A Txema Salvans siempre le intrigó ese empeño de la gente en mirar al horizonte. Esa línea recta donde no sucede nada. Decidió girarse y de espaldas al mar observar el mundo tan disparatado donde vivimos, donde la razón, muchas veces, se rinde al instinto. Puestos a seguir nuestros instintos, quién sabe hasta dónde podemos llegar, sobre todo cuando se trata de ser feliz. Y es que, desde que el hombre es hombre ( y quizás también antes), la humanidad sigue sin ponerse de acuerdo en saber en qué consiste la felicidad. En la compleja existencia del hombre moderno todo puede ser muy relativo.

Txema Salvans (Barcelona, 1971) es el Martin Parr español. Comparte con el célebre fotógrafo británico una visión de la sociedad irónica, crítica y directa, capaz de mostrar al desprevenido retratado en las situaciones más sorprendentes, poniendo el dedo en la llaga en las contradicciones de la sociedad contemporánea. De su admirado Henri Cartier-Bresson aprendió a buscar el “momento decisivo”, ese instante irrepetible cuando todos los elementos de la composición de una fotografía encuentran al unísono la armonía. Su mirada se posa en la cotidianidad y tiene un componente antropológico -consecuencia de su formación como biólogo-, obsesionado por analizar en nuestra forma de buscar el ocio las claves de un sistema que muchas veces nos condena al absurdo y a lo banal. Sus fotografías son el cuaderno de campo de un naturalista, capaz de observar meticulosamente y resaltar los detalles que a la mayoría se nos escapan, y que ponen en evidencia características que irremediablemente nos definen como colectivo. La ironía es para este fotógrafo una de sus principales herramientas. Y sin duda la utiliza de forma eficaz. Tras la sonrisa inicial frente al disparate que nos provocan sus imágenes, se esconde una interpretación mucho más profunda y escéptica acerca de nuestra existencia. Una mirada más trágica hacia unos protagonistas que, víctimas de nuestra capacidad como especie para degradar nuestro entorno, se adaptan a un medio hostil a sus necesidades. Conviven en una sociedad cada vez más distanciada del mundo natural del que forman parte. En busca sólo de unos breves momentos de felicidad. 

Entregas anteriores:

Presentación: Lo que queda del paisaje, por Joan Fontcuberta, y El logro de la felicidad, por Pepe Baeza.

1.Crisis? What crisis?, por Bárbara Celis.

2.Hay veranos que se tuercen en primavera, por Gerardo Tecé.

3.El Infierno son los padres, por Ángeles Caballero.

4.Escalera hacia la vida, por Moe de Triana.

5.Residuos amorosos, por Pedro Jesús Fernández.

6.Periodismo pospretérito, por Luis Felipe Torrente.

7.La felicidad de un instante, por Manuel de Lorenzo.

8.Explosiones, por Guillem Martínez.

9.Poesía de arcén, por Alain-Paul Mallard.

10. Mirar eternamente, por Guillem Martínez.

11.Colorín,colorado, por Pilar Ruiz Gutiérrez.