan emigró desde Utah. Novios desde la adolescencia, se casaron en 1990, convirtiéndose ella al mormonismo en el que tan intensamente había sido educado Alan. Ya como vecinos de Duluth, la pareja ha llevado una vida de lo más común. Padres de dos hijos, hacen la compra en el supermercado de turno, quedan con amigos a los que la crisis económica maltrata y van a misa como buenos mormones que son. Eso sí, además tienen un grupo con el que se van de gira por el resto del mundo.
Alan Sparhawk a la guitarra y John Nichols al bajo reclutaron a Mimi Parker, casada ya por entonces con Alan, para que tocara la batería en 1993. Low surgió como un islote de calma en medio de la vorágine grunge de la época. Red House Painters y, sobre todo, Codeine llevaban ya unos años abanderando sin quererlo esa corriente slowcore, de la que Low también renegó.
Inamovibles Alan y Mimi, la tercera pata del grupo ha sido sostenida por varios bajistas, que tenían que lidiar con la particularidad de que sus compañeros de faena fueran marido y mujer. Sobre todos ellos destacó Zak Sally, con el que hasta 2005 grabaron sus mejores discos. Evolucionaron desde el rock minimalista y lento de Long division (1995), ganando fuerza y lirismo en las voces en Secret name (1999), hasta llegar a producciones más recargadas como The great destroyer (2005), con tempos más rápidos y guitarras más contundentes.
Two-step. Secret name (Kranky, 1999)
Steve Albini y David Friedman fueron sus productores más relevantes, tanto por el resultado como por el número de veces que trabajaron juntos. Con Things we lost in the fire (2001), Albini grabó el que para muchos sigue siendo el mejor disco del grupo, aunque Friedman los acercó al pop y a un público más amplio sin perder intensidad.
Sunflower. Things we lost in the fire (Kranky, 2001)
En 2003, la salud mental de Alan empezó a deteriorarse y Sally acabó colgando definitivamente el bajo en 2005 para dedicarse a su carrera como dibujante de cómics. En la primavera de ese año, Alan escribió una carta a sus fans, disculpándose por tener que cancelar el resto de la gira de presentación de The great destroyer. Explicó que su inestabilidad mental estaba afectando a la gente que le rodeaba y necesitaba cuidarse. Toda caída tiene un final y Alan tocó fondo cuando llegó a estar convencido de que él era el Anticristo. Tras su paso por el hospital y un largo camino de enormes esfuerzos, consiguió recuperarse.
En esa época nació Retribution Gospel Choir, fruto de su colaboración con Mark Kozelek (Red House Painters, Sun Kil Moon) para dar rienda suelta a su lado más rockero. Kozelek sólo participó en la grabación del primer disco y, tras algún cambio, el grupo acabó siendo completado por el batería Eric Pollard y Steve Garrington, quien dentro de poco será también el bajista más duradero de Low.
Casi toda la música de Low gira en torno a su fe, tanto la fuerza que de ella reciben como los conflictos internos que les genera. Y nada más conflictivo que lidiar con las tentaciones del mundo del rock. El peso de la culpa explica la dureza de muchas de sus letras. El documental You may need a murderer (David Kleijwegt, 2007) pasa de puntillas por estas contradicciones (como la de ser un adicto) pero, a pesar de no profundizar demasiado, Alan deja claro que los males del mundo, personales o globales, se deben a la falta de fe en Dios.
La fuerte religiosidad de algunos artistas norteamericanos se explica por el carácter integrador de la religión y las condiciones socioeconómicas de esa zona. La música de David Eugene Edwards (Wovenhand), Damien Jurado o Sufjan Stevens está estrechamente relacionada con su cristianismo y no hay más que escuchar sus letras o leer los agradecimientos en los libretos de sus discos para ver que todos se deben a Dios. Por supuesto, y a pesar de todo, la música de todos ellos, y en concreto la de Low, es altamente disfrutable por quienes no comparten en absoluto sus creencias.
Como contrapunto a sus temas habituales, la política de George W. Bush y los conflictos internacionales se colaron en las letras de su octavo disco, aunque Alan considera la política como un reflejo de la espiritualidad y de la intimidad. Belarus o Sandinista son dos de los títulos más explícitos de Drums & guns (2007).
En su juventud, Alan hizo de chófer de algunas estrellas del rock como Paul Simon, Aerosmith o Gerry Beckley, miembro del grupo de los 70 America. Beckley acabó haciendo los coros en dos canciones de Trust (2002) y su hijo Matt, productor de Avril Lavigne o Britney Spears, mezcló el segundo disco de Retribution Gospel Choir y produjo el C’mon (2011) de Low.
Las mejores relaciones entre músicos pueden nacer en cualquier sitio. Low teloneó a Wilco varias veces gracias a su previa relación con el guitarrista Nels Cline. El cantante y guitarrista de Wilco, Jeff Tweedy, quedó varias veces con Alan para correr y (así de sofisticados son los negocios) del parque dieron el salto a The loft, el estudio de Tweedy, donde acabó produciendo The invisible way (2013).
Just make it stop. The invisible way (2013)
Su siguiente y último disco, Ones and sixes (2015), grabado en el estudio de Justin Vernon (Bon Iver) y producido por Low, abandona la sencillez del anterior. Vuelven a hacer un disco muy accesible, principalmente por las melodías, aunque recarga de electricidad sus cuerdas, y dan peso a los graves y las bases rítmicas.
No comprende. De Ones and sixes. Grabación para The current / KCMP (septiembre de 2015)
Mimi Parker ha comparado alguna vez el grupo con su matrimonio y achaca la longevidad de ambos al compromiso y la perseverancia. Ha habido años difíciles, baches que hubo que superar. La fe y el amor son la clave.
Los seguidores de Low agradecen su perseverancia a pesar de que seguramente sus mejores composiciones queden atrás. A partir del 22 de octubre podremos verles defender sus canciones en directo en Zaragoza, Barcelona, Valencia (Deleste Festival), Madrid y Santander. Y lo mejor de los directos es que entre novedad y novedad, siempre puede hacerse hueco a una vieja joya.
Mimi Parker y Alan Sparhawk se conocieron cuando tenían 8 y 9 años en un colegio de Clearwater, el condado más pobre de la fría Minnesota, cuando la familia de Alan emigró desde Utah. Novios desde la adolescencia, se casaron en 1990, convirtiéndose ella al mormonismo en el que tan intensamente había...
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Marta Castro Berthelin
Documentalista y enamorada de la música.
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