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Esta mañana me levanté y me duché, me puse mis cremas, mi perfume de jazmín y un vestido. Y así, perfectamente duchada y arreglada, me eché a las calles en busca de mis amigos Francisco Rivera y Cristina Cifuentes. Perdonen, no se me ha ocurrido mejor arranque para esta columna.

La presidenta de la Comunidad de Madrid se ha puesto un kimono y le han aplicado un nivel de Photoshop cara de Alba Carrillo para una entrevista en SModa. Y no contenta con la cara, parece que se ha tragado a la modelo y tertuliana de Amigas y conocidas (Ay).

"Sí, he llevado el pelo a lo chico, a lo afro, de color naranja. De joven yo era muy rebelde". Hija mía, Cristina. Lo que entiende usted por rebeldía. Entonces, cuando yo me rapé al dos un verano, ¿en qué me convierte?, ¿en la Rosa Parks del sur de Madrid? Ahora, atentos a las bromas de "las chicas del equipo": "Decimos que sin tacón no hay reunión y que hay que hacerse la rubia". Risas enlatadas aparte, no creo que haga falta rasgarse las santas vestiduras. Que levante la mano quien no ha dicho estas cosas.... o en la adolescencia o con unos roncolas de más.

Pero mi favorita es cuando decide meterse en el jardín de la demagogia y habla del feminismo "tradicional", que no es sino aquel que ha sido "a costa de ir en contra de los hombres". Una feminista que se precie tiene que decir esa cosa tan bonita de que los hombres han de ser aliados, no enemigos. Menos mal que mi aliado se ha llevado a los niños a la playa para que yo escriba estas líneas.

Como toda criatura política nacida de la mano de Marisa Gonzalez (hacedora de Gallardón), ha hecho declaraciones de verso suelto del PP. Motera, rubia y con tatuajes. Menos mal que no heredó las cejas del exministro y exalcalde, otro feminista perfectamente arreglado. Ejem.

Dejemos clara una cosa: Cifuentes habla para un mensual de moda, por lo que esa entradilla en la que muestra que hiperventila ante los vestidos de la sesión de fotos es bastante normal. Que la foto del reloj de la Puerta del Sol parece una portada de Bustamante, también. Y, mientras sacamos punta a lo del feminismo, las rubias y los tacones, este verso suelto motero y campechano desliza, mientras posa tirada en el suelo, leyendo una revista y con unos guantes de boxeo al lado (el típico bodegón de cuando te haces unas fotos), que su partido ha pedido perdón muchas veces por la corrupción: "Si lo único que nos falta es fustigarnos!".

Lo más triste es que Cifuentes, que es lista, diga estas sandeces en una revista supuestamente femenina. Porque hizo una campaña para eldiario.es, ha dado entrevistas en la sección de política y ni rastro de bromas de chicas ni pelo a lo garçon en la adolescencia. Con lo cual no sé si me siento rebelde o tratada como una idiota. Por la presidenta de la Comunidad en la que vivo y por la periodista que lo escribe, que ha debido sufrir de lo lindo (o no) para adaptarse a estas páginas en vez de a las de El País. A ver si el mes que viene sale algún político al que se le ponen los ojitos golosos ante las corbatas de la sesión de fotos y dice cosas tipo "me encanta trabajar con mujeres, tienen una sensibilidad especial". Habrá que hacerse la rubia para conseguir la entrevista.