RECAPITULANDO (II)
Caballos y camellos
Un juicio tiene una velocidad propia y unas reglas que solo conocen los iniciados. Aquí tratamos de explicar algunas
Guillem Martínez 23/02/2019
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de fiesta? Pincha ahí: agora.ctxt.es/donaciones
LOS JUICIOS SON RAROS. Un juicio es raro. Hasta el punto de que los hombres van vestidos con puntillas. Lo que explica que en un juicio existe una lógica diferente a la cotidiana. Un camello, por ejemplo, es un caballo sometido a su descripción en un proceso penal. En ocasiones, en efecto, resulta que era un camello. En otras, un caballo. En otras, una cabra. Un proceso penal no abreviado, en todo caso, es lentoZzzzz. Como el amor –todo lo contrario a un juicio–, tiene una velocidad propia y unas reglas que solo conocen los iniciados, y que resulta difícil explicar al mundo. Es mucho mas lento y difícil de leer –un juicio, no necesariamente el amor– en la cultura jurídica latina y continental que en la anglosajona. Un juicio –otra vez, como el amor– es algo alejado del sentido común, sea lo que sea eso, hasta el punto que puede ensuciarse cuando se aproxima al sentido común ése. Un juicio, la justicia –y, brrrrr, el amor– poseen lógicas propias, no necesariamente humanas y sencillas. Conviene recordar que, por ejemplo, el sumario de Llarena no existe en este juicio. Sólo existió para encausar a los acusados en el TS. En principio este juicio es un momento cero sobre el que no hay nada edificado. Y, por ahora, ha edificado poco. Será importante, para edificar el relato de fiscalía o de las defensas, el tramo que se inicia el miércoles, con las declaraciones de los testigos. Todo está abierto. Todo. Hacia arriba y hacia abajo. Por otra parte, en un juicio no se juzga todo, sino solo que se acota en él. Aún no tenemos una idea clara de los tramos de realidad que están dentro o fuera. Entre otras cosas porque, en esos tramos, hubo poca realidad.
FISCALÍA. Fiscalía sigue, aparentemente, apollardada, pero no tanto. Concepto apollardada, explicaciones. A) Parece permanecer en la lógica del sumario, establecida cuando Llarena. Es decir, hace mil años. B) Parece tener, me dicen, cierto síndrome de Estocolmo respecto a Maza. Me dicen, en ese sentido, que Maza, el Fiscal General que inició la cosa, era un cachondo, un tipo divertido, hasta cierto punto el alma del TS, el que organizaba los cenorrios y todo eso. Su acceso sobre los fiscales tenía un sólido cable humano y de respeto. Parece que, por tanto, también respetan, más allá de lo –aparentemente– útil, la vocación genérica de pugnar por el delito de rebelión, que por ahora no está claro. Concepto pero-no-tanto, explicaciones. A) La fiscalía ha conseguido en sus interrogatorios, digo yo, someter a alguna contradicción las declaraciones de los acusados. Lo que era su función en este tramo. Básicamente, contradicciones entra actitudes y fechas. Eso queda ahí. Se ampliará y se sellará, o no, durante el tramo testifical. B) Sería lógico que, no obstante, fiscalía, después de su arranque taciturno, se ponga las pilas –suele hacerlo–, cambie de enfoque y aporte nuevas informaciones. El testigo secreto, por ejemplo, que apareció en la primera sesión, ya no es secreto. Es un mosso. De Lleida. Alguien de dentro. A ver lo que dice cuando toque. Un dato inquietante: a todos los acusados se les ha preguntado por su adscripción a Òmnium. Parece una pregunta ritual. Pero no lo es. Lo que lleva a intuir que fiscalía tiene un proyecto –penal, se supone– para Òmnium. Ya veremos.
LAS DEFENSAS. Si bien no han respondido a fiscalía y abogacía, hasta ahora, dos personas –Junqueras y Romeva–, no parece que hayan apostado por una defensa política. Simplemente se han acogido a su derecho de no responder a fiscalía. Diría –no lo sé; lo sabré en breve– que el grueso de defensas ha decidido, o ha acabado de decidir, contestar a fiscalía tras el rollo positivo que supuso al respecto la defensa de Forn. Xavier Melero, en ese sentido, está aportando, hasta ahora, la defensa más efectiva. Nítidamente jurídica, y dejando que su defendido, en sus respuestas, le dé a la cosa épico-procesista. Por el mismo precio, se asiste a las contradicciones del Estado durante el procés. Y eso es lo que están haciendo, con variantes y con mayores o menores hipotecas, el resto de defensas.
Falta por ver si la defensa de Cuixart responderá o no a fiscalía. Parece ser que, si no su eje, su énfasis serán las actuaciones policiales durante el 1-O, un día que el Estado se volvió majara, puro pitote y descontrol, y no supo gestionar una manifestación, esas cosas que se gestionan mejor cuando no se hace nada. Salvo la de Melero, el resto de defensas sigue teniendo un marrón: demostrar ante el Tribunal que no sucedieron cosas que, por otra parte, sus acusados deben demostrar a sus votantes que sí sucedieron. No veo que eso sea un problema. No lo está siendo en el juicio. No lo ha sido en ningún tramo del procés, esa cosa que se está reformulando como una guerra cultural –se lo explico más abajo–. Bueno. Defensas, sinopsis hasta la fecha: no es descartable que no sea así, pero parece que el delito de rebelión es un traje muy grande para el cuerpo del procés. De manera un tanto inesperada, parece que está ganando cuerpo el delito de malversación –parece que se han sumado gastos, por ahora, de unos 300.000 euros; poco, para una consulta; mucho, para malversación, si finamente se demuestra–. Y parece que la rebelión se empieza a transformar, lentamente, en algún delito por acto preparatorio punible. Ya veremos. Es pronto.
EL TRIBUNAL. El Tribunal se la está jugando y lo sabe. Sabe que esto puede acabar en el TEDH. Marchena es la respuesta, y la respuesta de Marchena está siendo elegante, siempre al quite. La única aspereza creada es la rapidez, en ocasiones destajismo, que está adquiriendo la causa, una causa que, parece ser, no quiere convivir con una campaña electoral en abril, ese mes en el que todo el mundo es menos monárquico. Sobre Marchena. Fiscal en Canarias, fue llevado a la Secretaría General Técnica de la Fiscalía General del Estado –a la que aportó, me dicen, “su diseño intelectual”– por el Fiscal General del Estado Eligio Hernández –PSOE–. Prosigue en ese cargo cuando es Fiscal General Jesús Cardenal –PP–. Entra en el TS con Luciano Varela. Varela y Marchena son los pesos pesados del Tribunal, los más reconocidos, “los cerebros”, me dicen. Varela, en todo caso, media hora antes de que Marchena dé por concluida, cada día, la sesión, ya está recogiendo sus papeles. Es decir, lo ve venir, lo que implica cierta complicidad y aproximación en la lectura del juicio con Marchena. Más sobre Marchena. En medios jurídicos se lee su reacción ante la aparición de su nombre en un wasap de un senador del PP ––recuerden: tras esa aparición, Marchena renunció a presidir el CGPJ– como algo positivo y que le acredita. Un juez progresista me explica: “Marchena no va a dictar sentencia condenatoria sin una actividad probatoria de cargo razonable y suficiente, verificada en el plenario”. ¿Los hay que no hagan eso?, le digo. “Sí, existe la otra opción”.
GUERRA CULTURAL. Hasta ahora, en el juicio han aparecido temas intelectualmente importantes. El límite de la democracia y el límite del Estado de Derecho frente a la democracia, por ejemplo. Es decir, el límite también de la demagogia y la mentira, y el límite del Estado de Derecho cuando se niega a las reformas y llega a reprimir y penalizar sus intentos. No creo, no obstante, que este sea el tema del juicio, o que participe mucho en él, snif. De hacerlo, tampoco creo que llegara, en forma de debate, a la sociedad. Creo, en fin, que va a llegar poco a la sociedad. El procés, ahora lo veo prístino, no es una política, no es un proyecto. Es una guerra cultural. Y las guerras culturales son ejercicios reaccionarios que están supliendo a la política en Europa y en los EEUU. En tanto que guerra cultural, es un fenómeno cultural. Es decir, difícil de enjuiciar sin meterte en berenjenales yuyus. En ese sentido y con esa lógica, el documento Enfocats, tan importante para la fiscalía, no es nada. Es guerra cultural, una serie de planes delirantes para consumo interno, para no ser efectivos salvo en una guerra cultural. Enfocats, esa es mi lectura, es un programa tan efectivo y programático como otros que vimos aquellos días, similar a otras campañas y documentos que señalaban que Miguel de Cervantes, es decir, Miquel Sirvent, era cat. A ver cómo traducen ese caballo a camello sin crear otra guerra cultural, o sin intensificar esta. Nos vamos a hartar, por otra parte, de guerras culturales en el Estado en las próximas décadas. A ver cómo sale de esta la primera que se ha llevado a juicio. Es posible que no llegue a juicio ninguna más de las promovidas por otros nacionalismos, diría. En tanto que guerra cultural, no importan los hechos que fije este juicio. En Cat, por ejemplo, no ha supuesto ninguna catarsis el hecho de que los líderes procesistas hayan reconocido –seguirán reconociéndolo y aportando datos– que el grueso de sus discursos eran falsos, puro armamento pesado en una guerra cultural, que no política o jurídica. Como no ha supuesto ninguna catarsis observar que lo que dijo Puigdemont el 14-9-17 –“en menos de 24 horas, el Departamento de Estado de EE.UU. y Juncker han dicho que respetarán el referéndum”– es tan falso como lo que diga esta mañana a primera hora. Las guerras culturales –existe una supremacía legal de las mujeres; todas las denuncias de maltrato son falsas; Trump, anuncian que reconocerán a Cat...– son así. Puro bulo.
LOS CABALLOS Y LOS CAMELLOS. Lo deseable sería que los presos, tras el juicio, abandonaran la cárcel –no son chalecos amarillos, no han practicado la violencia a tutiplén– y la política –han mentido, son absolutamente deshonestos; lo han sido en un periodo de penurias, recortes y retroceso de la democracia en el Sur–. Pero lo deseable no siempre coincide con lo penal. Ni los caballos son camellos.
¡Hola! El proceso al procés arranca en el Supremo y CTXT tira la casa through the window. El relator Guillem Martínez se desplaza tres meses a vivir a Madrid. ¿Nos ayudas a sufragar sus largas y merecidas noches de...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí