Diversión con banderas
Debate en dixie
La política posee mecanismos para mentir. El principal, la mentira. Pero el uso del ‘fake’ le ha dado un tute a la mentira, de tal manera que la mentira, algunas mañanas, es el objeto más próximo a la realidad del que disponemos
Guillem Martínez 2/02/2021
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LA PARACAMPAÑA. A) CGT informa sobre el hecho de que los sobres del voto por correo se cierran con saliva, lo que invita al pitote vírico y, por el mismo precio, expone a los trabajadores de Correos, ese transporte franqueado de, también, saliva. Se trata de otro problema para unas elecciones en pandemia, que se suma a los problemas habituales en unas elecciones sin pandemia, nunca jamás solucionados. Ni, tal vez, observados. Como B) la ausencia de cabinas en los colegios –un cacharro útil que ni está ni se le espera en unas elecciones cat/esp–, y que garantiza la intimidad y cierta libertad en zonas rurales/búlgaras. Las hay –en Esp y Cat; y en Lima–. O como C) la quema rapidita –Esp es récord europeo– de las papeletas tras el recuento. Algo feo y poco edificante. El TSJC D) da ya por refinititiva la fecha del 14F para las elecciones. Como ha ido rapidito, aún ha tenido tiempo de E) hacerse mechas y de F) darle un capón a Aragonès, al señalar que el vicepresi no era competente para convocar unas elecciones, lo que indica que, en ese trance, Aragonès optó por H) lo que los juristas de Princeton denominamos la doctrina del –no me gusta apabullarles con tecnicismos legales, pero ahí va– Meum Coionorum Morenum, tan extendida en el Viejo Sur. Por lo demás, la UE dispone de I) una nueva vacuna, si bien la sensación es que esto no parará hasta que aparezca la vacuna Hacendado. Las vacunas –sin transparencia, con laboratorios en huelga por un precio dadá justo, con ventas de extranjis a terceros países, con una efectividad en el mercado diferente a la acordada en el laboratorio– explican cómo está acometiendo la pandemia la UE. Desde la perspectiva del caso Castor. La que hay. Francia J) cierra fronteras, un indicio de lo que puede venir en las próximas semanas: una UE en modo 1914, como en marzo de 2020. Novedades científicas, o K). En lo que es un reto científico sin precedentes, un laboratorio cat consigue, tras aislar el virus UK y el sudafricano, que una selección de ambas mutaciones se enfrenten en un partido de rugby. Como en Invictus, Sudáfrica se ha comido con patatas a UK. “Esperemos que no haya un virus neozelandés/All Blacks, o estamos perdidos”, ha declarado una fuente autorizada. Con chorrito.
CAMPAÑING. Se suceden los actos electorales en la pantalla. En todos aparece el líder de cada lista en un espacio decorado con anagramas de sus partidos, departiendo con otro señor o señora. Parece que emitan desde una Enterprise, en el espacio, la última frontera. O, dependiendo del caso, desde la Estrella de la Muerte. Son metáforas de distintas naves espaciales en órbita –volando en círculos, vamos–, sin teletransportador, con más posibilidades de chocar con otra nave que de emitir o recibir una visita de otro alien. Tendencias. A estas alturas del partido –estamos en los primeros minutos del match, cuando es más importante la posesión del balón que la virguería, el gol, o las sustancias dopantes–, brillan con luz propia las aportaciones de JxC. Por ahora, determinantes –en que todo esto sea más majara– y que afectan al juego de sus rivales. Y todo vía la emisión de fake. El fake tiene como objetivo que pierdas el tiempo en explicarlo y discutirlo. Zzzzz. Por lo que pasaré de enumerar fakes retóricos –cualquier declaración de cualquier usuario de la lista JxC podría aparecer en Big Fish– y, en su lugar, enumerarles un par de fakes estructurales. El primero es su lista. El número 1 es Puigde, que si-lo-construyes-no-vendrá. El 2 es la 1, Laura Borràs, pendiente de juicio –posible delito común/mano larga–, de manera que el 3 es el 1, Canadell, avalado además por el 1 frente a la 2, que ya no mola tanto en Waterloo. Canadell es un señor racista, defensor del hecho científico de que la raza esp carece de un ADN homologable –a principios del XX, Prat de la Riba, un día que se levantó sembrado, lo dibujó mejor, aludiendo al carácter semita del esp medio, y el carácter carolingio, serio y trabajador de todos los cats; incluso yo; o los de La Trinca–. Ideólogo que ha descubierto una conjura mundial para evitar que sepamos que Cervantes, Colón, Leonardo y, en general, todo el mundo, salvo el del medio de los Chichos, es en realidad cat, es partidario de medidas políticas innovadoras y que aborden el diálogo social desde perspectivas novedosas, como la supresión de los sindicatos. La segunda originalidad /fake estructural de la lista es que JxC carece de programa. Pa qué, si tienes medios de comunicación que vertebran, non-stop, el sufrimiento del Hombre Blanco. El programa es, al parecer, un work in progress, que se va haciendo con las declaraciones televisadas del día anterior. Pero con variantes. Llamativas. Exemplum: antes de ayer Borràs anunció al mundo que si el procesismo –ADN, Servantes, Leonardo, Sindicatos en off, fake, amnistía, sufrimiento y ausencia de programa, y de ganas de tenerlo– superaba el 50% de los votos, declararía la indepe –para diferenciar este fake del de 2017 lo harían esta vez, se supone, en pareados–. Hoy aparece en su web que indepe, de entrada, no, que la cosa sería pedir a la UE, que se muere de ganas, que intervenga a favor de un referéndum. La política posee mecanismos para mentir. El principal, la mentira. Pero el uso del fake –una mentira sustentada en la realidad, a través de fakes, y todo ello engrasado por el dolor de la víctima y su sentimentalización–, le ha dado un tute a la mentira, de tal manera que la mentira, algunas mañanas, es el objeto más próximo a la realidad del que disponemos.
EL TRUMPISMO ERA ESTO. Tener en la vida un par de ex así, o disfrutar de una lista así en unas elecciones, pone de los nervios. Y lo que es más diver, evita el establecimiento de discursos razonables. Ese era el rol diseñado para Vox en la política esp, aún no alcanzado, salvo en Twitter. Pudiendo llevar la política por un laberinto democrático hasta el minotauro –minotauro: un señor vestido de búfalo–, Vox ha optado, o no ha podido evitarlo, ser extrema derecha del pasado, lo que es dilapidar la pasta invertida para que sea la extrema derecha del futuro. Vox, un partido sin representación en el Parlament –aún– tiene, por cierto, un tratamiento en TV3 parecido al de JxC. Es el efecto secundario de colar en esos espacios electorales televisivos a JxC, otro partido, estrictamente, sin representación parlamentaria. La idea, supongo, era construir la posibilidad de que, al ver al unísono la extrema derecha esp –muy poli y muy mili–, y la carolongia –más hierática– la caloringia quedara como una gamberrada de los Kennedy. No lo es. Lo que nos lleva al siguiente párrafo. La tele.
CUP, feliz en el tercermundismo, se distancia de JxC y de ERC, pero la sensación es que puede votar lo primero media docena de veces más
HISTORIAS DE LA TELE. El domingo soirée se emitió el primer debate televisivo. En TVE. El evento quedó distorsionado por la actitud de JxC, que impregnó el debate con sus marcos. El principal, el más longevo y determinante, consiste en una clase acomodada que explica una sociedad del Primer Mundo a través de conceptos de una sociedad del Tercer Mundo colonizada. Algo que, sea lo que sea, no ocurre en el Primer Mundo, y que impide hablar de una sociedad empobrecida y desatendida, al límite. Por posicionamientos de honra y honor, calderonianos –por Calderó del Kayac, autor cat del Segle d’Or–, los líderes se ubicaron, mayormente, en bandos épicos e irreconciliables, que les impedían ningún movimiento o contacto. Hubo aspavientos y posicionamientos, loables, ante el racismo de Vox. Pero ninguno ante el racismo carolingio, capaz de expulsar de la sociedad a su 50%, asumido como afrikaner-colonialista, e invisible en el marco creado y compartido. Sólo hubo un momento extraño, un silencio incómodo, cuando flotó en el ambiente, precisamente, el racismo JxC. Ojo, que nunca había pasado. Nadie remató. Bueno. Sinopsis. La católica –joyos, desparrame, vanidad de un domingo en provincias– Borràs/JxC, se diferenció de la calvinista –sobriedad en gestos y vestuario– Àngels Chacón/PDeCAT, en que una es el trumpismo voluptuoso y la otra el neoliberalismo carolingio, estricto, muy te-dolerá-pero-te-gustará. C’s tiene serios problemas en demostrar que el constitucionalismo es un bien de consumo político en Cat. PP, discreto, aporta el talante de su líder, Alejandro Fernández, quizás lo más divertido y moderado que puede ofrecer ese partido en todo el Estado. CUP, feliz en el tercermundismo, se distancia de JxC y de ERC, pero la sensación es que puede votar lo primero media docena de veces más. Vox, con las mismas herramientas que JxC, menos lubricadas, provocó algún silencio –a la que se entrenen y aprendan serán otros imparables–. Aragonès demostró por qué los números 2 de los partidos esp son como son. Lo son, son elegidos para no hacer sombra al número 1. Junqueras, el número 1 de ERC –un partido que, desde el primer tripartit sólo ha estado 2 años fuera de la pomada–, lleva, por cierto, un par de días aludiendo al resto de partidos como “els de sempre/los de siempre”, una cita de “la panda”, de Salvini, ese otro rupturista. Alguien le tendría que advertir hacia dónde le lleva la boca de su cara. Y no, ese alguien no será el número 2. Illa dilapidó un tanto el efecto Illa. Fue uno más, otra mente neutralizada por los recursos del procesismo, que crisparían hasta a Gandhi, como fue el caso. Jessica Albiach fue la única que chuleó un poco el riguroso protocolo de los marcos. Matizó que ningún republicanismo se puede sustentar en la omisión del 50% de la sociedad –vamos, que aquí, republicanismo, poco, y clasismo, mucho–, que el 15F nadie tendrá mayoría, por lo que habría que dejar de decir tacos, y que, sic, hay que empezar a dejar de mentir. Sostener estas cosas puede hacer útil la campaña, darle para el pelo al marco en el que flota, alejado de la realidad por 10 años. O no.
LA PARACAMPAÑA. A) CGT informa sobre el hecho de que los sobres del voto por correo se cierran con saliva, lo que invita al pitote vírico y, por el mismo precio, expone a los trabajadores de Correos, ese transporte franqueado de, también, saliva. Se trata de otro problema para unas elecciones en...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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