Futboñistán
Simios
Lorenzo Silva 25/08/2016
Iñaki Williams
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El hombre se llama Iñaki Williams y milita en el Athletic de Bilbao. Hace unos días, en el campo del Sporting de Gijón, unos aficionados del equipo local le obsequiaron desde uno de los fondos del estadio con onomatopeyas representativas de sonidos simiescos. Conviene anotar que la tez de Iñaki Williams es negra. Qué paradoja, por cierto: como la Semana que desde hace varias décadas coloca a la ciudad de Gijón en el mapa de la cultura mundial, un acontecimiento literario de primera fila, relevancia esta que hasta ahora no ha logrado alcanzar el equipo de fútbol de la ciudad, que de lo máximo que puede alardear es de haber ganado en cinco ocasiones el torneo de Segunda División.
Sólo he estado una vez en un partido de fútbol de Primera División. Fue en un estadio enorme, uno de los más grandes, de hecho. Iba con mi hijo, al que le hacía especial ilusión. Para él fue una gran experiencia. Para mí fue una experiencia bochornosa. Tuve que explicarle durante un buen rato, tratando de cerciorarme de que lo comprendía, que eso que hacían miles de gargantas, llamar “subnormal” al ariete del equipo contrario en cuanto tocaba la pelota, no era en absoluto normal. Que más bien era una muestra de incivilización, una exhibición de barbarie a la que esperaba que él, como persona inteligente y bien nacida que es, jamás se dejara arrastrar por nada ni nadie.
Cuando en un debate improvisado sobre si el fútbol catalizaba o fomentaba bajas pasiones de la fracción más cenutria de la población osé insinuar que así era, y así era en parte por la irresponsabilidad con que ciertos sectores futbolísticos habían manejado este explosivo material y la lenidad con que aún hoy lo encaraban, se me dijo que me equivocaba, que eso era una violencia latente en la sociedad que simplemente se expresaba en el fútbol, que era a estos efectos una pobre e inocente víctima. Me lo dijo una persona interesada, pero bienintencionada, y como el debate era en público, creo que puedo citarlo: Vicente del Bosque. Como di por hecho que creía en lo que decía, recordé mi amarga experiencia, y dije algo más: esa violencia despectiva hacia personas con discapacidad psíquica, supuestamente latente en la sociedad, jamás la observé en otros acontecimientos comunitarios, como una obra de teatro, o incluso multitudinarios, tanto como un estadio, sin ir más lejos, la Feria del Libro.
Y ahora me toca añadir: he estado en muchas ocasiones en acontecimientos en los que intervenían personas de raza negra. Desde conciertos hasta clubes de lectura, pasando por encuentros con centenares de alumnos de secundaria. En ninguno de ellos, jamás, hubo nadie que cuando la persona de piel oscura tomó la palabra o intervino de otra manera, empezara a imitar el aullido de un mono. Por alguna razón, el lugar donde los simios se nos aparecen una y otra vez es en los estadios de fútbol.
Toménselo en serio de una vez. No tiene maldita la gracia.
El hombre se llama Iñaki Williams y milita en el Athletic de Bilbao. Hace unos días, en el campo del Sporting de Gijón, unos aficionados del equipo local le obsequiaron desde uno de los fondos del estadio con onomatopeyas representativas de sonidos simiescos. Conviene anotar que la tez de Iñaki Williams...
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Lorenzo Silva
1966. Escritor. Nada mejor que ser y sentirse un poco extranjero doquiera que uno va.
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