JAZZ
Illinois Jacquet, saxo de alma tejana
Ayax Merino 27/07/2016
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El saxofonista Illinois Jacquet, Jean-Baptiste llamado, murió el 22 de julio de 2004 en su casa de Queens, Nueva York, de un ataque al corazón. Tenía 81 años.
Saxo potente, carnoso, recio, cuando quería se elevaba a las alturas de los estridentes agudos, vibrante en sus solos ardientes, pleno de fuerza, típico sonido de Texas, léase Tejas, si no es molestia, que si no me alboroto asaz.
Nació Jean-Baptiste el 31 de octubre de 1922 en Broussard, Luisiana, ahora ya entiendo lo del nombre y el apellido. Por lo visto, su madre era una sioux de pura cepa. Buena mezcla, sí señor, un señor cruce de sangres.
Enseguida, que acababa casi de salir de mantillas, un año o así tendría, se mudó con su familia, bueno, mejor al revés, sus padres se mudaron y se llevaron con ellos al rorro, a Houston, Texas, dígase Tejas, por favor, que si no me chirrían los oídos.
Desde chiquirritín, lo que se dice su más tierna infancia, se subió a un escenario a bailar y cantar con la banda de su padre, eso son tablas. Luego, en la escuela, aprendió a tocar la batería y el saxo alto. Y no apuntaba aún el bozo, andaría el chavea por los 15 años sobre poco más o menos, cuando ya se fogueaba en alguna que otra banda de su ciudad adoptiva, Houston digo.
Rápido iba el muchacho, impaciente que sería, se conoce que no se le coció el pan hasta que cogió la carretera por esos mundos de Dios con la sana intención de ganarse la vida con la música, cosa muy loable.
Llegó, pues, el mozo, a Los Ángeles. Y allí Nat King Cole le presentó a Lionel Hampton, quien debió de quedar deslumbrado con aquel jovenzuelo, pues de inmediato lo enroló en su orquesta ¡Gran acierto, pardiez! Abandonado ya el saxo alto, el tenor esgrimido con fuerza, grabó con su patrón su primer disco en 1942 y se marcó un solo apoteósico en Flying Home. Y de golpe y porrazo, o sea, de repente, el joven venido de Houston, allá en Texas, pronúnciese Tejas, por caridad, que si no me da un sofocón, se vio envuelto por la fama, que andaba en boca de todos, la que lio el menda con el solo de marras. Y todavía no había cumplido los veinte años el gachó, se dice pronto.
Un par de añitos anduvo con Hampton. Y después estuvo con Cab Calloway y más tarde con Count Basie. No es mal currículum ese, ya lo quisieran muchos para sí.
Le dio un arrebato y empezó a tocar el fagot, instrumento no muy habitual en el jazz que se diga
Y no contento con eso, entre medias, en 1944, actuó en el corto Jammin´the blues. Pequeña joyita en blanco y negro de no más de diez minutos en la que aparecen unos músicos tocando ¡Y qué músicos! Lester Young, Illinois Jacquet, Harry Edison, Marlowe Morris, Barney Kessel, Red Callender, John Simons, Jo Jones, Sid Catlett y Mary Bryant, con el añadido del bailarín Archie Savage. Son sólo tres canciones, Midnight symphony, On the Sunny side of the street y Jammin´the blues. Llevo años oyéndolas, que me las grabó un amiguete en una de esas viejas cintas, no sé de dónde sacaría el tío el disco, me da lo mismo, Dios se lo pague. Una auténtica maravilla. Aconsejo a todo el mundo que le eche un vistazo, que es fácil de encontrar en ese inmenso bazar que es internet. De veras, un puro deleite que deja pasmado al más pintado.
Tras dejar a Basie, allá por 1946, Jacquet, que ya había participado en el primer concierto de la Jazz at the Philarmonic del productor Norman Granz, siguió colaborando con este, pero a destajo. Y sacó un buen montón de discos. Con, entre otros, Ben Webster y Roy Eldridge. Y vengan conciertos y giras.
En los sesenta, cosas veredes, le dio un arrebato y empezó a tocar el fagot, instrumento no muy habitual en el jazz que se diga. Y lo hacía bien, muy bien. Hay que oírle en la interpretación que hizo de esa soberbia pieza de Monk que es Round Midnigth, está espléndido, así como suena, sin medias tintas.
Por aquel entonces tocó mucho y bien con Milt Buckner, fogoso pianista y organista, pleno de ritmo, ritmo a raudales. Y más tarde, ya en los setenta, le dio por aparejar un grupo con el bajista Slam Stewart y el guitarrista Gray Sargent.
Y director de orquesta, que no quería el tipo dejar palo sin tocar. En 1983 fundó una banda, con la que estuvo hasta su muerte
Y un buen día, allá por 1982, le invitaron a dar una charla de jazz en la Universidad de Harvard. Y el hombre, claro, no se lo pensó dos veces y allí se presentó. Debieron de pasárselo en grande todos, Jacquet y los que tuvieron la fortuna de aprender con sus sabias palabras. Sí, porque la cosa se repitió. Enseñó un par de cursos y en los años siguientes no dejó de acercarse por sus aulas cuando se terció a impartir clases magistrales, pero magistrales de verdad. Saxofonista, fagotista, compositor y profesor de Harvard ¡Jobar, qué tío!
Y director de orquesta también, que por lo visto no quería el tipo dejar palo sin tocar. De tal guisa, que en 1983 fundó una banda, con la que estuvo hasta su muerte.
El 16 de julio de 2004 ofreció su último concierto en el Lincoln Center. Y unos pocos días después, el 22 de julio, su corazón se negó a seguir marchando y su vida se apagó.
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Esta semblanza también puede escucharse en el programa de radio Jazz en el aire.
El saxofonista Illinois Jacquet, Jean-Baptiste llamado, murió el 22 de julio de 2004 en su casa de Queens, Nueva York, de un ataque al corazón. Tenía 81 años.
Saxo potente, carnoso, recio, cuando quería se elevaba a las alturas de los estridentes agudos, vibrante en sus solos...
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