Novela por entregas
García contra la España zombi (X)
Sobre la zombilitat catalana
Guillem Martínez 11/08/2016
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Resumen de lo publicado: Iceta va y le dice a García, a través de la gatera de la Habitación del Pánico del PSC: "¿No sabía que la Guerra Civil fue una masacre zombi? ¿Que el Franquismo era Zombi Power por un tubo? Siempre que lo ven todo perdido, sacan los zombis. Ahora han vuelto a tener miedo, y han vuelto a morder. Su objetivo es un Gobierno Zombi, apoyado por una mayoría parlamentaria zombi, una suerte de Partido Único Zombi."
Decidí quedarnos a dormir en la sede del PSC. Tras una pequeña inspección, opté por pernoctar en el salón-comedor, en tres de los mullidos tricliniums. Puse a cargar a Rivera y, antes de que el sueño me abrazara, medité someramente sobre los pasos a seguir. Debíamos localizar a Francesc Homs, y rezar al Sant Crist de Balaguer para que no hubiera mordido a toda la antigua CDC y a todo el moderno Partit Demòcrata Català. Sí. Pero por otra parte estaba hasta los huevos de Rivera y, por el mismo precio, también debería de librarme del Capitán Estadella, cuya catalanofobia, unida a su hacha, sólo podía traerme desgracias personales. El Capitán Estadella era tan de esa catadura que, el 11M, cuando el Gobierno lanzó la consigna a sus medios e intelectuales de que había sido ETA, él solito llenó ocho planas de su diario diciendo que habían sido los catalanes. Aún recuerdo su artículo de aquel día --"Con caña en las entrañas"--, que finalizaba con un "y a los catalanes les iba yo a dar por el culo con una caña rota". Fue Premio Príncipe de Asturias de la Concordia de aquel año. Luego me pasaron por la cabeza esas cosas raras que a uno le vienen momentos antes de quedarse ceporro. Rivera comiéndose un cochinillo que decía "Nevermore", a Estadella en bikini, a Quimetta con una caña rota en las manos y esa cara de Anna Magnani fuera de sí, que se le pone antes de liarlaZzzzz.
A la mañana siguiente me desperté radiante, con las pilas puestas y el alma serena. No tenía un plan, pero casi. Le pedí a Iceta un cortado, un vichy catalán, otro chinchón y otro cochinillo. Animado por el éxito, también le pedí 20 euros para un taxi. Pero no coló. Serví el desayuno frente a los tricliniums. Tras desayunar, empecé a repartir juego.
--Rivera, majo, llame al Señor Chang y dígale que, sintiéndolo mucho, hoy me escaqueo de mis quehaceres en Tu Puta Madre Feliz, hogar de la cocina china creativa. Hable con el Señor Jabugo y véndale un artículo, que se titularía "Discusión apasionada en el PSC". Cuando acabe, tome aire, llame a Quimetta y cuéntele una milonga. Luego me busca en el móvil el número de un sujeto agendado como "El Pilila". Diga que llama de mi parte, y que quedamos en el Born en una hora.
--Oído.
Después, cogí a Estadella y me lo lleve paseando hasta el empluvium.
--Estadella, España le necesita.
Estadella se cuadró, de manera que aproveché ese momento de suspensión del juicio para venderle la burra. Le expliqué que diversos intelectuales españoles habían vuelto a firmar un manifiesto para la consecución de un Gobierno en España. Eran un total de 80. Y lo más probable es que todos fueran zombis.
--Como líder de nuestro Comando de Acción Rápida BlablaCar debería coger el hacha e irse a Madrid echando leches. Creo que esos intelectuales son zombies.
--A mí no me cuadra, García.
--A mí me cuadraría que pidieran pasta. Pero que pidan un Gobierno es algo oscuro. Y la oscuridad es zombi.
--Hombre, visto así.
Estadella había picado. Para asegurarme la venta, le hablé de un Príncipe de Asturias a las Artes Marciales, que no tardaría en crearse y del que era el favorito. No tenté la suerte sableándole un monto para alimentar a Rivera. Estadella pidió a Iceta una piedra ACME de afilar hachas y se se fue pitando. Se me acercó Rivera:
--He realizado sus encargos. El señor Chang se maravilla de que haya visto a su tío Mes-Caqueaó Puyí, que desapareció durante la Guerra del Opio. El Pilila que vale. El Señor Jabugo que OK. Respecto a Quimetta…
--Resúmamelo en cinco palabras.
--Castrati e figlio di puttana.
--Para capacidad de condensación, la suya, Rivera. Con usted perdimos un sonetista, pero ganamos un político y, posteriormente, un zombi. ¿No tendrá, además, 20 euros para un taxi?
--Aquí los tiene.
Una hora después estábamos en una terraza del Born. Rivera, a quien había aseado y repeinado, acometía una horchata y el menú completo de la Becada del Celler de Can Roca, que Iceta le había dispuesto en un tupper. En eso se acercó un pollo hasta nuestra mesa, me extendió la mano y me dijo:
--Claato Barada Nikto.
Repetí el saludo y nos abrazamos. Se trataba de un saludo iniciático. Lo había introducido Giuseppe Fanelli, enviado de Bakunin e introductor, a su vez, del anarquismo en la Barcelona de 1869. Aquel hombre al que había saludado no era otro que El Pilila, periodista polivalente barcelonés, que nos vendría de perlas en nuestra nueva misión, a la que llamé, en clave, "Cargarse al beato Homs".
--¿Qué te trae por aquí, García? ¿Cony, este zombi no es Rivera?
--El mismo. Encantado. ¿Quiere un buchito de arroz caldoso con alitas de becada?
--Gracias. Lo estoy dejando.
Le expliqué al Pilila la cosa zombi y la cosa Homs.
--No hay zombies en Barcelona. Salvo que consideremos el Procés como un zombi.
--Está la cosa paradita, ¿no?
--Sí, tras la declaración conforme declararían una declaración de independencia, y la declaración conforme declararían que declararían una declaración declaratoria, no han declarado nada más.
Está la cosa mangui. Se muere, hasta que haya nuevas elecciones y nuevas declaraciones.
No me había fijado, pero a nuestras espaldas, en la explanada frente al Mercat del Born, sede del useu de l'Onze de Setembre, había una nutrida manifestación de patriotas.
--¿Y esos? ¿Se manifiestan por una declaración declaratoria o declarativa?
--No. El Ajuntament quiere hacer una exposición sobre Franco en la explanada. Son el catalanismo conservador, que se manifiesta para declarar esta zona sacra y libre de contactos con el Franquismo. Mira, ¿conoces al que lleva la bandera de medio kilómetro cuadrado?
--¿Es Puigdecabanes hijo?
--Correcto, su padre tenía en el salón-comedor la cabeza de un ciervo, de un mufón y la de El Noi de la Sacarina, célebre maquis. Aquel vestido de la Verge de Núria es Burilles i Delalefa, nieto.
--Su abuelo se presentó voluntario para danzar en el Liceu, vestido de Salomé, en la primera visita oficial de Franco.
--Y aquel que carga a cuestas con una reproducción aumentada de la Mare de Déu de Montserrat es Guifreu de la Xona, hijo.
--Tras recuperar su fábrica, en el 39, su padre hizo que todos los obreros no fusilados le llamaran Oh, Princesa de los Mares.
--El del icono bizantino con Mas declarando la República Catalana ante un San Agapito acojonado es Francesc Recollons, nieto. Su abuelo fue un adelantado a su tiempo. Mientras otros de la Lliga se limitaban a pasar coordenadas para que los italianos bombardearan Barcelona, él, de su puño y letra, pidió que los bombardeos fueran con napalm, que aún no había sido inventado.
--Aquel vestido de chamán shoshonie-català con la pancarta: "El Born és un cementiri indi" no es otro que Guerau Parrús i Pitxera. Su abuelo se puso las botas con el Aceite de Ricino Español Parrús, "José Antonio lo hubiera preferido".
A los cinco minutos ya llorábamos de la risa. Una hora después, por fin podíamos hablar de Homs.
--¿Dónde le podemos localizar?--dije, secándome las lágrimas.
--Es un hombre sobrio. La primera parte del verano se lo pasa en una celda benedictina, sobre un colchón de fakir. Luego se va a la Cerdanya, Pirineos, donde sube y baja picos. Todo ello, con la misma cara.
Rivera aquí dejó de comer. Bizqueó y dijo:
--Ternera de la Cerdanya... cruda.
Decidimos salir, ya, a la Cerdanya, epicentro de vacaciones del centro-derecha catalán-zombi. Les expliqué mi plan. Necesitábamos tres uniformes de jugadores de kricket y un Porche Cayenne. Y un hacha.
--Esto, García, ¿me podrías dejas 20 euros para un taxi?
--Mejor. Vas a hacer un puente a un Porche Cayenne, como en los viejos tiempos.
Continuará...
Resumen de lo publicado: Iceta va y le dice a García, a través de la gatera de la Habitación del Pánico del PSC: "¿No sabía que la Guerra Civil fue una masacre zombi? ¿Que el Franquismo era Zombi Power por un tubo? Siempre que lo ven todo perdido, sacan los zombis. Ahora han vuelto a...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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