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“Mi jefe está aterrorizado”, confiesa en voz baja la encargada de una peluquería del centro de Madrid. Bromea porque el motivo de ese sobresalto sea el posible triunfo de Podemos en las elecciones porque ella se declara “escéptica” ante la posibilidad de un cambio en España.
Tres líneas, dos frases, 46 palabras. Quizá no fuera el arranque perfecto pero así empezaba el primer reportaje que escribí en CTXT allá por febrero de 2015. Hacía un frío descorazonador en la calle para ir a cortarse el pelo pero me dio lo mismo. Estaba feliz. Aquel día habría acudido sin rechistar a un refugio aislado por la nieve o a las profundidades de un terremoto para narrar cómo colisionan las fallas tectónicas. Lo viví con la excitación de un cartero que transporta un servicio histórico. Para mí era la prueba de estrés que necesitaba tras casi tres años de exilio forzoso. Recuerdo que eché a volar la imaginación. Fantaseé con ser el reportero del Times que adelantó las matanzas de la Gran Guerra. O John Hersey, recopilando datos entre las ruinas de Hiroshima para contarle al mundo los efectos devastadores de la bomba atómica. Empezar a escribir en CTXT fue lo más parecido a enamorarse, un delirio incontrolable y confuso que, en cierta forma, no se ha acabado todavía.
Empezar a escribir en CTXT fue lo más parecido a enamorarse
Conviene puntualizar que Miguel Mora me pidió que huyera de la brevedad porque ese estilo no es para él una forma de arte. “No te cortes”, me dijo escuetamente al segundo siguiente de conocernos. ¡Qué bien!, pensé, volvía a ser Hemingway y Kapuscinski sin haber escrito un puñetero libro en mi vida y sin saber qué iba hacer con mi body a final de mes pero estaba feliz. No es de extrañar que de aquella confianza naciera una admiración acerada, como el escudo de armas de una familia unida por el mismo deseo: que CTXT perdure y crezca, que mantenga incólume su manual de supervivencia –amar a los suscriptores por encima de todas las cosas– pese a vivir tiempos tormentosos donde el capital conspira como nunca antes lo hizo.
Pero, entiendan, que aunque cada día sea más complejo y sacrificado conservar el singular reglamento de CTXT, a la pasión y efervescencia siempre es complicado buscarle contraindicaciones por mucho que los agoreros y malintencionados lo nieguen como los miembros del Santo Oficio Romano negaban la rotación de la Tierra. Aquí es al revés. Escribir en CTXT supone un suplemento de orgullo y sobre este sentimiento se siguen publicando piezas antológicas como el reportaje de Elise Gazengel desde Ripoll, las columnas de Gerardo Tecé y las irónica crónicas semanales de Guillem Martínez sobre Catalunya.
La salud del periodismo en España descansa en medios como este, el nuestro, el mío. Lo digo convencido. Pocos dudan de que el futuro descansa en sus artículos y reportajes. De la misma forma que la sociedad crítica e insatisfecha denuncia el envilecimiento informativo, el nuevo periodismo necesita de la sociedad crítica e insatisfecha para destapar el ojo tuerto de la mentira. La prensa aún navega por el océano de la crisis que tantos periódicos y revistas hundió, pero por sus resquicios brotaron proyecto como éste de la misma manera que las flores que se abren paso entre las grietas de hormigón.
Enhorabuena, entonces, para todos los que formamos parte de esta hermosa familia –suscriptores, lectores y autores– porque en estos cinco años hemos demostrado que se puede sobrevivir en la selva haciendo periodismo de la manera que siempre se hizo, es decir, difundiendo información veraz a los lectores y no consumidores a los marcas publicitarias.
El sociólogo Marcel Mauss dijo una vez que “las formas humanas de intercambio no son reductibles a la ideología utilitarista” porque eso nos obligaría a renunciar a nuestros sueños. No desistamos pues. Disfrutemos de este milagro editorial que, además de lecturas afiladas, nos permite reafirmarnos en la esperanza. Larga vida a CTXT. Y como diría aquel: ¡Seguiremos informando!
“Mi jefe está aterrorizado”, confiesa en voz baja la encargada de una peluquería del centro de Madrid. Bromea porque el motivo de ese sobresalto sea el posible triunfo de Podemos en las elecciones porque ella se declara “escéptica” ante la posibilidad de un cambio en España.
Tres líneas, dos frases, 46...
Autor >
Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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