Lectura
El debut de Koke
Juan Esteban Rodríguez 30/04/2015
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Motor de todos los Atletis que en el mundo son. Secreto de sumario para los oponentes, que nunca saben descifrar las claves con las que Koke cierra los cofres del juego rojiblanco. Cuentan que un día no estuvo ahí. Preferimos no acordarnos. Todo es mejor ahora. Toco y me voy. Vengo, me ofrezco, juego y hago jugar. Recupero y salgo. Mejoro cada balón que me llega, lo limpio de imperfecciones y sigo. Todas las cosas me ocupan. Koke nos estructura. Es imprescindible. El verano pasado, el Cholo solo pidió dos cosas para seguir: una, que no se fuera Godín, capitán emocional de toda esta locura; dos, Koke, con nosotros. Siempre.
Aunque hoy parezca que siempre estuvo, Koke también tuvo un primer día. Como todos, tuvo que preguntar dónde quedaban los baños y cómo se iba a la cafetería. Existió el Atleti sin Koke. Koke sin el Atleti, nunca. Así fue su debut.
(Capítulo extractado del libro 'Koke. Uno de los nuestros', de Juan Esteban Rodríguez. Editorial Al Poste, 2015)
El debut en Primera
La primera vez no hay más que una. La primera vez de Koke fue en el Camp Nou. La Primera División era esto
La primera vez. Siempre la primera vez. Estamos marcados por nuestras primeras veces. Somos una suma de primeras veces, que influyen para siempre sobre las segundas, las terceras, las cuartas… sobre todas. Dicen que el 90% de la impresión que te formas sobre una persona al conocerla se genera en el primer minuto. Da miedo pensarlo pero, posiblemente, sea cierto. Luego, eso sí, matizamos, acolchamos ese inicial impacto positivo o negativo e intentamos objetivarlo todo. A veces lo conseguimos. Otras no. Porque primera vez no hay más que una. La primera vez de Koke fue en el Camp Nou. La Primera División era esto.
Que tus primeros minutos oficiales sean en un F.C. Barcelona – Atlético de Madrid debe ser una experiencia inolvidable. A la magia del momento se une lo majestuoso del escenario, el estadio más grande de Europa, y la tradición de un partido que enfrenta a dos de los clubes más importantes del mundo. No, no es un sitio más para debutar. La pena de todo esto es que las circunstancias del equipo no acompañaban la felicidad del momento personal que siempre conlleva un instante así. Tras pasar con holgura y sin apuros la previa de la Champions contra el Panathinaikos (victorias por 2-3 en Grecia y 2-0 en el Calderón) y asegurar así los ingresos y el prestigio que da siempre la disputa de la máxima competición de clubes, todos pensábamos que el equipo prometía y seguiría por la senda marcada al final de la temporada anterior; un final que, recordemos, nos dejó un gran sabor de boca tras conseguir ocho victorias en los últimos nueve partidos. Pero no. No. Nunca. De ninguna manera. Los atléticos muchas veces nos empeñamos en perpetuar el estado de optimismo porque necesitamos creer que todo va a ir bien. Pero aquel equipo no iba nada bien. A la goleada (3-0) que nos metió el Málaga en la primera jornada, sucedieron dos lamentables empates en casa: el primero, en Liga, contra el Racing de Santander (1-1); el segundo, en el debut en la Champions, contra un ‘coco’ europeo, la potentísima escuadra del APOEL de Nicosia, contra la que logramos un empate a nada.
Llegó el primero al autobús del equipo pero esperó a la llegada del capitán para preguntarle dónde podía sentarse. Koke, un chico de códigos.
Así estaban las cosas cuando fuimos al Camp Nou, como corderos al matadero. Koke había sido convocado y la posibilidad del debut en Primera no se le iba de la cabeza. Eran tantas sus ganas que llegó el primero al autobús del equipo pero su prudencia, su inicial timidez, y su buena educación, le hicieron esperar a la llegada del capitán, Antonio López, para preguntarle dónde podía sentarse. Koke, un chico de códigos.
Transcribo la alineación exacta de aquel día, por dos motivos: uno, porque es la alineación oficial del primer partido que jugó Koke en Primera y dos, para que el lector se haga una idea de cómo hemos cambiado, para bien, en apenas cinco años. Allá va: Roberto; Perea, Ujfalusi, Pablo, Antonio López; Assunçao, Maxi, Jurado, Simao; Agüero y Forlán. Evidentemente, con esa defensa, y ante el mejor Barça de Guardiola, nos esperábamos lo peor. Y lo peor, efectivamente, sucedió. Un gol en el primer minuto del partido de Zlatan Ibrahimovic nos dejó claro que no iba a haber sorpresas. Al descanso llegamos con 4-1 en contra y todo perdido. La cosa no mejoró en la segunda parte pero, en el minuto 69, sucedió un hecho que, aunque entonces ninguno lo pensamos, ocupados como estábamos en digerir el baile, sería mucho más definitivo y fundamental que los tres puntos que ya no íbamos a ganar. Porque en aquel minuto, sustituyendo al stopper Paulo Assunçao, pisó por primera vez la Primera División Jorge Resurrección, Koke. Con el ´26´ a la espalda, y ante 75.928 espectadores, el hijo de Ana y Eugenio derribó la última puerta. Apunten la fecha: 19 de septiembre de 2009. Ya es historia.
Al preguntar a los padres de Koke sobre qué sintieron el día que debutó por fin en primera división, Eugenio me contestó con esta curiosa anécdota: “Recuerdo que el día que debutó en el Camp Nou, al ver que pasaba el partido y no salía, ya creíamos que no debutaba y Ana se fue a la habitación. Cuando vi que, finalmente, iba a debutar tuve que ir corriendo a sacarla de la cama (risas)” “Sí, sí, (añade Ana), tuve que salir a toda prisa de la cama para no perderme el debut de Koke. Al verlo ahí, después de todo, me llené de orgullo. La verdad es que, en todos aquellos primeros partidos, yo me ponía muy nerviosa. Mucho. Con el tiempo lo he ido controlando pero lo sigo pasando mal. Veo todos sus partidos sujetando un rosario entre las manos. No sé, me da seguridad. Me calma. Ya es una superstición”.
Cuatro días después de su debut, Koke volvió a disputar unos minutos con el primer equipo en el partido que nos enfrentó, entre semana, al Almería. Un partido que supuso la confirmación definitiva de la crisis de juego y resultados por la que pasaba el Atlético en esa época. No fuimos capaces de vencer al Almería y Koke tuvo la mala suerte de verse implicado en el gol del empate del Almería cuando sólo quedaban algunos minutos para la conclusión del partido pues suya fue la pérdida de balón que dio origen al gol del rival. Hubo incluso quien se lo echó en cara. Como si no llevase apenas algunos minutos en Primera, como si no tuviese 17 años, como si nadie cometiese errores, como si no nos lo fuera a devolver con creces. Ay, el fútbol…
Motor de todos los Atletis que en el mundo son. Secreto de sumario para los oponentes, que nunca saben descifrar las claves con las que Koke cierra los cofres del juego rojiblanco. Cuentan que un día no estuvo ahí. Preferimos no acordarnos. Todo es mejor ahora. Toco y me voy. Vengo, me ofrezco, juego y hago...
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Juan Esteban Rodríguez
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