Lo nuevo (IV)
Un modo radical de pasar el rato
Más que descubrir, darte cuenta de que tu velocidad de pensamiento es la de tu caligrafía y que todo lo rápido y lo ágil que puedes llegar a ser tiene ese tope
Rubén Ángel Arias 11/12/2020
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* “Las galaxias, de lejos, parecen plancton” (escuchado en un documental). De cerca, la metáfora poderosa será la que nos diga lo que parecen de cerca.
* Pienso en las sondas espaciales, en el hecho de que sean los objetos humanos que han llegado más lejos. Pienso en esa distancia. En las noches de insomnio, pienso en las trayectorias de la Voyager 1 y 2 como en dos rayas de coca.
* “La llegada de la mecánica cuántica no desterró la teoría de Newton. Sólo precisó los límites de aplicabilidad en la dirección de las masas más pequeñas” (Nancy Cartwright).
* Dentro del Apolo XI, y justo al abandonar la órbita terrestre, se escucha la voz de uno de los astronautas, que dice: “Ahora es Newton quien nos guía”.
* “La mayor parte de la literatura no es más que el registro de momentos efímeros en las vidas de hombres, mujeres y burros” (Virginia Woolf).
* “Estos no necesitan recompensa. No tenemos nada que darles aquí. Han amado la lectura” (Virginia Woolf).
* Más que descubrir, darte cuenta de que tu velocidad de pensamiento es la de tu caligrafía y que todo lo rápido y lo ágil que puedes llegar a ser tiene ese tope. Deducir de ello el nulo éxito que te caracteriza como conversador. Entender que tu pensamiento empieza y termina en unos trazos.
* La literatura produce melancolía y ensimismamiento. Esto no se dice en las escuelas.
* Se ha hablado mucho, desde Althusser en adelante, de la filosofía espontánea de los científicos (y con razón). De la física, la química o la biología espontánea de los filósofos se ha hablado mucho menos.
* Traducido directamente del libro de autoescuela de Moscú que estoy estudiando estos días: “La ley de Idaho del Buen Samaritano protege a todas las personas de las responsabilidades civiles, jurídicas y penales derivadas de acciones en las que hayan actuado de buena fe”.
* “Escribo un poco, leo algo en Internet, me veo un vídeo porno, me meto en Twitter, vuelvo a ver otro poco de porno, leo… Ese es mi proceso creativo” (Bret Easton Ellis).
* Que el mundo del que se habla y el mundo en que se habla no son el mismo mundo. Agustín García Calvo insistió en ello tan lúcida como infructuosamente.
* “Seremos una civilización materialista hasta que se demuestre que los quarks o el electrón son divisibles. Cuando esto se demuestre ¿qué seremos?” (escuchado en una conferencia).
* El hecho de que una bagatela de Bach, un garabato de Da Vinci o la lista de la lavandería de Shakespeare valgan más que un poema único, pero extraordinario, de un autor anónimo. La bagatela, el garabato, la lista de la lavandería son ejemplos de inmortalidad bastarda, y todo porque el genio (sea lo que esto sea) nos inquieta más que las obras; el mago más que el truco. No hay historia cultural que no esté comida por la idolatría y los nombres propios.
* Caer de repente en la cuenta de que la noche no es noche –fulgurante y excedida por la palabra que la nombra– sino una más de las sombras del Sol. Pasmarse ante el descubrimiento, idiotizarse dentro, gozarlo mucho.
* Conversación telefónica con B: “Roberto sólo comprendía el ruido que tenía en la cabeza, como cualquier escritor de verdad”.
* ¿Cuál era el plan Bolaño? Pasar el rato, pero de un modo radical. "Pasemos el rato, pero dejémonos el pellejo en ello".
* Dice Javier Marías de R.L. Stevenson: “El Mal le interesó siempre mucho, y no rehuía ciertas compañías por lo que estas hubieran hecho”. El Mal con mayúscula, no el otro.
* Ha llegado hasta Moscú el humo de los fuegos de Oregón y California. Llevamos una semana sin salir de casa y sin ventilarla. Hemos empezado a notar que dormimos peor y que nos fatigamos antes. Hasta que hoy, hartos y un poquito desesperados, hemos abierto las ventanas. Lo que ha entrado no era aire, sino el olor acre de los bosques incendiados. El sol, ya crepuscular a las dos del mediodía, nos ha permitido ver a contraluz las diminutas cenizas que entraban a la cocina. Un espectáculo hermoso y tóxico que, por un momento, nos ha hecho pararnos y fascinarnos y perdernos. Hasta que nuestras propias toses nos han sacado del pasmo.
* Ha ardido Malden, un pueblo a cincuenta kilómetros al noroeste de Moscú. Han encontrado calcinada a una familia entera, el padre, la madre, tres niños pequeños. Estaban todos muertos en el interior de un vehículo. Intentaron huir a través del bosque. No imaginaron que, con el fuego, los árboles se derrumbarían cerrándoles el camino.
* Todas esas novelas construidas como rompecabezas. Demuestran la poca fe que se tiene en el argumento o lo poco que este vale.
* “Jamás he leído ningún prólogo ni pienso hacerlo” (William Faulkner, 5 de mayo de 1946).
* “No lo he leído, pero sé que está bien”.
* Confesarse es como achicar el agua desde arriba. Uno no consigue tapar el agujero.
* La relectura se parece a la oración, nos pone de camino a ella. Leer todos los días un cuento. Leer todos los días el mismo cuento.
* Leer solo por placer es también algo muy bobo. Se pierde uno el placer de leer contra el placer propio.
* Sucedió a las afueras de Moscú. Apenas había encontrado el lugar desde el que quería hacer la fotografía, cuando vi que por la acera de enfrente se acercaba un hombre muy alto y cojo de unos cincuenta años. Llevaba una visera blanca y una bolsa, también blanca, del supermercado. Caminaba muy despacio, como si llevara observándome desde hacía rato. Enseguida te fijas en un tipo así, para eso llevas una cámara, supongo, y tomas notas en un cuaderno y tienes la cabeza llena de basura literaria. Por supuesto, no estaba en mis planes fotografiarlo, no me interesan los retratos. Así que no, no iba a hacerle ninguna foto, de eso estaba seguro. Pero también sabía que aquello no terminaría con el tipo pasando de largo junto a mí. Estas cosas se saben. Me quedé esperando entonces, como distraído, quería que viera que mi atención no estaba en él, quería demostrárselo, quería, de hecho, que pasara deprisa. Cuando llegó a mi altura me preguntó, sin saludar y con el acento rocoso del norte de Idaho, que qué estaba haciendo. Se lo dije, muy suavemente y con mucha educación (que en el fondo no era sino miedo) y, claro, notó mi acento y eso le disgustó. Entonces enlazó tres frases seguidas, alzando la voz, la primera era, de nuevo, que qué estaba haciendo allí, la segunda era que yo no era de allí y la tercera era que me fuera de allí. Se acercó más, y ya gritando repitió las mismas tres frases a las que añadió una mucho más enfática y variada, dijo: “Vete de aquí, extranjero de mierda, esta es mi casa, estás haciendo fotos de mi casa, eh, hijo de puta, vete a tu puto país, latino de mierda”. Entonces supe que venía a golpearme, pues aceleró el paso, lo cual hizo más evidente su cojera. Se había cambiado la bolsa de mano y ahora recogía el codo derecho hacia atrás y cerraba la mano en un puño que me pareció descomunal, a la escala de su altura y de mi espanto. Tuve el tiempo justo para salir corriendo mientras escuchaba a mis espaldas sus insultos entreverados de “vete de aquí” y “extranjero de mierda”. Me di la vuelta y me paré, alentado por mi repentina agilidad. Le vi entonces agacharse y buscar una piedra. Encontró una no muy grande y me la tiró.
* La sospecha de que si a la pena le quitamos los siglos de glamur que la acompañan, nos quedaría tan solo la escasa pero dura piedra de la rabia ante todo lo que nos hace miserables.
* “La piedra de toque de una poética” (Willa Cather).
* El cojo volverá a aparecer.
* Acabo de introducir una expectativa en el curso etéreo y arbitrario de estas notas. El lector esperará ahora encontrarse con algo, y entre ese algo y esta línea todo será percibido como paréntesis o estorbo. El caso es que ese hombre volverá. Ha vuelto.
* Todas las luchas entre animales de una misma especie son simbólicas, su fin es evitar llegar a los puños, a las garras. De ahí toda esa exuberante (convendría un adjetivo más sólido) mímica facial, que no es sino cortejo. Un cortejo que quiere desplazar y anular al otro por la vía rápida del asombro.
* La literatura no tiene nada que ver con la claridad. Con el tiempo creo haber descubierto que tampoco tiene nada que ver con la escritura.
* Las felicidades circunstanciales de toda prosa.
* La redención es esa palmada consolatoria (o de aprobación) que uno espera que le den al final de la partida. Es una especie de, bien, muchacho, bien ahí, antes de que se apague la luz o nos pongan fuera de foco.
* Le escribo a B: “Por cierto, un aparte, lo de las hormigas se ha complicado de verdad. La casera se ha puesto en contacto con los tipos del control de plagas y mañana vendrá uno de ellos a echar un vistazo. Por lo que he podido averiguar, se trata de hormigas madereras. Por eso no caen ante las trampas de azúcar y bórax que les hemos tendido por toda la casa. Entre ayer y hoy empezaron a enjambrar, lo sé porque, de un día para otro, les han salido alas”.
* “Las galaxias, de lejos, parecen plancton” (escuchado en un documental). De cerca, la metáfora poderosa será la que nos diga lo que parecen de cerca.
* Pienso en las sondas espaciales, en el hecho de que sean los objetos humanos que han llegado más lejos. Pienso en esa distancia. En las noches de...
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