Al 56% de los trabajadores que se fueron al ERTE durante el estado de alarma, la empresa no les pagó el 30% que les correspondía y el 41,1% estuvo más de seis meses en esa situación. Así lo afirma un estudio realizado por diversos investigadores y recogido por el Observatorio Social “La Caixa” que investiga las consecuencias socioeconómicas y en la salud física y mental en España durante los primeros nueve meses del estado de alarma.

En lo que respecta al ámbito laboral, el 47,4% de los encuestados afirmó no haber podido coger siempre que lo ha necesitado una baja laboral por enfermedad durante 2020. Además, el 10,2% admite haber tenido que ir a trabajar a pesar de tener síntomas compatibles con el contagio de la covid-19 en un momento en el que aún no existían vacunas. 

En cuanto a las relaciones sociales durante la pandemia, estas también se han visto deterioradas: al 54,1% de los encuestados le ha preocupado no poder ayudar a sus seres queridos, al 50% le ha provocado problemas estar aislado socialmente y el 25,5% admite que las discusiones con sus seres queridos aumentaron bastante.

No solo las discusiones. El estudio también refleja cómo aumentaron durante esos primeros meses de pandemia los episodios de violencia. Según este estudio, el 3,6% de los encuestados fueron víctimas de violencia por parte de su pareja y casi el 10% admitió haber tenido miedo de ella.

Cada vez tenemos más claro que el confinamiento y los primeros meses de restricciones han tenido efectos sobre nuestra salud. Y no solo sobre la salud mental, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones. En esta investigación se habla también de la salud general y física. Según el informe, el 9,9% mejoró su índice de masa corporal durante esos primeros meses de pandemia y el 10,5% lo empeoró. Además, el 3,7% de los encuestados ha admitido que comenzó a fumar cuando se inició la pandemia.

En cuanto a la salud mental, el estudio refleja cómo no todas las dimensiones se han comportado del mismo modo. La depresión aumentó del 5,7% al 8,8%, la ansiedad del 11,6% al 17,8% y los pensamientos de muerte del 22,9% al 28,5%. En cambio, la ideación y la conducta suicida durante el estado de alarma y los meses de confinamiento se redujeron a la mitad. Así, los planes de suicidio pasaron del 1,4% al 0,7% y los intentos de suicidio del 0,7% al 0,4%. 

De todos los aspectos estudiados, la investigación concluye que la pandemia ha provocado más inestabilidad laboral y una pérdida de derechos laborales, así como un incremento en los problemas de salud físicos y mentales que necesitan de políticas de salud pública, incentivos económicos y de programas de protección a las víctimas de la pareja.