JAZZ
Las mazas desarrendadas de Milt Jackson
Ayax Merino 8/10/2016
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Milt Jackson, señores y señoras, un señor vibrafonista, un vibrafonista de fuste, de altos vuelos, o sea, un prodigio con el vibráfono, ese instrumento que es como un xilofón pero con láminas de metal.
Menudas agarradas, me acuerdo bien, tuve a cuenta del vibráfono. Andaba una tarde de tantas escuchando en el cuarto de mis tíos un disco de Milt Jackson, pongo por caso, y en mitad del solo cuando las mazas desarrendadas cabalgaban desbocadas entraba revolado como un ciclón mi abuelo y soltaba eso de ¡qué! ¿ya estás de nuevo con el xilofón de marras? que me sacaba de mis casillas ¡qué no es un xilofón, porras, que es un vibráfono! ¡te lo he repetido miles de veces! bueno, lo que tú digas, pero parece un xilofón y se daba media vuelta y se iba dejándome con la palabra en la boca, desquiciado, así que con el paso del tiempo me rendí, lo confieso, lo dejé por imposible y nunca más volví a replicar, que a mi abuelo lo que le decías le entraba por un oído y por el otro le salía, como el que oye llover.
Milt Jackson, señoras y señores. El otro, el segundo en discordia. Junto con Hampton, el vibrafonista más grande que hayan visto los tiempos. Vamos a ver, ya sé que hay otros vibrafonistas, no me acabo de caer de un guindo. Y algunos excelentes. Red Norvo, por ejemplo, fantástico sin duda. O Bobby Hutcherson, bueno donde los haya y que, por desgracia, acaba de fallecer este mismo verano. Lo sé. Lo sé de sobra.
Pero, qué le voy a hacer, cuando del vibráfono se trata de inmediato, pum, me vienen sin que lo pueda remediar dos nombres a la cabeza, así de golpe: Hampton y Jackson o Jackson y Hampton, que tanto monta, monta tanto. Yo los pongo a la par, cada uno único en lo suyo. Hampton, dueño y señor del instrumento en el jazz clásico y Jackson en el moderno. Es tan sólo mi humilde opinión, claro.
Milt Jackson, decía, Bags para los amigos por eso de las bolsas que gastaba el hombre bajo los ojos, bolsas mayúsculas a lo que parece. Pues eso, Bags, Milt Jackson, un señor que tocó con los mayores gigantes, gigante él mismo: Dizzy Gillespie, Thelonious Monk, Miles Davis, John Coltrane, Coleman Hawkins, Kenny Clarke, Jay Jay Johnson, Wes Montgomery, Cannonball Adderley, Oscar Peterson y lo dejo porque sería el cuento de nunca acabar que la lista es larga, muy larga. Y todavía encontró tiempo, no sé de donde, la verdad, para andar atareado con un cuarteto estable, uno de los grupos más conocidos del jazz, The Modern Jazz Quartet.
Aún no me había emancipado, con mis padres vivía todavía quiero decir, mozo era, cuando compré mi primer disco de Milt Jackson. Y aquello fue una auténtica revelación. “Milt Jackson/ Ray Brown Jam”, concierto del festival de Montreux de 1977 en un sello italiano, Gruppo Editoriale Fabbri. No sé de donde salían, pero lo cierto es que corrían por doquier así a mansalva discos publicados en Italia, guardo un buen montón de ellos y puedo dar fe. Quizás fuesen ediciones piratas, no lo sé, tal vez no, Dios me libre de levantar falso testimonio contra nadie, pero el hecho es que allí estaban, al alcance de mi pobre peculio, por lo que me los llevaba por arrobas a casa, feliz con mi botín.
¡Disco soberbio! ¡Y qué tío ese, el Milt Jackson que tocaba el vibráfono! Impresionante, de quitar el sentido. Su nombre quedó grabado a fuego en mi sesera y no se me ha ido desde entonces de la memoria.
Luego vinieron muchos más, encontrados aquí y allá. Y más tarde también cedés, claro. La ciencia adelanta que es una barbaridad, cosas de la tecnología que no deja de parir inventos nuevos cada día. Las redes y el proceloso mar del internet y los ordenadores y el mp3 y el 4 y el 5 y demás cachivaches. Vaivenes del tiempo, mudanzas de la vida. Y en todo este barullo de cambios y trastoques, recio farallón que resiste los embates de las olas enfurecidas, siempre ahí el bueno de Bags con su vibráfono. Con ese ritmo maravilloso, sus soberbias improvisaciones y los magníficos blues, que este hombre no cabe duda de que nació para el blues, ya lo creo.
Milt Jackson, señores y señoras. Señoras y señores, Milt Jackson.
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Este artículo también se puede escuchar en el programa de radio Jazz en el aire.
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Ayax Merino
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