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Porque la precariedad tiene rostro de mujer. Cobramos un 22% menos que los hombres y ocupamos el doble de empleos a tiempo parcial. La buena voluntad de las empresas no será suficiente para acabar con la brecha salarial y la precariedad: hay que derogar las reformas laborales del PSOE (2010) y el PP (2012), que precarizaron el empleo, igualar los permisos de paternidad y maternidad y democratizar el trabajo de cuidados para que dejen de ser responsabilidad casi exclusiva de las mujeres.

Porque los cuidados siguen siendo cosa de mujeres. Cada día mueren 100 personas dependientes esperando la atención a la que tienen derecho, en algunos centros las condiciones son indignas y los recortes han afectado especialmente a las personas con diversidad funcional. No existe un sistema público y universal de atención a la dependencia y los hombres dedican al trabajo doméstico y de cuidados dos horas menos al día que nosotras, por lo que esas necesidades son cubiertas por el trabajo gratuito e invisible de las mujeres. Es urgente democratizar el trabajo de cuidados: la Administración pública, la empresa privada y los hombres tienen que asumir su parte de la tarea.

Porque las trabajadoras del hogar siguen sin disfrutar de la misma protección social que el resto de trabajadores. España debe ratificar ya el Convenio 189 de la OIT, como prometió el Gobierno.

Porque después de la brecha salarial, viene la brecha de las pensiones: las mujeres cobramos un 37% menos que los hombres, después de toda una vida trabajando dentro y fuera de casa. Es urgente acabar con la desigualdad laboral de género, incrementar las pensiones no contributivas, que son percibidas en su mayoría por mujeres y actualmente no garantizan una vida digna (¡alrededor de 400 euros al mes!).

Porque los machistas nos siguen matando. En 2018 fueron asesinadas 98 mujeres en España y la justicia dictó 26.000 órdenes de protección a mujeres. Centenares de miles necesitan protección policial para poder salir a la calle sin miedo a que las mate su pareja o ex pareja. ¡Nos queremos vivas!

Porque nuestras hermanas de los países del Sur mueren todos los días ante los muros de la Europa Fortaleza. Necesitamos políticas migratorias humanas, que protejan la vida y los derechos de las personas. Además, las mujeres racializadas sufren una discriminación que como feministas debemos combatir. Es urgente acabar con las redadas racistas y cerrar los Centros de Internamiento de Extranjeros.

Porque necesitamos una revolución ecofeminista. El 80% de las refugiadas climáticas son mujeres, aunque provocamos menos emisiones contaminantes que los hombres. Tenemos que impulsar una transición ecológica con justicia de género.

Porque las mujeres trans sufren violencia, discriminación y una tasa de paro superior al 80%. Necesitamos políticas activas para desmontar la transfobia y garantizar una vida digna a las personas trans.

Porque necesitamos una Justicia feminista. Debe reforzarse la formación en igualdad de los jueces y la protección legal de todas las víctimas de violencia machista y sexual, en todos los ámbitos de nuestra vida (laboral, social, afectivo-amorosa…)

Porque seguimos sin poder amarnos en libertad. Siguen produciéndose agresiones contra lesbianas, gays, bisexuales y trans, discriminación laboral, acoso escolar y otras formas de discriminación ¡Nos queremos libres y diversas!

Nos sobran las razones. Como cantaron el año pasado las compañeras de Bilbao: “A la huelga compañeras, no vayáis a trabajar. Deja el cazo y la herramienta, vamos todas las mujeres a la huelga general”.

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Laura Pérez es concejala de Feminismos y LGTBI del Ayuntamiento de Barcelona.