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¿Con la emergencia de Bolsonaro y la extrema derecha en Brasil sentís amenazados los derechos de las mujeres y LGTB, o incluso las vidas de las mujeres negras?

Sí y de hecho estamos impulsando un movimiento de cuidados para proteger a las mujeres negras, las indígenas y a la población más pobre, que ha sido la que ha visto más reducidos sus derechos. Estamos viviendo un momento de retroceso profundo y de amenaza contra nuestras vidas. Desde que mataron a Marielle [Franco, activista y política asesinada el 14 de marzo de 2018] está claro que nuestra vida está en peligro, no se están respetando los derechos humanos. El retroceso de las políticas sociales es real: se están produciendo recortes en los derechos a la educación,  a la salud y se está dando prioridad a la militarización de la sociedad y a la construcción de nuevas prisiones.

¿Qué estrategias estáis planteando desde el movimiento feminista y en general desde los movimientos populares? 

Lo primero que estamos haciendo es conocer las necesidades de las mujeres más vulnerables: nos estamos reuniendo, realizando eventos y construyendo estrategias de cuidados colectivos. Queremos que el cuidado sea un tema de discusión –primero en pequeños grupos– de tal manera que retorne a la agenda común. Estamos en un momento de reagrupación, de analizar cuáles son las convergencias. Nuestro enemigo común es este Estado, que está militarizando muchos sectores, incluso la universidad. Cada vez es más difícil hablar de democracia y de cuestiones de género. Desde que comenzó el año han sido asesinadas muchas mujeres. Tenemos un presidente machista, acusado de hacer propaganda a favor de la violación y  procesado por agredir a una diputada, Maria do Rosário. Parece que se ha instalado un permiso para practicar la violencia.

¿Qué consecuencias ha tenido en la sociedad el asesinato de Marielle?  

Lo paradójico es que ahora hay más diputadas negras que nunca; nos han intentado callar pero no lo han conseguido. Vivimos un momento extraño: tenemos menos fuerza, pero más apoyo que antes y eso se traduce en que estamos sufriendo ataques muy serios. Sin embargo, seguimos trabajando intensamente para garantizar a las mujeres los derechos a la sanidad y a la educación.

No sabemos si Bolsonaro conseguirá llevar a cabo todas sus políticas, pero tenemos que actuar en consecuencia, como si fuera a hacerlo.