Es un animal político, dicen los tópicos sobre ella, y los tópicos, para bien o para mal, en este caso aciertan de lleno. Durante esta campaña electoral, en un pueblo de Cádiz, una señora mayor le preguntaba a Susana Díaz por su embarazo. Muy bien, el niño no me está dando ninguna molestia durante la campaña, parece que está por una mayoría socialista fuerte en Andalucía, respondía entre abrazos la candidata. Un bebé no nacido apostando por una mayoría socialista en Andalucía encabezada por su madre es una locura de imagen que plasma a la perfección una teoría política que podríamos definir como peronismo andaluz.

Me explicaba Darío Adanti su idea del peronismo, ese concepto que ni los argentinos como él llegan a entender, y me decía de esa forma puramente platense que el peronismo es la hiperrealidad argentina. Es nuestro Ubik austral, me decía, nuestra ciencia ficción retro, costumbrista y con gauchos postindustriales. Me contaba esto Adanti y yo pensaba que sin ser argentino era capaz de acercarme de cierta forma a ese hiperrealismo gracias a Susana Díaz, la Evita del barrio de Triana capaz de recorrer embarazada de punta a punta Andalucía, y llevando con la lengua fuera a su equipo de campaña, plantarse en el pueblo más escondido para, tras 35 años de gobierno socialista, apropiarse con éxito de los parados, los emigrantes y los pobres del pueblo, bautizándolos como sus parados, sus emigrantes y sus pobres. Y estos abrazando a la madre que los cuidará.

Cuesta no imaginar a Susana Díaz de niña jugando a las presidentas del Gobierno en una sede del partido en su barrio. A sus 40 años, la edad de la adolescencia en política, la hija del fontanero lo ha sido casi todo. Concejala, diputada, senadora, consejera y presidenta, por no nombrar una lista interminable de cargos de partido de esos que se llaman orgánicos. Y todo sin ganar unas elecciones, pero ganándolas todas en los pasillos del partido. Estas serán las primeras de muchas elecciones importantes para la Evita sevillana, que anunció el adelanto electoral como sólo ella sería capaz de hacerlo: "He decidido darle la palabra a los andaluces para que sean ellos quienes decidan", se apropiaba nuestra Perón del concepto de democracia, como hacía suyos a los parados de aquel pueblo, provocando que los antiguos griegos se removieran en la tumba reclamando derechos de autor.

Pase lo que pase, este domingo arranca, además de un nuevo Gobierno en Andalucía, una nueva etapa en la carrera política de Susana Díaz, aunque ella lo niegue, con meta en Madrid. Ella dice que no quiere, pero lo fundamental es que puede.