1979: periodistas que tomaron partido (y perdieron estrepitosamente)
Trabajadores de medios de comunicación se presentaron a las elecciones de 1979 agrupados en la Unión para la Libertad de Expresión (ULE). Sus maneras son las de la época, pero su mensaje resuena hasta el presente
Luis Felipe Torrente Madrid , 18/01/2017
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“Los medios de comunicación social, los periódicos, la radio, la televisión, están casi todos ellos en manos de las personas que tienen más dinero o más poder. En España casi todos los periódicos están en manos de seis bancos. Por supuesto, los dueños de esos diarios o de esas emisoras los utilizan para defender sus intereses o dar una buena imagen de sí mismos”.
Este texto no fue escrito ni aquí ni ayer, aunque lo pudiera parecer. La cita pertenece a lo dicho en un espacio electoral de la campaña de las elecciones generales del 1 de marzo de 1979.
La candidatura que así se presentó, la Unión para la Libertad de Expresión, la formaron “cajistas, linotipistas, administrativos, periodistas y personas de otras profesiones, cuyo único objetivo es defender la libertad de expresión en todos sus aspectos y denunciar el peligro que supondría la concentración monopolista de los medios de comunicación de masas a espaldas de los intereses del pueblo español”.
Eran tiempos turbulentos para el país y también para el periodismo. Se aceleraba la senectud de los grandes diarios del régimen (Arriba, Informaciones, Pueblo, y se iniciaba la liquidación de la cadena de Prensa del Movimiento) mientras sobre sus cenizas crecían los periódicos nacidos con la democracia, con El País, Diario 16 y El Periódico de Cataluña en cabeza.
La candidatura la formaron, sobre todo, empleados de los Medios de Comunicación Social del Estado (así se rebautizó durante la Transición el grupo de medios que conformaba la Prensa del Movimiento) preocupados por su futuro laboral. Debido a la inminente desaparición o venta de sus periódicos y emisoras públicas, decidieron dar a conocer sus planteamientos por la vía directa: al presentarse a las elecciones tenían derecho a ocupar el espacio televisivo correspondiente a todas y cada una de las candidaturas electorales.
La periodista Isabel Martínez Reverte trabajaba entonces en el que, desde su fundación por José Antonio Primo de Rivera en 1935, había sido estandarte de papel del franquismo, el diario Arriba. Fue el primero de los Medios de Comunicación Social del Estado en ser liquidado. “En los últimos tiempos éramos todos muy peleones, del PCE, de Comisiones… Creíamos en la empresa pública, creíamos en el debate y en el derecho a la crítica, creíamos que se podía hablar de todo y sin censura, creíamos en los medios de comunicación públicos como vertebradores de la pluralidad informativa”.
En la lista de la ULE por Madrid, encabezada por José Manuel Ponte Mittelbrunn –padre de la modelo Laura Ponte-, Martínez Reverte ocupaba la decimotercera plaza: “Estábamos convencidos de que íbamos a sacar un diputado. Los más sensatos de la ULE veían la candidatura como algo testimonial, pero los más inocentes y militantes creíamos tener posibilidades ciertas de llegar al Congreso”.
No faltaron las críticas, algunas provenientes de sus colegas de gremio. Como ejemplo, la candidatura periodística fue rechazada por el diario El País, que consideró que “[…]una manipulación de tal género en unas elecciones legislativas pone en entredicho el propio sistema representativo, desdice de la inteligencia política de sus promotores y no debe ser permitida en ningún caso […]-
El mensaje
Estéticamente, el espacio electoral de la ULE, de 9 minutos y medio, sigue al pie de la letra las maneras televisivas de la época: sencillo, de realización brusca, con recursos gráficos más cercanos a las manualidades del colegio que a los modernos grafismos actuales, y barato, muy barato a juzgar por el resultado. “Era inocente, con su toque kitsch, pero traslucía nuestro espíritu de lucha”, rememora Isabel Martínez Reverte 37 años después. Un espíritu de lucha que resuena hasta al presente.
Para comprobarlo, ofrecemos a continuación la transcripción íntegra del guión del espacio de propaganda electoral de la ULE emitido en febrero de 1979 por Televisión Española:
“Muy buenas, señoras y señores:
La Unión para la Libertad de Expresión es un partido formado por modestos trabajadores de la información, cajistas, linotipistas, administrativos y periodistas que se han visto obligados a formar un partido político y a presentar a las elecciones generales 41 candidaturas en 33 provincias con el único objetivo de poder dirigirse al pueblo español e informarle de la importancia que el pleno ejercicio de la libertad de expresión tiene para la defensa de los derechos de todos. Y, fundamentalmente, para la defensa de los intereses de los trabajadores.
Es, pues, un partido testimonial sin ambiciones de poder político. La batalla por la televisión en estas elecciones, en definitiva, la batalla por la libertad de expresión, ha demostrado la razón de ser de nuestro partido.
Las candidaturas de la Unión para la Libertad de Expresión están formada por trabajadores de los Medios de Comunicación del Estado, represaliados de empresas periodísticas, trabajadores de diversos diarios, periodistas lanzados al paro obrero por su labor de denuncia, y en concreto por haber revelado especialmente determinadas actividades de las empresas multinacionales. También forman parte de la candidatura colaboradores y corresponsales de numerosos medios informativos.
Desde luego que si un grupo de trabajadores de la información se ve obligado a organizar algo tan complicado como un partido político solo para poder hablar y escribir sin trabas es que la libertad de expresión evidentemente se encuentra en peligro.
Pero, ¿existe realmente la libertad de expresión? Todas las constituciones, incluida la española, reconocen el derecho a la libertad de expresión. La Constitución Española dice que la ley regulará la organización y el control parlamentario de los Medios de Comunicación Social dependientes del Estado o de cualquier Ente Público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos. A expensas de volver a este tema, lo cierto es que la Constitución Española también reconoce el derecho al trabajo. Sin embargo, y hasta ahora, ¿quién te da la información y quién te da el trabajo? Los medios de comunicación social, los periódicos, la radio, la televisión, están casi todos ellos en manos de las personas que tienen más dinero o más poder. En España casi todos los periódicos están en manos de seis bancos. Y, por supuesto, los dueños de esos diarios o de esas emisoras los utilizan para defender sus intereses o dar una buena imagen de sí mismos. ¿Sabía usted, por ejemplo, que tres ministros del Gobierno, Landelino Lavilla, Oreja Aguirre y Otero Novás, están conectados con la más importante cadena de prensa privada de España? ¿Sabía usted que Antonio Fontán, expresidente del Senado, y los Garrigues Walker tienen intereses en la cadena de emisoras de La SER y, además, en grandes agencias de publicidad que es de lo que viven los periódicos? Y hay más nombres importantes. ¿Les suenan los apellidos Oriol, Ibarra, Aguirre, Bergareche, Luca de Tena o Godó? ¿O los Aresti, Urquijo, Fierro, Figaredo, Ferrer y Herrero, por ejemplo? Son los dueños de los bancos, de las empresas de electricidad, de las minas, de las fábricas de automóviles, los astilleros, las constructoras y de muchas más cosas de las que se pueda imaginar. Y de los periódicos, y de las emisoras, y de las agencias de publicidad, y hasta de las fábricas de papel, que es con lo que se hacen los periódicos.
Y hablando de fábricas de papel. ¿Sabía usted que Landelino Lavilla, ministro de Justicia, y Fernández Ordóñez, el de ‘Hacienda somos todos’, son nombres importantes dentro del sector papelero?
Hasta ahora, la Unión para la Libertad de Expresión les ha presentado a ustedes un anticipo de pasada acerca de quiénes tienen la prensa y de las empresas que tienen poder dentro de la economía de los medios de comunicación y, por tanto, sobre su contenido.
Pero antes de seguir adelante haga usted con nosotros una pequeña reflexión. El tema es: ¿Por qué le interesa al pueblo la libertad de expresión? En una primera aproximación, para saber realmente cuáles son los derechos de cada uno y para poder defenderlos con eficacia. Un pueblo mal informado es un pueblo indefenso. Los ciudadanos podemos hablar o criticar en el bar o en casa o en la oficina. Podemos hablar o criticar cuando son pocos los que nos escuchan, y así el resto del pueblo no se entera de nuestros problemas o de los problemas de nuestros compañeros. Cuando se trata de dirigirse a millones de personas solo unos pocos disponen de los medios necesarios. Es decir, de la prensa, la radio y la televisión, aunque estos se llamen, por alguna razón, medios de comunicación de masas. Usted no puede expresar su punto de vista a través de sus medios de comunicación. Ellos, sus dueños, sí que pueden. Nos encontramos con que si usted quiere que sus problemas trasciendan a los demás tendrá que organizar manifestaciones, gritar por las calles, exhibir pancartas o pintar las paredes. ¿Cuántas veces ha deseado saber una cosa que le interesa y no la ha encontrado en el periódico, ni la ha visto en la televisión, ni la ha oído en la radio? Ellos son los que deciden de qué tenemos que enterarnos y qué es lo que no debemos saber. De nada vale la lucha de los profesionales del periodismo si la titulación, colocación e interpretación de las noticias en el periódico, en la radio y en la televisión continúan bajo la dictadura de los dueños. Bajo la dictadura de quienes tienen el poder absoluto de cortar, relegar o retirar todos aquellos datos que perjudican a sus intereses o de aquellas empresas con las que ellos están vinculados. A usted, que ve la televisión, queremos proponerle un nuevo programa. Véalo y escríbanos si le gusta la idea. A lo mejor, con su ayuda, se incluye en la programación de Televisión Española.
-Hola, amigos, ¿qué tal? A nuestros primeros concursantes de hoy les corresponde hablar del tema de la economía. Leo. “La familia del actual ministro de Obras Públicas tiene una situación brillante en el panorama de la economía nacional. En 30 segundos tienen que darme ustedes una relación de los consejos de administración a los que pertenecen o han pertenecido los miembros de la familia Garrigues. Cuatro, cinco, seis, conteste otra vez”.
-Ligas financieras, Financiaciones Industriales, Selecciones Reader’s Digest, IBM, Altos Hornos de Vizcaya, Autopistas Concesionarias Españolas, Ford España, Citröen España, Westinghouse, Hoteles Hilton, Cadena Ser, Cid Publicidad…
-Tiempo. ¿Cuántas respuestas acertadas?
-Son doce respuestas acertadas, multiplicadas por los millones de capital social de las empresas, la tira.
-Un momento, un momento, creo que tienen algo que decir los que saben de estas cosas.
-A los concursantes se les han olvidado más de 35 empresas. Y sumado el capital social de esta empresas sale, no la tira, como dijo la señorita, sino más de 20.000 millones de pesetas.
Programas como este usted no los ha visto en Televisión Española. Lo más sustanciosos de la biografía de los que mandan, sin ir más lejos, se queda siempre en el tintero. Por ejemplo, don Íñigo Cavero ha sido consejero de Chrysler, empresa que en su factoría de Villaverde, en Madrid, se dedica, entre otras cosas, a poner motores nuevos a carros de combate que se exportan a numerosos países extranjeros. Ha sido también consejero de Roberto Bosch, Motor Nacional y Metacal. Don Pío Cabanillas ha sido consejero de, entre otras empresas, Sociedad Anónima La Toja, Endasa y Acerinox, empresa japonesa dedicada a la fabricación de tanques y material bélico con gran clientela en Sudamérica y América Central. Don Landelino Lavilla ha sido consejero de Celulosas del Nervión, de Banesto, Editorial Católica, de Inmobiliaria Universitaria, de Campsa, Cartisa y Acerinox, empresa de la que también fue consejero, como se ha dicho, el señor Cabanillas. Don Marcelino Oreja ha pertenecido al consejo de administración de la agencia nacional de noticias EFE, de Editorial Católica, del Banco Guipuzcoano, de Unión Cerrajera y de Aislamiento Termostático, entre otras. Leopoldo Calvo-Sotelo ha sido hombre importante del Banco Urquijo, Unión de Explosivos Riotinto, Ibervial, Renfe, Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha y otras importantes sociedades.
Pero volvemos al inicio. A lo que más interesa.
¿Sabe usted cuál podría ser la solución para proteger su derecho a ser informado de lo que realmente pasa o a decir lo que le dé la gana –con el debido respeto, claro-? Evidentemente, el que el pueblo cuente con sus propios medios de comunicación. Si el pueblo contara con sus propios medios de comunicación no necesitaría escribir en las paredes, pegar carteles, exhibir pancartas o gritar por las calles como única forma de expresión. La solución es que se devuelvan al pueblo los 35 periódicos de los Medios de Comunicación Social del Estado, las emisoras de radio estatales y la televisión que hemos pagado entre todos. Así, el pueblo podrá acceder a ellos libre y democráticamente. Es preciso un estatuto que garantice la utilización pública de esos medios públicos.
Y eso es todo”.
Epílogo
La lista de la ULE fue una de las 53 candidaturas que se presentaron a las elecciones generales de 1979, ganadas por UCD con más de seis millones doscientos mil votos y 168 diputados.
La ULE quedó en trigésimo novena posición, con 7.126 votos y, claro, ningún diputado.
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Autor >
Luis Felipe Torrente
Nacido en Albany (EE. UU.) pero criado entre Galicia, Salamanca y Madrid, donde vive. Es guionista del programa Ochéntame otra vez de RTVE. Antes trabajó en Canal +, CNN+, Telemadrid y Cuatro. Ha hecho varias películas documentales con su socio Daniel Suberviola, entre otras, el libro+documental Manuel Chaves Nogales: El hombre que estaba allí, finalista de los Goya en 2014.
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