LA VITA NUOVA
Elecciones y, todo lo contrario, lo importante
ERC no ha ganado. Pero es, sobre el papel, el ganador. O no. Depende de sí misma. Lo que no tranquiliza nada
Guillem Martínez 15/02/2021
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1- La política, en el contexto de una crisis democrática avanzada, no es aquello en lo que nada es lo que parece, sino aquello en lo que nada es, a secas. Una sociedad en decadencia, por otra parte, habla muy raro, con –recuerden a Robert Musil– símbolos, alocuciones y palabras que impiden decir lo que se piensa. Ambas dinámicas son las claves de cualquier análisis político esp/austro-húngaro. Y, en Cat, dos cazos. Las siguientes líneas son un análisis de los resultados electorales en Cat, observando las dos claves aludidas.
2- Con un 53,5% de participación, ha ganado un partido lleno de futuro en sistemas colapsados por sí mismos. La abstención. Lo que matiza el resto de resultados. El procesismo ha sacado más del 50% de votos –lo que a) no es cierto; para llegar a esa cantidad se cuentan los votos de PDeCAT, extraparlamentario; lo que b) es cierto, los votos de PDeCAT volverán, en las próximas ediciones, al trade-mark CDC, que ahora es JxC–. Pero tal vez ha accedido a ese resultado porque una parte del electorado, agotado, ha considerado que el procesismo carece de la fuerza efectiva como para frenarlo con votos. Ya se frena él solito. Es, en fin, un lenguaje, no una política. El voto, con tamaña abstención –grande, si bien no portuguesa; ilustra más cosas que una pandemia. Accediendo al 50%, pero perdiendo más de 700.000 votos, el procesismo, siendo un voto importante, determinante para emitir política y cambios, no llega, como siempre desde 2012, a ser significativo para acometer el único cambio que se asegura a sí mismo que quiere acometer. Ignorar la correlación de fuerzas, la realidad, es un error enorme. Incluso un desperdicio. Y conduce a la substitución de la política, incluso de la vida, por el mito. Repetir un mito no lo hace cierto. Afrodita no se te aparece vestida con una hoja de parra por más que la invoques. Me, snif, consta.
Esas cosas que penalizan al PSC son las que despenalizan a Vox, ese partido absolutamente despenalizado en Cat por el contexto creado para potenciar otros partidos
3- Ha ganado el PSC. En votos y escaños. Algo épico, pero mediatizado por la abstención. Maragall, el PSC más sexy, no lo consiguió, en todo caso. El efecto Illa ha existido. Y venciendo las dificultades. Propagandísticas. En TV3, incluso en la noche electoral, se presentaba al PSC dentro de un bloque político en el que aparecía Vox. Son esas cosas, que penalizan al PSC, las que despenalizan a Vox, ese partido absolutamente despenalizado en Cat por el contexto creado para potenciar otros partidos. Se dice rápido. Sobre el papel, el éxito de Illa no se traducirá en nada. Pero ya veremos. El PSC posee un objeto del que carecen los partidos procesistas: en lo que honra, en términos generales, a mis conciudadanos, en Cat se carece de mentalidad de Estado. Se ignora incluso –como ha quedado claro desde 2012– cómo funciona ese cacharro. Importante para evaluar el ciclo: a) el PSC estuvo a punto de ser residual, fue b) sustituido por Comuns en el Ajuntament de BCN, de lo que se deduce que c) debería haber sido sustituido por Comuns en Cat. Fue posible. Pero a), b) y c) hablan de un error sostenido por Comuns, que ha impedido esa sustitución, ese cambio de época, de posibilidades y de referentes. Gracias a ello, el PSC es hoy la interlocución, el diálogo con el procesismo. Una interlocución y un diálogo en un punto diferente, envejecido, más conservador y limitado que con unos Comuns que, durante años –los años mágicos–, se confundieron, en su léxico, con el procesismo, esa comunidad de léxico y ceremonias antes que comunidad de derechos. Importante: el Deep State –la otra corriente en el biotopo que sabe lo que es el Estado–, participará de las posibilidades del PSC, impidiéndolas. Fiscalía ha anunciado que recurrirá el tercer grado de los presos. Algo/alguien ha impedido que eso se produjera en campaña, supongo que costosamente y precariamente. Ese algo/alguien debería acometer el indulto de los presos, antes de una nueva emisión de gangrena.
La victoria de ERC frente a JxC, partido que crea los marcos en Cat, ha sido hercúlea. Una ocasión sin precedentes para la indepe. De ERC
4- ERC ha quedado por detrás del PSC en votos. Lo que habla de su estado de ánimo: en campaña, y fuera de ella –tal vez, glups, después de ella– se ha supeditado al discurso de JxC, ese partido-twitter. Eso, y la firma del único cordón sanitario contra una socialdemocracia en Europa, puede haber tenido consecuencias en su voto. Otra vez. ERC no ha ganado. Pero es, sobre el papel, el ganador. O no. Depende de sí misma. Lo que no tranquiliza nada. ERC son muchas cosas. En el ciclo Junqueras/Rovira, es un partido poco fiable, con el que cuesta que los acuerdos sean efectivos. Es un partido que, desde 2012, decidió no explicar la verdad. Es un partido sin cuadros –como se ha visto en Sanitat y Benestar Social en pandemia–, y sin grandes intelectuales orgánicos –su evaluación del ciclo Procés, hasta ahora ha sido tímida y poco valiente, de escasa calidad; un partido también es la calidad de sus análisis; igual es poco más–. Pero dispone de dos cosas que son un tesoro. Cosa a) subterráneamente a su discurso, está por el diálogo. En 2017 bajo el léxico procesista que impedía formularlo en abierto, lo pretendido/el diálogo era: reconocimiento como nación, mejora en el financiamiento y blindaje de competencias. Un conjunto nada del otro jueves. La cosa b) es su votante. A través de lo que dice en encuestas no es convergente, ni ganas, está por soluciones dialogadas y poco míticas, operativas. Solo el 20% de la suma de todos los partidos procesistas puede ser indepe, modalidad soviets o modalidad Andorra. El grueso quiere diálogo y cambios. Eso, no obstante, se diluye en las élites de los partidos, esos tipos y tipas extraños. En ese sentido, la victoria de ERC frente a JxC, partido que crea los marcos en Cat, ha sido hercúlea. Una ocasión sin precedentes para la indepe. De ERC. A ver cómo la aprovecha. En la noche electoral la aprovechó hablando en procesista, ese lenguaje en el que nada significa lo aparente. Los palabros mágicos son, en esta emisión, Govern-de-via-amplia. Zzzzzz. La amplitud de la vía para establecer una coalición queda delimitada por dos puntos de acuerdo: amnistía y autodeterminación. Lo que, a su vez, vete a saber lo que significa. Amnistía puede ser indulto. Y autodeterminación, votar algo. Tal vez un nuevo Estatut. La mentira sigue siendo la palabra clave para descifrar la política cat, si bien las palabras de siempre son, en esta mañana, poco proclives al entendimiento con JxC. Estos harán todo lo posible para impedirlo. No se pierdan el punto 5.
5- JxC ha perdido por su cabecita loca. Expulsar al PDeCAT a las tinieblas exteriores le ha supuesto –en esta primera edición, no necesariamente en la próxima– perder. Perder es perder también el sueldo. Si JxC no accede al Govern, enviará al paro a sus cuadros. De manera que los únicos cargos con empleo y sueldo serían los del exilio. Algo poco edificante. La propuesta de JxC era fiera. Un partido trumpista que, por desaparición del trumpismo en enero, ha resultado de percepción negativa. Lo que ha delimitado su campaña. No ha podido exhibir el grueso de su lista, que haría llorar a los niños. No ha podido izquierdizarse, horizontalizarse. Por primera vez, desde posicionamientos no nacionalistas ni españoleros, se les ha afeado su racismo, y no han tenido ocasión de sacar, por eso mismo, su arma definitiva: la lengua, algo que hubiera ensuciado notoriamente a toda la sociedad. JxC necesita absolutamente ser Govern. Presionará, con sus marcos, todo lo que pueda a ERC. No le faltan recursos para dar un vuelco a su situación. Dispone de medios de comunicación y de un arsenal de palabras aún no utilizadas. Y de un recurso único: que Puigde se marque un Carrillo y entre en Esp con una peluca –debería de ser del siglo XVIII, para taparle la coiffure–. Puede hacerlo. Está aforado en el Parlamento Europeo. No lo ha hecho por temperamento, y porque no estaban tan desesperados como lo estarán en horas. Si JxC no consigue ser admitido en el Govern luchará por la repetición de elecciones.
6- Vox es la gran novedad. El éxito mayor. Lo es más si se confirman los primeros análisis de su voto. Ha votado Vox en Cat aquello que no lo votó en Esp. Voto joven, trabajador y precario. Y ojo, en zonas turísticas de esa gran zona turística que es Cat. Les ha votado la carne de cañón de la extrema derecha. Eso habla de un fracaso colectivo. A) PSC y Comuns –los partidos que debían haber evitado eso, a partir del vértigo de propuestas sociales sexis y realizables y efectivas– no lo han hecho. Por otra parte, B) –y esto implica a JxC, ERC, CUP, PP y C’s– es fácil incorporar extremas-derechas en un mercado electoral fundamentado en el mito. Para mitos no verificables siempre trabajará mejor la extrema derecha. La nada es de la extrema derecha. Si la construyes, vendrá. Ha venido.
7- Gran éxito de CUP, ese grupo con posicionamientos claros en el municipalismo, y posicionamientos automatizados en lo nacional, que les han impedido, parece ser, la percepción y diagnóstico del trumpismo en la política cat. Pueden ser determinantes. Lo serán, en todo caso, en el proyecto de JxC para que ERC no se desmadre. El procesismo –una zona de confort para los partidos que lo integran, siempre y cuando se contenten con símbolos y léxico–, puede quedarse solo con JxC y CUP. O bien la CUP puede participar de una dinámica nueva y jamás explorada, fuera del confort, en opciones variables de coaliciones de izquierdas. O sustentándolas. Como Bildu en el Congreso. Lo más incalculable en un sistema de partidos incalculable son los partidos incalculables.
8- Comuns ha repetido resultado en escaños. Lo que es un éxito, tal y como está el patio. Ha invertido el léxico del anterior staff del partido. El resultado es un objeto cívico, difícil, distanciado de dos nacionalismos, y de interposición entre el R’78, fortalecido por ese otro intento de construir el R’78 –separación precaria de poderes, propaganda, control de medios, imposibilidad de cambios, bloques y mitos– en otro punto. En la campaña ha sido importante Jessica Albiach, al defender otra agenda, otros bloques menos dadás, y la existencia de un elefante en la sala. El racismo. Comuns, esta mañana a primera hora, tiene autoritas. A ver cómo y dónde y con quién la emplea. Partido metropolitano, confirma, junto al PSC, una realidad cat. La metropoliniaridad. O como se diga. El carácter extraño y sin anclaje, en Cat y en Esp, de BCN, la gran originalidad de Cat, y que precisa –el siglo XXI irá por ahí, por entidades no Estatales con alguna soberanía– de herramientas de las que dispone la otra ciudad en el páramo: MAD. Un parlamento, una capacidad de planificación, una soberanía compartida para su área. Ni el esencialismo esp y cat lo tolerarán. Solo el federalismo –en Esp, pero también en Cat, esos dos ausentes–, pueden atender esa cosmovisión, me temo. Rayos, creo que acabo de liarla.
En Cat no hay ningún apego al concepto y obra del constitucionalismo, palabro que el PSC ni menciona
9- C’s ha quedado reducido a su expresión real. En 2017 su subidón se debió al votante no procesista cabreado, a años luz –o, al menos, a meses luz– de una propuesta nacionalista histriónica, esp, en este caso. En Cat no hay apego al concepto y obra del constitucionalismo, palabro que el PSC ni menciona. El gran éxito en la sociedad cat es, de hecho, que, pese a los hechos, no haya nacido lo que el procesismo necesitaba como el agua: una división social en comunidades nacionales. Nadie tomó nota, en fin, de ese voto cabreado en 2017. Ni siquiera C’s, que lo contabilizo como haber, y no debe. El futuro de C’s en Cat, tras su error en el procesamiento de datos, puede ser su desaparición en el PP cat.
10- El PP se ha estrellado. Pero hubiera desaparecido sin Alejandro Fernández. Un tipo ocurrente, tolerante, democrático y en las antípodas de otras posibilidades del PP, estadísticamente más probables. Ha impedido, tal vez, un Vox mayor. O no. Al menos, se ha distanciado efectivamente de él. Su PP residual en Cat es, por tanto, un éxito. Esos perfiles no se prodigan en el PP, por lo que la política cat debería aprovecharlo mientras dure, que no suelen durar mucho. Igual es un indicio de que se abre una ventana de oportunidad en un PP –que ya tiene bastante con lo suyo/Bárcenas, y que debe distanciarse de Vox– para intentar negociar cambios de paradigmas en el Estado. O igual estoy alucinando. Veremos.
11- San Valentín, ese día en el que las parejas del mundo celebran, con bombones, que en 1929 Capone se pelara a la banda del North Side, ha concluido. Por todo lo alto. Planteando un conflicto político sin precedentes, que sella un problema policial, de la Justicia, financiero y territorial, consecuencia del centralismo y su hija, la Esp vacía, una visualización de la pobreza y la incapacidad del Estado, satisfecho con su forma adquirida en 1978. Ese problema no es Cat, ni sus resultados electorales. Es Linares. Chimpón.
1- La política, en el contexto de una crisis democrática avanzada, no es aquello en lo que nada es lo que parece, sino aquello en lo que nada es, a secas. Una sociedad en decadencia, por otra parte, habla muy raro, con –recuerden a Robert Musil– símbolos, alocuciones y palabras que impiden decir...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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