1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

CTXT necesita 15.000 socias/os para seguir creciendo. Suscríbete a CTXT

BEGOÑA MÉNDEZ Y NADAL SUAU / ESCRITORES

“Nadie quiere ya sorpresas, ni en la cama ni en los libros”

Esther Peñas 2/10/2021

<p>Los escritores Begoña Méndez y Nadal Suau, autores de <em>El matrimonio anarquista.</em></p>

Los escritores Begoña Méndez y Nadal Suau, autores de El matrimonio anarquista.

E.P.

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

Reapropiarse de una fórmula, de un símbolo, de una institución un tanto desvencijada, con las costuras sueltas, y hacer de ella un acto de psicomagia, un lugar desde el que construir una retícula de afectos y desde el que entenderse como amante y amado pero sin pasar por el aro de las convenciones, que nadie se equivoque. El resultado, una larga conversación de a dos a propósito de esta decisión: El matrimonio anarquista (Hurtado y Ortega), escrito y sacramentado por Begoña Méndez (Palma, 1976) y Nadal Suau (Palma, 1980).

¿Cuánto tiene de indómito y de eterno un matrimonio anarquista?

B.M. Tratamos de ser ingobernables en nuestras respectivas escrituras; en ese sentido, me gusta pensar que la literatura es un gesto libertario, o que puede serlo, un territorio de búsqueda donde es imposible que nos domeñen porque, ¿quién puede cancelar nuestra necesidad de leer y de escribir para comprender mejor el mundo en el que vivimos? ¿Eterno?, imposible: ahí está el horizonte de la muerte, juntando tierra y cielo, haciéndonos pequeños y prescindibles. Así que tal vez no solo concebimos la escritura como espacio de libertad, sino también como lugar donde descansar del peso de ser tan leves.

N.S. De eterno, no tiene nada: no quiere serlo, porque aspira a no perpetuar ninguna estructura (en nuestro caso, ni siquiera el linaje); y no puede serlo, porque su final, como dice Begoña, es la muerte. Indómito sí debería serlo, pero ahí radica una de las claves del libro: nosotros no logramos encarnar plenamente ese oxímoron tan esperanzador del “matrimonio anarquista”, no alcanzamos la coherencia o el valor necesarios para ello. A cambio, no ocultamos esas limitaciones y las ofrecemos al lector para que haga con ellas lo que considere oportuno.

¿De qué depende la prosperidad y la solidez de la “institución” que ustedes formaron?

B. M. En primer lugar, de la voluntad de construir juntos un proyecto de vida, ahí donde vida significa construir lazos con los otros, trabajar por mejorar nuestro entorno, alimentarnos, amar y amarnos. La literatura es parte fundamental de nuestro matrimonio, una herramienta para tejer vínculo y conocimiento. El matrimonio anarquista es una conversación epistolar entre esposo y esposa, pero es también un ensayo sobre cómo establecer relaciones afectivas de un modo responsable y libre, e incluso liberador. Siempre imperfecto y en peligro de derrumbe, la solidez relacional pasa por la palabra, es decir por no dejar de conversar nunca.

El matrimonio ha sido como pasar de escribir en verso libre a someternos a la estructura del soneto

N.S. Añadiría que también depende de la prosperidad y la solidez de nuestros amigos, vecinos, interlocutores, compañeros, alumnos, etcétera. Un matrimonio no está solo, ni siquiera si lo deseara. Y nosotros no lo deseamos.  

¿Qué cambia –si es que lo hace algo– en el amor el matrimonio?

B.M. Cambia, sobre todo, el modo en el que el afuera te percibe. Por eso hablamos del matrimonio como entidad política, es decir, como organismo de aparición y actuación en el espacio público. Y después está la importancia que, personalmente, se le quiera dar al rito. Casarse es realizar una performance y estar casados es la consecuencia material de esa representación. En mi caso, más allá de la declaración pública de intenciones, fue un acto de psicomagia, es decir, un ademán poético que me guardo para mí.

N.S. El matrimonio ha sido como pasar de escribir en verso libre a someternos a la estructura del soneto (por mencionar un tópico casi tan sonrojante como el de una boda), empeñados en dilatar desde dentro esa forma tan anquilosada hasta que se rompa y se convierta en otra cosa. Ha sido un ejercicio de apropiacionismo, en definitiva. Así que, como insinúa Begoña, diría que para nosotros ha implicado sobre todo un gesto literario, estético, ritual. También podría decirse lo mismo con una metáfora arquitectónica: necesitábamos un búnker a nuestra medida para protegernos de las tonterías del mundo, así que hemos ocupado una vieja ruina casi abandonada, el matrimonio, para hacer con ella lo que queramos. 

¿El humor –pienso en la anécdota del llanto y el pañuelo durante la ceremonia– cuánto de aliado tiene y cuándo se vuelve adverso?

B.M. El humor no puede ser nunca enemigo de una relación; si se gira en contra es que la risa salvífica ha mutado a resquemor disfrazado de cinismo, a risa estéril. El humor lima asperezas, desmonta solemnidades, subvierte el orden establecido, pero no abre heridas en los cuerpos ni daña a las personas; si eso ocurre, estamos ante un caso de violencia.

N.S. No hay crítica sin autocrítica y no hay humor si no es a cuenta, en primer lugar, de quien lo ejerce. Mientras estos dos requisitos no se pierdan de vista, no imagino cómo podría el humor ser otra cosa que un aliado. En el libro, me río un poco de mí mismo, pero esa es también una forma de cachondearme a costa de la pobre, vieja y ridícula masculinidad que a todos los hombres nos impusieron, y que se resiste a morir. Pobrecita: le guste o no, llegó su hora.

Veo mucha censura de cuerpos y de deseos, mucha reprobación de sexualidades, muchos nervios ante la carne y la diferencia

El amor, ¿todo lo puede? Si es que no, ¿hasta dónde puede, pues, el amor?

B.M. Me impresiona del amor su fuerza movilizadora, que es inmensa. Sin embargo, me temo que el amor no todo lo puede. Está la cuestión de clase, es decir, el problema del trabajo y del dinero, de la vivienda y del conocimiento, factores que puede erosionar profundamente las relaciones. De ahí la necesidad de establecer redes afectivas de apoyo mutuo, que es una de las características fundamentales por las que aboga el anarquismo relacional.

N.S. En esta relación, he descubierto que puede muchas cosas. Pero estoy de acuerdo con Begoña, también el amor topa con sus límites. Quizás sea mejor no responder a esa pregunta, no hacérsela siquiera, porque su misma enunciación ya supone el principio del final. Vamos a practicar un poco más el apropiacionismo, ahora a costa de un verso de Yung Beef: “Aunque no consiga nada, el amor tiene mucha ambición”. Mientras puede, lo puede todo. Luego, ya no. Saber en qué punto ocurre esa desaceleración es imposible.

Alguna de estas misivas está escrita de madrugada. ¿Conviene tomar decisiones al abrigo del alba o en la intemperie nocturna?

B.M. ¡Ah, el insomnio! Cuando no puedo dormir, aunque sea de noche, me levanto, preparo café y trabajo. Ese manto negro es como la variedad de uva con que se hace vino en Mallorca: de baja expresividad, pero de alta graduación alcohólica, de manera que mejor postergar las decisiones y dedicarse a corregir textos de mis alumnos o a escribir los míos propios.

N.S. Yo apenas tomo decisiones, ¡como para hacerlo de madrugada!

"No soporto el discurso puritano contra la exhibición de los rostros”. El puritanismo ¿se ha asentado no sólo allí donde se le espera siempre, sino en cierta izquierda, especialmente en lo referido a las relaciones hombre-mujer?

B.M. Me parece que hay una tendencia general, también desde un cierto feminismo, a la mirada mojigata. Veo mucha censura de cuerpos y de deseos, mucha reprobación de sexualidades, muchos nervios ante la carne y la diferencia. La emancipación de la mujer, ya lo decía Emma Goldman, pasa por hacerse cargo de los propios deseos. Pero en realidad la emancipación de cualquiera pasa por ahí. No podemos sustraernos de la heteronormatividad de un día para otro, pero sí podemos estar alerta, deconstruirla, conocer cuáles son sus patrones y cuáles sus grilletes; desde ese conocimiento, que cada ser haga lo que quiera libremente con su cuerpo.

N.S. Es obvio que vivimos un giro conservador global, y el conservadurismo siempre será miedo y exigencia de homogeneidad. Por otra parte, es probable que todos caigamos a veces en distintas formas de puritanismo, pero creo que ese fenómeno está subordinado a la mercantilización de absolutamente todo, también de los afectos o del pensamiento político. Tinder, Grinder, los “call for papers” académicos o las partidas presupuestarias para subvenciones a proyectos culturales son instancias sometidas a un etiquetado minucioso, utilitario y jerarquizado, porque nadie quiere ya sorpresas, ni en la cama ni en los libros. Ese es un camino que nos lleva a desconfiar de la impureza, las contradicciones, los espacios indeterminados. O sea, al nuevo puritanismo.

¿Qué nos dicen los tatuajes de quien los lleva? ¿Cómo es posible que el sistema –capitalista– acabe haciendo negocio y convirtiendo en mercancía cosas tan íntimas como los tatuajes o tan inútiles como la poesía?

B.M. “El sistema” todo lo mercadea, es cierto, y no podemos hacer nada en contra. Sin embargo, frente a las “frases inspiradoras” del coaching, la poesía sigue existiendo y ejerce su contrapeso inútil. De igual modo, la vivencia del tatuaje puede permanecer fuera de las lecturas banales. No podemos saber qué dicen los tatuajes de quienes los llevan porque la polisemia de los símbolos y de los ceremoniales es inabarcable.

N.S. Retomo a Begoña para añadir que, en cambio, los tatuajes sí que nos dicen mucho acerca de nuestra época: hablan de una añoranza de rituales que puntúen nuestras biografías, pero también de narcisismo y necesidad de subrayar la propia identidad; hablan del fantaseo con una vida menos homogénea, y de la imposibilidad de alcanzarla; en fin, hablan de las muchas tensiones que se dan entre lo individual y lo colectivo. Pueden no gustarte, obviamente, pero hace falta tener poca imaginación para despreciarlos como fenómeno cultural y social. 

Si Begoña es anfibia, ¿qué cualidad animal tiene Nadal?

B.M. La naturaleza curiosa, sociable y alegre de Nadal, pero también la responsabilidad con la que vive y escribe hacen de él, sin duda, un mamífero terrestre. Un suricato vigilante y protector de su manada erguido sobre sus patas traseras o un zorro que deambula en busca de su presa, que salta sobre ella cuando la encuentra y ya no la suelta más y escribe para entenderla.

Justo en ese momento, cuando el deseo ya no puede o no debe satisfacerse, se revela con exactitud quiénes somos

N.S. ¡Ojalá ser un asno! Tranquilo, lúcido, desobediente sin sobreactuar, con unas orejas-radar que captan extrañas frecuencias morales. Pero vete a saber… 

¿Cuál es “el poder del deseo”?

B.M. El deseo es una cuestión ética, es decir, moviliza la relación de un cuerpo con otro cuerpo, obliga a interrogarnos de qué modo queremos establecer relaciones con los otros. Descoloca, saca de quicio, desmonta lo cotidiano y por eso es poderoso. Puede dar lugar a grandes desastres o puede ser el germen de una vida más honesta con nosotros mismos y con los otros. Y es una fuente de autoconocimiento apabullante.

N.S. Tiene el poder de enfrentarnos, tarde o temprano, a nuestros límites. Y justo en ese momento, cuando el deseo ya no puede o no debe satisfacerse, se revela con exactitud quiénes somos.

“Un cuerpo atemorizado es un lugar muy triste para vivir”. La alegría, ¿concierne al don o a la voluntad?

B.M. Vivir sin miedo es un trabajo muy costoso. La alegría es el regalo que resulta de vivir sin temor. Algo que no ocurre siempre, claro, pero cuando sucede es tremendamente hermoso.

N.S. Esas adivinanzas siempre son irresolubles. Sin embargo, vale la pena vivir como si concerniera a la voluntad, del mismo modo que Ratzinger dijo una vez que había llegado el momento de vivir como si creyéramos en la existencia de Dios. Sobre la frase del papa emérito no sabría qué pensar, pero en cuanto a la alegría, me parece razonable cultivarla, en nosotros y en quienes nos rodean.

¿Qué importancia tiene la calidad narrativa de contarnos (es decir, de contarnos bien las cosas)?

B.M. Narramos y nos narramos para tratar de dar coherencia y sentido a nuestra experiencia de mundo, a nuestra experiencia de cuerpo; también para comprender mejor quiénes somos y quiénes son los otros. Una buena narración permite organizar los materiales destartalados de la realidad en una estructura precaria pero legible y, por tanto, comunicable. Dicho de otro modo, cuando alguien nos cuenta bien su historia, ese relato trasciende la anécdota y habla también de nosotros, así que la importancia de una buena narración es enorme. Todos los niños que demandan cuentos saben de lo que hablo.

N.S. Soy asmático crónico y por eso sé que, aunque parezca absurdo, no todos sabemos respirar. Lo hacemos, mal que bien, porque la alternativa es morir; pero yo he tardado una infancia en Urgencias, una adolescencia exenta de Educación Física, millares de inhalaciones de Ventolín, muchos ronquidos, infinitos ejercicios de yoga y una operación de tabique y cornetes hace dos años hasta lograr que mis inspiraciones y espiraciones sean más o menos plenas y armónicas. Aunque jamás tuve chances de ser deportista de élite, ahora que respiro mejor soy un poco menos vulnerable. Pues bien, las personas somos materia que hace poco más que respirar y narrarse (porque de nuestras narraciones, creo yo, emanan la ingeniería o los gobiernos o la NASA, no al revés).

Escribir (se) les convirtió en “más amigos”. ¿Qué cosas conviene hablar en vez de escribir o viceversa?

B.M. Te confieso que no hago mucha diferencia entre hablar y escribir… En el caso de El matrimonio anarquista, se produjo un desborde: las cartas nos llevaron a seguir conversando más allá del proyecto literario; sin duda, ahora nos conocemos mejor, lo que equivale a decir que nuestra amistad se ha reforzado. Por eso creo que todo aquello que conduzca a trabar amistad merece la pena ser dicho de algún modo, darle voz o darle letra. Fíjate en el vínculo: “ser dicho”, a la vez palabra pronunciada y destino feliz. Conversar para encontrar la alegría, da igual el canal, da igual el género.

N.S. Todo puede escribirse y hablarse. En todo caso, no todo debería editarse o darse a conocer. Y, sobre todo, la diferencia es el cómo: nuestra escritura es honesta, pero es escritura literaria, elaborada para estilizar una realidad y darle significado. Nuestra vida es fundamental para nosotros, pero del todo irrelevante para el lector. Todo lo que entorpecía a la idea o a la imagen quedó fuera de estas páginas. Esto, en cuanto a la escritura pública. En cuanto a las relaciones, del orden que sean, se debería hablar y escribir lo que se ha pactado que se hablará y se escribirá. Ya se encargarán las tormentas de torcerte igual.

Reapropiarse de una fórmula, de un símbolo, de una institución un tanto desvencijada, con las costuras sueltas, y hacer de ella un acto de psicomagia, un lugar desde el que construir una retícula de afectos y desde el que entenderse como amante y amado pero sin pasar por el aro de las convenciones, que nadie se...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí